El poeta perdido / Capitulo 5

34 10 0
                                    


[VOCES]

-Mi amor, estamos bien, no te preocupes. Dice mi abuela.

-Mijo, quédate tranquilo. Todo va a estar bien. Añade mi abuelo.

-Pero los extraño mucho. Digo sollozando.

-Solo quiero darles un último abrazo. Añado.

Así mismo escucho pasos que se acercan con una rapidez inexplicable, pero al mismo tiempo, aquellos pasos me causan intranquilidad, desvelo, agonía y sufrimiento. Estoy en un oscuro vacío de inexistencia infinita, nadando en una piscina olímpica de sentimientos y pensamientos convertidos en desechos tóxicos. Por más que lo intente, no saldré de aquí, aquí pertenezco, cargo mucha energía negativa y por más que lo esconda, solo me miento a mí mismo, nada tiene importancia y solo existo.

[AGARRAN MI MANO]

Despierto, semiconsciente y confundido de la situación con lágrimas que corren por mi rostro, me siento más tranquilo, así mismo, mi corazón empieza a desacelerar, somos dos latidos que corren al mismo tiempo, pero ¿por qué dos latidos? Me cuestiono.

- ¿Estás bien? Con una sonrisa en la cara.

- Coraline, hola, sí, me encuentro bien. Respondo asombrado.

- ¿Seguro? Te vi en una crisis existencial. Pregunta Coraline.

- Estoy bien, a propósito ¿Qué haces aquí? Pregunto.

- Mm, vivo aquí en esta casa. Señala.

- Estaba cerrando la ventana y te vi aquí. Añade.

- Me late que me estás siguiendo. Digo.

- Eres convencido siempre o solo cuando estás conmigo. Dice sarcásticamente.

- Es personalidad, ¿te gusta? O ¿te gusto? Pregunto con una sonrisa.

[Asienta]

- La personalidad, me refiero a la personalidad, tampoco te creas. Dice nerviosa.

- Tranquila, es totalmente mutuo. Digo mientras atrevida y recíprocamente me acerco.

En ese instante sabes que tienes que hacer algo sin esperar alguna señal, estás tan seguro que el universo te lo pide y solo

Me acerco lentamente, suavemente agarro su mano, así mismo, escucho su acelerado palpitar y junto al mío tocan las más perfecta de las sinfonías jamás creadas, coloco mi mano es su cuello el cual suavemente acaricio, sintiendo cada parte de su ser angelical, mimo su mejilla, mis ojos en sus ojos mientras alrededor todo deja de importar, en ellos se observa aquella explosión de sentimientos puros y gloriosos. Estoy tan a poca distancia que su exhalar cautiva mi sentir, erizando mi piel, a un milímetro estamos, sus labios lucen jugosos y llenos de pasión y como por arte del destino, los míos ya estaban preparados para aquel perfecto desenlace. La agitación aumenta y nuestros labios no pueden esperar más, cada vez más cerca.

-Coraline, te vas a refriar. Dice.

Volvemos a tan cruda realidad al parpadear sincronizados y ver que estuvimos tan cerca y tan lejos.

-Ya voy, es mi padre. Mario, me tengo que ir. Totalmente sonrojada.

-No te preocupes. Nos vemos luego.

- ¿Mm? Susurra Coraline.

- ¿Si? O, disculpa.

[Le suelto la mano] 

El poeta perdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora