En el enigmático Valhalla, T/N, una joven que lucha por desenterrar los recuerdos de una infancia envuelta en sombras, se encuentra con Beelzebub, un ser temido por su fría indiferencia, intrigado por su búsqueda de la verdad, él se acerca, pero una...
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POV JACK
—¿Cómo puede Brunhilde manejar todo esto sola? —dije, pasándome una mano por el cabello mientras miraba las hojas frente a mí.
Hlokk soltó una risa suave, inclinándose hacia atrás en su silla, claramente exhausta.
—No es nada comparado con lo que hiciste anoche en la fiesta —respondió con una sonrisa divertida.
La miré levantando una ceja, pero sin poder evitar sonreír también. Ya me imaginaba por dónde iba la conversación.
—¿Qué se supone que hice?
—Bueno, te tambaleabas más que un barco en plena tormenta... —rió entre dientes—. ¡Deberías haberte visto! Hrist y yo apostamos cuánto tiempo tardarías en besar el suelo.
Sentí que el calor subía a mis mejillas, pero intenté mantener la compostura.
—Eso suena... embarazoso...
—Oh, no tienes idea —respondió, estirándose un poco en la silla—. Si no fuera por nosotras, habrías terminado durmiendo en el suelo de la fiesta. Fue bastante gracioso verte intentar mantener el equilibrio fingiendo que todo estaba bien.
Solté una risa ligera, aunque el recuerdo me hacía sentir un tanto incómodo. No estaba acostumbrado a perder el control de esa forma.
—Creo que ya aprendí mi lección sobre las copas en exceso —dije con una sonrisa algo resignada.
Hlokk me dio una mirada burlona mientras sus párpados comenzaban a cerrarse lentamente. El cansancio ya la estaba venciendo.
—Tienes suerte de que te cuidemos, Jack... —murmuró—. De lo contrario, quién sabe lo que te habría pasado...
—Tendré que agradecerles algún día... —dije en un susurro, pero cuando levanté la vista, ella ya estaba inclinada sobre los documentos, profundamente dormida.
Suspiré, mirando los papeles desparramados sobre la mesa. Ni siquiera entendía bien de qué trataba la mayoría de ellos, pero sabía que no podía dejarla ahí, dormida en una sala fría. Me levanté con cuidado, deslizándola suavemente en mis brazos. Su respiración era tranquila y constante mientras la sostenía, y por un momento, me sorprendió lo pequeña y frágil que parecía.
Decidí llevarla al cuarto de T/N. Imaginaba que Hrist estaría ahí con ella, y entre las dos podrían encargarse de Hlokk. Mientras caminaba por los pasillos, con Hlokk todavía dormida en mis brazos, no podía evitar pensar en lo agotador que había sido el día para ella. Me hubiera gustado poder ayudarla más con los documentos, pero lo cierto es que me había distraído demasiado intentando mantenerla despierta.
Cuando llegué al cuarto de T/N, fruncí el ceño al ver que estaba completamente vacío. Ni T/N ni Hrist estaban en su interior.
—Les dije que volvería... —murmuré para mí mismo, soltando un suspiro.
