Capítulo 14

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Después de que terminada la cena, Moonbin le sonrió tímidamente a Eunwoo antes de pararse y extender la mano. La sonrisa fue tan entrañable, porque en el corto tiempo que se conocían, Moonbin nunca había mostrado una vena tímida. Lo que daba la impresión de ser lindo y sexy al mismo tiempo.

Eunwoo tomó la mano de Moonbin y se dejó llevar. No se soltaron, y a Eunwoo le subió un hormigueo por el brazo, antes de viajar al resto de su cuerpo. Tal vez fuera porque sabía lo que estaban a punto de hacer. O podía ser porque se había excitado al tocar a Moonbin. Eunwoo tuvo la corazonada de que eran ambas cosas. Así como tuvo la corazonada de que la sensación nunca envejecería y desaparecería. Podría estar con Moonbin durante cien años y nunca perdería el deseo por el otro hombre.

—Buenas noches, chicos —dijo Moonbin, sin apartar la mirada de Eunwoo.

—Sólo traten de no ser muy ruidosos —dijo Donghae—. Algunos de nosotros intentaremos dormir y no quiero sentirme escandalizado.

—Como si fueras a estarlo —Minwoo resopló—. Te olvidas de las últimas vacaciones familiares que tuvimos. Estaba en la habitación al lado de la tuya en el hotel. Hyukjae y tú nos mantuvieron despiertos toda la noche con la acción que tenían. Tuve que ir a terapia después de eso porque quedé muy traumatizado.

—Mierda, olvidé todas mis mordazas de bola en casa —Moonbin le respondió.

Antes de que alguien pudiera responder a esa gema, Moonbin salió corriendo, arrastrando a Eunwoo a una de las habitaciones. Después de cerrar la puerta detrás de ellos, Eunwoo le lanzó una mirada.

—¿De verdad tienes un montón de mordazas? —Eunwoo preguntó, levemente excitado con la idea.

—Claro que no.

—Ah, bueno.

—Sólo tengo dos. Más, sería una exageración.

—Sí, supongo que sí. Luego podrías terminar en ese programa de TV. Sólo que se enfocarían en los montones de juguetes sexuales que tienes por todas partes —dijo Eunwoo, imaginándose a Moonbin gritando encima de una montaña de consoladores.

—Daría lugar a un episodio interesante. Todo el mundo hablaría de ello al día siguiente. —Moonbin se acercó hasta que estuvieron pecho con pecho.

Moonbin extendió la mano y deslizó sus dedos hacia abajo por el costado del cuerpo de Eunwoo, haciéndolo temblar en respuesta. Fue como si una descarga eléctrica lo hubiera atravesado, dejándole una sensación agradable. Moonbin era un poco más pequeño, por lo que cada vez que exhalaba su aliento rozaba el cuello de Eunwoo.

Estaban tan cerca que el olor de Moonbin casi abrumó a Eunwoo, pero de buena manera. Quiso desnudarlo y desnudarse, y entonces rodar de lado a lado de modo que ambos estuvieran cubiertos del aroma del otro. Podía ser totalmente machista de su parte, pero quería que el mundo supiera que Moonbin le pertenecía a él y solo a él. Que había sido reclamado y que todos los demás debían irse a la mierda.

—¿Puedo contarte un secreto? —Moonbin preguntó, en voz baja.

—Por supuesto.

—Me enamoré de ti ahí mismo, también. Solo que todavía estaba en mi forma de Gato cuando ocurrió. Ahí estabas tú, volviéndote loco porque creías que era algún gato callejero que se había colado, y todo lo que en lo que yo podía pensar era qué delicia, mira esa dulzura.

—¿En verdad te pasó ese pensamiento por la cabeza? —preguntó Eunwoo con una carcajada.

—Por desgracia, sí. Para ser justos, estaba medio loco de haber estado encerrado durante tanto tiempo. A veces pienso que lo sigo estando. Que perdí una parte de mí en esa maldita jaula. —Moonbin frunció ligeramente el ceño.

Serie de los CP 34 - La Novena Vida de MoonbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora