Capitulo 3

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Valentina

Desperté con una resaca de la mierda, no recordaba lo que había pasado anoche, solo podía recordar la cara de idiota de Francisco.

Hijo de puta.

¿Por qué, mierda? ¿Por qué después de años lo vuelvo a encontrar?

Y mierda. Estaba guapísimo.

¡Valentina carajo! ¡Deja de pensar en eso!

Pero no podía pensar en eso, solo me tenía que concentrar en Marcelo, el malparido de Marcelo.

Llame a mi abogado y me dijo que todo estaba listo para el día del juicio, que seria en una semana más o menos.

Solo le quería quitar mis cosas a ese hijo de puta, eran MIS cosas, no me las podía quitar tan fácil.

Cuánto me arrepiento de haber puesto esa casa y a su nombre y aceptado compartir los bienes.

Estaba acostada mirando mi celular aver si había algún mensaje de mi abogado, pero nada.

En ese momento entro papá, me dió un susto.

—Perdon hija, no te quería asustar.—dijo con las manos adelante.

Yo suspiré de alivio y le respondí más tranquila.

—Tranquilo papá,¿Que paso?¿Por qué estás aquí tan temprano?

—Iremos a ver a un viejo amigo, será mi nuevo socio de negocios, quizás me sirva para mejorar mi situación, ya que tú no puedes ayudarme ni tu hermano tampoco.

—Lo siento papá.—le dije apenada.

—Tranquila Val,—dijo sentándose en la cama con una sonrisa de comprensión—entiendo que te sientas culpable, pero no es tu culpa, es culpa de Marcelo, es un idiota al dejar ir a tremenda mujer como tú.

Sus palabras me hicieron sentir muchísimo mejor, le di un abrazo y le agradecí.

—Arreglate, vístete bien, irás conmigo.—dijo para después separarse de mi.

—¿Por?—le pregunté confundida.

—Solo para que des tu opinión.

Solo asentí y el salió. No sabía sobre que tenía que dar opinión yo, pero en fin, quiero salir para distraerme.

La borrachera que me metí anoche no me cayó nada bien, no se cómo pude manejar hasta casa sin chocar. Es más, ni se cómo ni cuando llegue aquí, solo recuerdo que mi papá me cargó y me fui a dormir.

Me levanté y me arregle, iba a llevar mi cabello suelto, pero como casi siempre lo llevaba solo me hice una cola baja. Me puse una camisa corta negra con unos guantes negros sin dedos, y lo combine con un pantalón y una chqueta del mismo color marrón claro que combinaba muy bien.

Me puse mis botas negras y salí.

Papá ya me estaba esperando viendo su celular, estaba bastante serio, pero cundo me vio bajar, inmediatamente se formó una sonrisa de oreja a oreja en su rostro. Yo le devolví la sonrisa.

—Estas elegante y hermosa, como siempre.

—Gracias papá.—le dije sonriendo.

Mi papá había sido todo lo que tenía en la vida, mi mamá se la pasaba apostando y siempre me pedía dinero para cerrar sus deudas cuando perdía, osea, todas las veces.

Desde que me separé de Marcelo y se armó todo este problema de dinero, no me volvió a pedir más, quería pensar que lo había dejado, pero sabía que era imposible.

En Lazos ArregladosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora