Capitulo 6

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Francisco

Me desperté ese día por la mañana, no podía dejar de pensar en el malparido de Marcelo después de lo que le hizo a Valentina y su cara al estarlo amenazando.

Me levanté de la cama y me metí a bañar.

No paraba de pensar en como estaba Valen, si estaba mal o bien. Por más que me importa un bledo, de igual forma es mi prometida y si le llega a pasar algo, mi papá me mata, no me queda de otra.

Salí del baño y me cambié, me puse una camisa con botones negra y unos pantalones tambien negros.

Salí de mi cuarto y me asome al de Valentina, estaba dormida. Me quedé observándola una rato hasta que su alarma sonó y me sobresalté, cerré la puerta rápido pero sin hacer ruido y bajé. Fui a la cocina y me hice un jugo de naranja.

Estaba mirando mi celular tomando el vaso de jugo cuando la vi bajar.

Dios.

La ropa que llevaba, casi me desmayo, le quedaba demasiado bien.

Ne di cuenta de que la estaba mirando hasta que ella hablo.

—¿Que?

—Nada,¿Cómo te sientes?—dije volteando la mirada.

—Mejor, con dolor de cabeza.

—¿Y eso?—le dije confundido.

—Estuve tomando anoche y me pase un poco.

Me sorprendió que dijera eso, la había visto tomar, pero por alguna razón siempre lo hacía luego de un problema.

—¿Tienes resaca?—dije inconscientemente.

—Si, y mucha.

—Toma.— le dije sacando un frasco de analgésicos—Te harán bien, yo los tomo cuando bebo de esa forma, se te pasara en como diez minutos.

—Gracias.—dijo tomándose la pastilla con un vaso de agua.

Cuando levanto la cabeza pude ver algo en su cuello.

¿Eran marcas?

Y tenía maquillaje.

—¿Que miras?—dijo tocándose el cuello.

—Nada.

Estuvimos en silencio unas segundos hasta que ella cambió de tema.

—¿Saliste a algún lado anoche? Cuando me dormí no estabas.

No le pensaba contar lo que hice, me iba a reclamar y quizás le daba miedo.

—Me surgió un imprevisto.—menti.

—¿No tienes otra excusa?

—¿Disculpa?—dije alzando la mirada.

—Siempre que sales por ahí, y llegas tarde y no quieres que nadie sepa a dónde fuiste dices eso.

Hija de puta. Me conocía bien.

Siempre usaba esa excusa, tenía razón. Desde secundaria.

—Bueno entonces...—me quedé pensando que decir—no te importa.

—Eres mi prometido asi, así que si me importa.

Volvió a usar mis palabras en mi contra la desgraciada.

—Toushe.

Ella sonrió, era la primera vez en mucho tiempo que hablábamos sin discutir o insultarnos, y se sentía, ¿bien?

—Preguntas mucho. Ahora me toca a mi.

Ella me miró esperando a que hablara.

—¿Que escondes con maquillaje en el cuello?

En Lazos ArregladosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora