Capítulo 1

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Nunca iban a permitir que lo olvidara. Aunque se las arreglara para escapar de este cuchitril y regresara a la Coalición y sobreviviera hasta la madura edad de cien años, todavía se burlarían de este incidente a sus espaldas, y directamente en su cara para el caso. Estaría viejo, marchito y en una mecedora y todavía se mofarían de él. Lo peor era que Moonbin sabía que se merecía cada trocito de eso y más. Después de todo, se había dejado atrapar de entre todas las cosas por un cambiaforma Rana. No solo eso, sino por uno que, de hecho, se hacía llamar El Coleccionista.

Moonbin estaba bastante seguro que esa era una gran infracción a los derechos de autor en lo que concernía al universo Marvel. Si lograba salir de su maldita jaula, planeaba llamar a la propiedad de Stan Lee para alertarlos de inmediato. No solo porque adoraba a la Marvel, los cómics eran los mejores y las películas aún más. Sino porque también le encantaría hacerle pagar al Sr. Ribbit1. Eso si es que Moonbin dejaba que el hijo de puta viviera el tiempo suficiente para pasar por una corte.

Por supuesto, Moonbin tendría que salir de su forma felina, primero. A diferencia de los demás miembros de su Coalición, él no crecía en su forma animal. Bueno, podía hacer que alguien estornudara a muerte. Y estaba aquella

Scouts mientras lo señalaban y soltaban un awwww colectivo. Pero eso era lo peor que podía infligir. A diferencia de la mayoría de los cambiaformas, él estaba mejor en su forma humana. Porque era un... quédense ahí... un jodido cambiaforma Gato.

Como en el Gato con Botas, Garfield, Grumpy Cat y Félix. En otras palabras, no servía para nada cuando se trataba de pelear, a menos que tuviera un arma o una espada en sus manos. Lo que no quería decir que estuviera completamente indefenso. Era un gran tirador, pero se debía a que entrenaba muy duro para compensar las deficiencias de su animal. Aunque no compensaba el hecho de que fuera una mascota doméstica en un mundo lleno de animales salvajes.

Pero si lograba cambiar, tal vez podría salir corriendo. Podría correr a toda prisa y sería más fácil escaparse de las manos de los guardias. Además, podría escurrirse en lugares donde sus culos gordos no pudieran entrar. Sin mencionar que tenía unos dientes y unas garras decentes. Nada comparable con los de Yunho, el líder de la Coalición. Pero él era un Leopardo y podía desgarrar la garganta de un hombre con solo deslizar las zarpas. Al menos Moonbin podía dejar unos arañazos desagradables.

Pero ninguna de sus destrezas lo había ayudado la otra noche cuando se había encontrado con El Coleccionista. Había sido su noche libre y solo salió a buscar algo de comida para llevar. Un vuelta para buscar algo de pizza. Aunque vivía en Flint, debería haber sido un simple paseo. No había esperado encontrar ningún peligro. Pero eso era exactamente lo que había pasado. Acababa de salir de su auto cuando lo golpearon. Antes de darse cuenta de lo que estaba pasando, le habían rociado algo en la cara.

Intentó defenderse, pero de inmediato empezó a sentirse grogui.

Se las arregló para soltar con torpeza unos cuantos golpes. El miedo lo atravesó cuando se dio cuenta de que estaba con la mierda hasta el cuello. Había estado solo y no tuvo como pedir ayuda. Intentó alcanzar su arma, pero sintió los dedos pesados y rígidos. Apenas sintió la culata de su pistola, antes de que su cuerpo empezara a inclinarse a la izquierda. Entonces la oscuridad lo envolvió con su manto.

Cuando despertó, estaba en su forma de Gato y en una especie de jaula de cristal. Trató de cambiar, pero le habían puesto un collar especial que se lo impedía. Eso había sido hacía una semana y había permanecido atrapado desde entonces. No sabía qué le molestaba más, que no pudiera gritarles o que no pudiera sacarles el dedo medio. Ah, no debía olvidar que tenía que usar una caja de arena. Eso era bastante humillante, también. Quería arrancarles la garganta a la Rana y a sus guardias por esa maravilla.

Serie de los CP 34 - La Novena Vida de MoonbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora