cap.LV

24 2 0
                                    

A la mañana siguiente, el sol entraba suavemente por las cortinas del hotel. Las niñas aún dormían, pero Ferran y yo estábamos ya despiertos, disfrutando de esos pocos minutos de tranquilidad antes de que comenzara el día.

Ferran, con esa sonrisa traviesa que nunca fallaba, se giró hacia mí mientras se desperezaba.

—¿Sabes, Vic? —comenzó, con un tono ligero—. He estado pensando que si  ganamos este Mundial, un tercer Torres será necesario para celebrar. ¿No crees?

Lo miré con una mezcla de diversión y exasperación, sabiendo que estaba bromeando, pero también que había un fondo de verdad en lo que decía.

—¿Otra vez con lo mismo, Ferran? —le respondí, cruzando los brazos con fingida seriedad—. No te vas a rendir, ¿verdad?

Él se rió, acercándose para darme un beso en la frente.

—Sabes que cuando quiero algo, no me rindo fácilmente , soy el tiburón Vic—dijo, con esa mirada de desafío y cariño que me conocía tan bien.

—Bueno, pues tendrás que esperar , tiburón —le dije, dándole un suave empujón en el pecho—. No me vas a convencer tan rápido.

Ferran sonrió y levantó las manos en señal de rendición, al menos por ahora. Pero mientras él volvía su atención a las niñas que empezaban a moverse en la cama, yo me quedé un momento en silencio, con sus palabras resonando en mi mente.

Aunque no lo admitiría en voz alta, la idea de otro bebé empezaba a tener sentido en mi corazón. Ver a Ferran tan emocionado por la idea y pensar en lo felices que estarían Francesca y Alda con un hermanito me hizo considerar seriamente que, quizás, no estaría tan mal esperar a ver qué pasaba en el Mundial.

Sonreí para mí misma, sabiendo que aunque no iba a decírselo a Ferran todavía, la posibilidad de un tercer Torres ya estaba empezando a tomar forma en mi mente.
Después de nuestra pequeña charla, nos levantamos para empezar el día. Mientras ayudaba a las niñas a vestirse, noté que Francesca estaba especialmente animada.

—Mamá, ¿cuándo vamos a tener un hermanito? —preguntó de repente, con una sonrisa tan brillante como la de Ferran.

—Sí, mamá, ¡ bebé! —se unió Alda, imitando a su hermana con ese entusiasmo contagioso.

Me giré hacia Ferran, lanzándole una mirada acusadora.

—¿Otra vez tú con lo mismo? —le pregunté, medio en serio, medio en broma—. Esto es obra tuya, ¿verdad?

Ferran levantó las manos en señal de inocencia, sorprendido.

—Te lo juro, Vic, esta vez no he sido yo —dijo, intentando contener una sonrisa—. Parece que Francesca ha sacado lo de ser insistente de mí.

Francesca, ajena a nuestra conversación, se acercó a Ferran y le tiró de la camiseta.

—Papá, cuéntale a mamá lo bonito que sería tener un hermanito. ¿A que sería genial? —dijo, con la misma expresión traviesa que Ferran usaba cuando quería algo.

—Ves, Vic, yo no he hecho nada. Es natural en ella —dijo Ferran, sonriendo con orgullo mientras acariciaba la cabeza de Francesca—. Parece que es más como yo de lo que pensábamos.

Francesca se giró hacia mí, con esos grandes ojos llenos de expectativa.

—Por favor, mamá, dinos que sí —insistió, mientras Alda, aunque aún no comprendía del todo, asentía emocionada.

Suspiré, dándome cuenta de que estaba siendo superada en número. Sabía que Ferran no estaba detrás de esto esta vez, pero no podía evitar sentir que todo el mundo a mi alrededor estaba confabulando para hacerme cambiar de opinión y pensar en el bebé más de lo que había previsto e incluso antes de lo que tenía previsto.

—Bueno, ya veremos… —dije, intentando mantenerme firme, aunque por dentro, la idea seguía tomando fuerza.

Francesca y Alda celebraron mi respuesta con pequeños saltos de alegría, y Ferran me guiñó un ojo.

—No hay prisa, Vic —me dijo en voz baja—. Pero parece que las niñas están muy entusiasmadas.

Le devolví la sonrisa, sabiendo que, aunque no lo admitiría en voz alta, la posibilidad de agrandar la familia se estaba convirtiendo en algo más real en mi mente.

𝑁𝑢𝑒𝑠𝑡𝑟𝑎 𝐻𝑖𝑠𝑡𝑜𝑟𝑖𝑎  ~ Ferran Torres y Victoria de AngelisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora