El Poeta Perdido / Capitulo 9 Temporada 2

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Me gustaría sumergir mi cabeza en una nube, respirar y dejar todo lo radioactivo en mí, simplemente un respirar profundo seguido de un exhalar que evite que mi cuerpo se derrumbe.

Pienso y sobre pienso en su abuelo, lo maté y no es para que me agradezca, pero, aunque es verdad que la dejé sin familia, su corazón palpitó de alivio absoluto. No quiero volver a nacer, las cosas solo se viven una vez en la vida. Simplemente tomar las riendas de la vida y llevarla por donde el placer se diferencie del dolor.

- ¿pensaste que te ibas a librar de mí tan fácilmente? Dice su abuelo.

- No te olvidé y ella tampoco. Puede estar tranquilo. Respondo.

- Ni yo de ella, aún recuerdo...

- Silencio, no diga más. Digo interrumpiendo su bizarra respuesta.

- Me mataste, no tienes derecho a ser feliz. Dice.

- Yo no lo quise...

[DISPARO]

En ese bucle una y otra vez.

- Disfrutas hacerlo, en el fondo sabes que estás enfermo.

- En cuestión de años, meses, días, incluso horas olvidarás todo. Dice riendo.

- Olvidaré todo, sí, pero viviré a plenitud. Respondo.

- No dejaré que eso sea así, eres crédulo, vivirás con esto toda tu vida.

- ¿Qué le dirás a tu familia? Acaso se van a quedar eternamente en la playa. Añade riendo.

- BASTA. Respondo.

Camino en medio de las calles aterradoras y frías que por dentro causan satisfacción, pues de algún modo consuela mi alma. Destinado a comprar cosas que necesitamos para el subsistir, entro a la tienda. Pasos vacíos en un cuerpo que está en automático en donde las plantas de mis pies mueren del cansancio. Observando los pasillos en los que almas vagabundas imploran un descanso, mientras la mente y un corazón consumidos por la tristeza y el dolor navegan en un vacío de inexistencia infinita y es complejo, pues entre más pasos doy, más inconsciente me vuelvo, flotando en un mar de residuos de desechos tóxicos y de la realidad me alejo.

Profundo en una mísera existencia, sin quejas, pero mi mente y su algarabía de la mano del sentir de mi oscuro corazón pidiendo a gritos un respirar grato.

Cuando una lagrima corre por mi rostro y su humedad me hace consciente de que todo lo he vivido no fue placentero y pensar en el futuro incierto causa desespero alimentando mi ansiedad y depresión. Por ello, con una puñalada en mi cuello cesaré mi cuenta esperando que se deshaga mi existencia anhelando que después de esta vida no haya otra, intentando romper el ciclo terrenal para que mi alma y mi corazón descansen para la eternidad.

Ese es mi yo, el yo que creí haberlo acabado, el que creí haberlo ocultado bien, está volviendo, se está manifestando después de muchas horas de ausencia este con gran ímpetu proclama su soberanía con su egocentrismo y narcisismo totalmente dañino y perjudicial para cada persona que esté cerca, pues eso soy, una persona radioactiva, Chernóbil siempre se ha quedado chico al ser comparado conmigo. 

El poeta perdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora