-Si viniste. Dice Mariana mientras sonríe.
-Hola, ¿alguna vez te he quedado mal? Pregunto de manera sarcástica.
-No, pero... Dice mientras ríe.
-Barro. Digo de manera seria.
-Mentiras mor, sabes que te quiero. Dice Mariana al abrazarme.
-No me hizo gracia, también te quiero, infeliz. Respondo.
- Cuéntame, ¿Qué tal tu vida? Añado.
-Súper, ¿recuerdas de quien te hablé?
[Acento]
-Pues vamos bien, hemos estado hablando bastante últimamente. Dice Mariana.
- ¿Y tú? Tienes una sonrisa extraña. Añade con una sonrisa pícara.
-De hecho, no está tan mal, conocí a alguien.
- ¡CUÉNTAME! Dice intrigada.
-Mm, su nombre es Coraline, la conocí en misa.
- ¿Y apenas es que me vas a contar? Pregunta enojada.
-Es reciente, fue hace 3 días. Digo.
-Descríbemela, tal vez la conozca. Dice Mariana.
-Es blanquita, cabello rizado y rojizo, ojos claros. Digo mientras sonrió inconscientemente.
- ¡Ayyyyyyyyy! Pero que no se te note tanto. Dice mientras ríe.
-Normal, aunque si te confieso siento que, de una u otra manera, hicimos clic y es mutuo, es decir, mírame. Digo guiñando el ojo.
-No sabes cuánto me alegro mor, deberías presentarla. Tengo que darle el visto bueno. Añade.
-Debería, sí es cierto. Respondo
-Vamos a cocinar, ven. Dice Mariana.
-Dale, pero cocinas tú. Le digo.
-No, mor a ti te quedan mejor. Dice.
-Sí ajá. Digo resignado.
-Yo soy tu ayudante. Dice Mariana.
-Tocó. Digo.
Nos dirigimos a la cocina pasando por la sala de tv y el comedor, ya en la cocina, vamos a hacer ramen, su comida favorita en todo el planeta. Ella me pasa los implementos e ingredientes para hacer la sopa. Con mucha hambre esperamos con ansias que esté lista. En lo que aprovechamos para hacernos bromas y criticar a las personas como actividad favorita, sé que es funable, pero por ello, somos mejores amigos.
- ¿Hueles eso? Dice Mariana.
- Sí, creo que ya está lista.
- Pásame los platos. Añado.
- Toma. ¡Cuidado te quemas! Dice Mariana.
- No te preocupes, soy un experto. Digo de forma egocéntrica.
METE LA MANO [VOCES INAUDIVLES]
- ¿Qué? Pregunto nervioso.
- ¿QUÉ? Pregunta Mariana confundida.
METE LA MANO [VOCES AÚN MÁS FUERTES]
De manera inexplicable mi corazón se acelera, pero al mismo tiempo siento esa tranquilidad que causa incomodidad, termino cediendo y meto la mano en el agua, esperando sentir algo, no siento nada, solo veo que sale humo y mi mano se torna roja. Mariana al darse cuenta, me saca la mano del agua.
- ¿QUÉ TE PASA? ¿ESTÁS LOCO? ¿TE DUELE? Pregunta alterada.
- Tranquila, no fue nada. Disculpa ya me tengo que ir, sabes cómo es mi mamá. Respondo.
- ¿Mor y la sopa? Quédate y luego te vas. Insiste Mariana.
- -Ya me tengo que ir, es tarde. Digo
- Bueno, MÁS PARA MÍ. Responde.
Me despido y rápidamente me voy. Caminando en la carretera, comienzo a sentir el ardor en la mano, observo mi mano y está roja por la quemadura, así mismo, me da el cada vez más frecuente dolor de cabeza, las voces que a diario escucho se hacen más entendibles y la noche oscura se torna impredecible.
- ¡DESPIERTA!
- NO SÉ QUE TAN BUENO SEA...
Las voces se escuchan más fuertes, pero del mismo modo, inaudibles. Confundido y asustado, así mismo totalmente estático y muy desorientado solo espero que todo pase, lo que no sabía era que aquel extraño episodio estaba lejos de terminar.
ESTÁS LEYENDO
El poeta perdido
Teen Fiction"El poeta perdido" presenta la historia de Mario, un joven de 19 años que aparentemente lleva una vida normal, pero siente que hay elementos que no encajan. A lo largo de la trama, conoce a Coraline, una chica marcada por cicatrices del pasado, y a...