Amor y Destrucción (Beelzebub x Lectora)

Capítulo 5

¿Por qué es tan confuso? ¿Acaso tengo miedo? ¿Acaso su presencia me asusta? No, esto no es miedo... Es algo que me atrae y me provoca, algo que quiero y lo pido a gritos, aunque lo niegue...

POV (T/N)

El dios me observaba desde la distancia sus ojos fríos e impenetrables, esperando a que le contara lo que había vivido cuando era niña aunque su actitud distante me desconcertaba, había algo en la forma en que sus pupilas me atrapaban... algo que me hacía sentir vulnerable, el rencor que emanaba parecía ocultar una chispa que no lograba descifrar.

-Bien... Te lo diré pero antes -hice una pausa, mordiéndome el labio mientras lo miraba- quiero que me asegures que lo que dijiste sobre el tiempo es cierto, mencionaste que aquí el tiempo funciona de manera distinta como en el Valhalla ¿Es así?

Beelzebub soltó un suspiro.
-Humana, eres increíblemente molesta -su voz sonaba agotada, pero había una amenaza en el fondo que erizó mi piel.

-Solo quiero saber cómo está mi amigo -respondí firme, aunque mi corazón latía más rápido bajo su mirada penetrante.

Rodó los ojos con evidente molestia antes de levantarse de su asiento, caminó hacia una puerta y la abrió con brusquedad, revelando un portal que parecía latir con una energía desconocida, sin decir nada, me tomó de la muñeca con un agarre firme arrastrándome a través de él antes de que pudiera protestar sentí su fuerza pero no pude evitar que un escalofrío recorriera mi espalda.

En un abrir y cerrar de ojos estábamos de vuelta en el jardín, junto a esa fuente que me había parecido tan hermosa antes.
El aire era fresco pero la atmósfera era sofocante, como si todo a mi alrededor hubiera cambiado imperceptiblemente. Beelzebub ya no estaba a la vista.

Caminé sin rumbo por el lugar hasta que me encontré con una niña de cabello morado que me miraba con sorpresa.

-¡Señorita (T/N)! ¿Qué haces aquí? -exclamó Goll, sus ojos grandes llenos de curiosidad.

-Solo... paseaba -mentí, intentando sonar casual-. ¿Sabes dónde está Jack?

Goll frunció el ceño, confundida.

-Está en la enfermería. Aún lo están atendiendo... Pensé que estabas con él, salió corriendo de la habitación hace unos minutos -la confusión en su voz reflejaba la mía.

Me mordí el labio, tratando de mantener la compostura mientras miraba la fuente, el tiempo aquí jugaba conmigo, y mi cabeza daba vueltas tratando de entender.

-Goll, perdona que te moleste, pero... ¿cuánto tiempo ha pasado desde que Jack salió de la arena?

Ella me miró fijamente, sus ojos llenos de sorpresa.

-Apenas diez minutos.

Asentí, aliviada, sabiendo que Beelzebub no había mentido, el tiempo realmente fluía de forma diferente aquí.

-Entonces es cierto... -murmuré, más para mí que para ella.

Goll me observaba con preocupación.

-¿Estás bien, señorita? -preguntó-. ¿Por qué preguntas por el tiempo?

Intenté sonreír, aunque el calor de la incomodidad me envolvía.

-A veces, todo esto es difícil de comprender -respondí, tratando de sonar despreocupada-. Gracias, Goll. Iré a ver a Jack.

Minutos después, me encontré junto a la cama de Jack, su cuerpo estaba cubierto de vendajes, su rostro pálido y sereno dormía profundamente, ajeno a todo lo que lo rodeaba.
Una enfermera me indicó que debía irme y obedecí, aunque algo dentro de mí se resistía a dejarlo solo.