Jeon Jungkook, un establecido y reconocido cazador de monstruos es asignado a ayudar a un príncipe gitano a enfrentar y eliminar al Conde Drácula. Es un hombre maldito con un pasado que no recuerda y una misión que constituye su único propósito en l...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Truenos resonaban en el cielo, anunciando la proximidad de un aguacero. Jimin se removió antes de abrir los ojos, algo desorientado, y se llevó la mano a la cabeza ya que le dolía un poco. Se enderezó en la cama y observó la habitación en la que estaba recostado, sin sus armas a la vista. Apretó los dientes al identificar al culpable de haberlo dormido.
—Maldito—masculló antes de levantarse y salir de la habitación. Pasó por un pasillo, pero se detuvo y avanzó con determinación hasta abrir la puerta que conducía a la sala donde estaban los muebles con armas—. ¡Jeon Jungkook!.
Miró a su alrededor, pero el espacio estaba vacío, oscuro y húmedo por la lluvia. Jimin se giró, tomó un farol que había detrás para poder ver mejor en la oscuridad, a pesar de las velas encendidas, prefirió tomar precauciones. Sujetó el mango y comenzó a recorrer el pasillo repleto de armas. Percibía algo extraño en el ambiente hasta que escuchó un golpe a poca distancia. Observó el mueble a su lado antes de tomar una hacha firmemente y avanzar con cautela.
Sus ojos se movían de un lado a otro sin descanso, y al acercarse al origen del ruido, preparó su hacha antes de girarse rápidamente hacia el lugar, solo para descubrir que era una ventana abierta movida por el viento.
Suspiró antes de dejar el hacha, acercarse, colocar la linterna junto a la ventana y cerrarla asegurándola. Al alejarse de la ventana, notó sorprendido un rastro de huellas en el suelo, pero no eran cualquier huella, sino las de un hombre lobo.
Intentó mantenerse en silencio para no atraer la atención del visitante no deseado en el lugar. Sin embargo, alguien lo estaba observando. La presencia se movía rápidamente, siguiéndolo con la mirada. Jimin giró bruscamente al escuchar un ruido detrás de él, como si algo hubiera aterrizado, pero no detectó nada fuera de lo común. Retrocedió lentamente, pasó junto a un mueble, tomó un arma, la cargó y se preparó para defenderse de la feroz visita mientras retrocedía.
La criatura podía verlo perfectamente desde arriba y en la oscuridad.
Jimin continuaba retrocediendo, pero al llegar al extremo opuesto, se dio la vuelta, avanzando con cautela y sigilosamente con su arma en mano. Cada paso que daba era silencioso, pero unas gotas comenzaron a caer al suelo justo detrás de él. Con cada paso adelante, más gotas caían y manchaban el suelo a sus espaldas.
Alerta, Jimin comenzó a girar cuando las gotas caídas se acercaron. Miró detrás de sí antes de sentir cómo las gotas caían en sus hombros, desconcertándolo.
La criatura y sus ojos estaban justo sobre él. Jimin giró lentamente la cabeza hacia arriba al sentir otra presencia y al mirar sobre el pilar a su lado, vio los enormes colmillos del hombre lobo en posición de ataque antes de grbuñirle. Jimin le dispara antes de comenzar a correr hacia el otro lado del salón.
Al pasar junto a una ventana, donde se podía ver cómo la luna llena quedaba oculta tras las nubes.
No se detuvo hasta llegar al rincón opuesto del salón y se escondió detrás de otro pilar, su respiración estaba un poco agitada. Cuando no escuchó nada más por dónde vino, se giró al lado opuesto, pero se sobresaltó al ver a su hermano mayor, Chanyeol, parado detrás de él.
Sintió alivio y alegría al verlo.
—Chanyeol—sonrió.
—J-jimin...
—Por Dios, estás vivo...—se acercó y tomó su rostro entre sus manos, sintiendo sus ojos humedecerse.
Su hermano estaba agitado, con la ropa sucia, vestido como un vagabundo, descalzo y completamente sudado. Este tomó la mano de su hermano pequeño, que reposaba en su mejilla, y la apretó contra ella. Sin embargo, enseguida recordó por qué estaba allí.
—¡No, Jimin!.—lo tomó de los brazos rápidamente, tratando de hablar lo más deprisa posible—. ¡Escúchame, no tengo mucho tiempo!.
—P-pero hay un lobo...
—¡Escúchame, escúchame!—le pidió con desesperación—. Conozco el secreto de Drácula, él poseé-
No pudo continuar hablando al sentir de nuevo esa sensación en su cuerpo, y Jimin no entendía qué le pasaba. Solo veía cómo su hermano intentaba decir algo, pero parecía incapaz de respirar o hablar. Luego, Chanyeol empezó a alejarse haciendo esos sonidos extraños. Retrocedió hasta chocar contra un mueble. Giró la cabeza hacia su hermano, quien al comprender lo que le sucedía, comenzó a negar.
—No... no...—negó, sintiendo cómo las lágrimas caían y su pecho dolía sin poder creerlo.
Su hermano empezó a desgarrarse la ropa. Soltó un gruñido antes de lanzar con fuerza la mesa en la que se había sostenido, para después girarse contra la pared, sintiendo cómo sus huesos crujían. Jimin solo podía observar sin poder hacer nada para ayudarlo, en shock mientras dejaba que sus lágrimas cayeran al ver cómo su única familia se convertía en un monstruo.
Chanyeol comenzó a gruñir con fuerza mientras se retorcía antes de empezar a escalar la pared con sus filosas garras, todo ello observado por Jimin, quien era incapaz de aceptar lo que estaba presenciando. Al llegar arriba, su mirada se dirigió al ventanal a un lado, desde donde contempló cómo las nubes se abrían para dejar ver la luna en todo su esplendor, completamente llena.
Con gran esfuerzo, giró la cabeza hacia su hermano menor para mirarlo y pronunció su nombre muy débilmente antes de comenzar a transformarse, arrancando su propia piel del cuerpo y el rostro con sus garras.
—N-no…—no podía, simplemente no podía creer que aquel fuera su hermano. Negaba con la cabeza, incapaz de seguir observando al monstruo que ahora sabía que era y que le gruñía en aquel momento después de terminar la transformación.
Unos pasos resonaron.
—¡Jimin!.—Jungkook corrió rápidamente hacia donde estaba el príncipe, con el arma lista, también viendo al hombre-lobo, quien gruñía furioso al ver cómo aquel humano lo apuntaba. Entonces, tomó impulso y saltó a través de la ventana, rompiéndola. Jungkook dejó de apuntar y se acercó a Jimin, quien no se había movido de su lugar—.¿Jimin, estás bien? ¡Jimin!.
Él seguía en estado de shock, con lágrimas aún corriendo por su rostro afligido, con la mirada fija en la dirección por la que su hermano, ahora un monstruo, había escapado. Jungkook gruñó antes de correr hacia la ventana más cercana, abrirla y apuntar en todas direcciones, pero no se veía rastro del lobo.
Mientras tanto, este caía al río que fluía junto a la mansión, se liberaba de la corriente, observó la mansión y luego huyó del lugar.
Yoongi entró trotando al salón minutos después e hizo una mueca.
—¿Por qué huele a perro mojado aquí?.
—¡Es el hombre lobo!—exclamó Jeon, pasando rápidamente junto a un todavía impactado Jimin, rumbo a la salida.
—¡Ah, necesitarás balas de plata!—rebuscó en el bolsillo de su hábito y se las lanzó a Jeon al pasar junto a él.
—Bien hecho—las atrapó y salió.
Jimin se volvió al escuchar aquello.
¿Acaso estaba pensando en matar a su hermano? Debía impedirlo, era su hermano y no permitiría que nadie le hiciera daño, aún siendo un monstruo sin conciencia de sus propios actos.
