Serie de los CP 34 - La Novena Vida de Moonbin

Capítulo 3

Moonbin echaba humo mientras dejaba que el bombón menor tratara sus heridas. Por otro parte, le frunció el ceño al bombón número uno mientras pensaba en todas las cosas malas que quería decirle una vez que le quitaran el maldito collar. Y lo que Moonbin tenía que decir, era un montón.

En primer lugar, no importaba que fuera un cambiaforma Gato.

Podía patear culos con los mejores, muchas gracias. Por supuesto, no podría cambiar y arrancarle la garganta a sus enemigos, pero era uno de los mejores francotiradores de la Coalición. Algo que le había llevado horas de práctica lograr.

Segundo, no estaba sarnoso. Está bien, tal vez se viera un poco asqueroso, pero había pasado por una mierda bastante fea. Para empezar, esa estúpida Rana que lo capturó, luego, no había sido fácil desde que escapara. Por alguna absurda razón, parecía que todos los cambiaformas de la ciudad le estaban dando caza.

Todo lo cual, había forzado a Moonbin a esconderse en las sombras, basureros y rincones oscuros mientras intentaba regresar a la Coalición. Luego se había encontrado con el bar. Cuando captó el olor a Felino que emanaba del bartender que sacaba la basura, Moonbin había entrado disparado. Tenía la esperanza de que el tipo pudiera ponerse en contacto con Yunho. Moonbin había oído rumores de dos cambiaforma Felinos, dueños de un bar en la ciudad.

En su lugar, resultó que el bartender no conocía a Yunho para nada. Lo que tenía un perfecto sentido de mierda, ya que la única suerte que Moonbin había tenido últimamente había sido del tipo mierdoso. Ahí fue cuando recordó el resto de los rumores sobre cómo los dueños del bar se mostraban nerviosos cerca de otros cambiaformas y no interactuaban con ellos en lo absoluto. Así que lo más probable era que nunca hubieran escuchado de Yunho.

—Eunwoo, ¿estás seguro de que no quieres llevarlo y hacerlo castrar? —preguntó el hermano menor.

¡Ya quisieras! Moonbin tuvo que guardarse las ganas de morderle el dedo al imbécil. Solo se frenó porque Eunwoo estaba como quería, y probablemente no le iba a gustar que Moonbin mutilara a su hermano. Pero eso no detuvo a Moonbin de bufarle al baboso.

—Creo que no le gusta la idea —dijo Eunwoo—. Tal vez, deberías dejar de sugerirlo, Hwitaek.

Si Moonbin hubiera podido, le habría dado una sonrisa taimada. Pero entonces Hwitaek le tocó un costado y Moonbin soltó un gañido. Maldita sea, eso dolió. Se lo había hecho al arrastrarse por una ventana rota para escapar de esos extraños cambiaforma aves, que habían sido los peores cuando se trataba de cazarlo. Era casi como si tuvieran alguna receta especial que morían por hacer, y el ingrediente secreto fuera la cola de Moonbin.

Para asegurarse de que Hwitaek recibiera el mensaje alto y claro de que no se le recortaría ninguna parte del cuerpo, Moonbin golpeó al hombre en el muslo, con su pata. No fue exactamente el objetivo al que Moonbin apuntó, pero aun así se hizo entender. Hwitaek soltó un grito mientras se apartaba de un salto, con los ojos marrones abiertos como platos.

—¿Qué carajo? ¿Estás seguro de que esta cosa no es un

cambiaformas? —demandó Hwitaek.

—Estoy bastante seguro, pero tú eres quien debería saberlo con certeza. Fuiste tú el que casi se graduó de la universidad para ser veterinario, no yo —respondió Eunwoo sin aliento, de lo fuerte que se estaba riendo.

Hwitaek se agachó para poder mirar a Moonbin directamente a los ojos. Moonbin se esforzó para que su expresión fuera lo más humana posible. Si lograba que estos dos cambiaformas solitarios creyeran que él era realmente un cambiaforma, entonces, tal vez, pondrían ponerse en contacto con la Coalición por él. Así podrían enviar ayuda y él podría irse a casa. Aunque, sería una maldita vergüenza tener que dejar atrás a Eunwoo. Pero, entonces, no había nada que dijera que Moonbin no podía regresar para visitar al sexy barista.