En el enigmático Valhalla, T/N, una joven que lucha por desenterrar los recuerdos de una infancia envuelta en sombras, se encuentra con Beelzebub, un ser temido por su fría indiferencia, intrigado por su búsqueda de la verdad, él se acerca, pero una...
¿Es él? ¿Por que nos alejo de él? El no es malo... O eso creo..
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Me levanté de la cama, pero al mirar alrededor, noté que no estaba en la misma habitación con mis nuevas amigas, el aire era pesado y la luz apenas lograba colarse a través de las cortinas sentía un nudo en el estómago, una sensación extraña acompañada de nerviosismo.
Me senté lentamente en la cama, eroce de la seda bajo mis dedos me distrajo un momento, pero... Yo no traía puesto este vestido... El sonido de una puerta abriéndose suavemente llamó mi atención, levanté la vista y ahí estaba él... Beelzebub, parado en la puerta, observándome con una intensidad que me paralizó... Antes de que pudiera reaccionar, ya estaba caminando hacia mí, con esa calma peligrosa.
—Esto es lo que realmente deseas, ¿verdad? —Su voz era suave, casi como una caricia.
Intenté hablar, decir algo, pero las palabras se atoraron en mi garganta.
—Mírate... —susurró mientras su mano recorría mi brazo, su tacto era frío, pero el rastro que dejaba en mi piel ardía—. Tu cuerpo te delata, T/N... Estás temblando, pero no de miedo, ¿verdad?
Sentí mi respiración acelerarse cuando su mano se deslizó hacia mi cuello, acariciando la piel con una suavidad engañosa sus dedos jugueteaban con el borde de mi vestido y un escalofrío recorrió mi espalda al sentir su cercanía.
—¿Te gusta esto? —murmuró contra mi oído, su aliento caliente—. No mientas, sé lo que sientes cuando estoy cerca... Lo veo en tus ojos... Lo escucho en cada suspiro que tratas de contener.
Mis labios se entreabrieron, intentando formular una respuesta, pero él no me dio tiempo... Sus labios encontraron los míos en un beso necesitado, lleno de una urgencia que hizo que mi cuerpo respondiera antes de que mi mente pudiera procesarlo. ¿En verdad quería esto? Dejé escapar un gemido suave cuando él se inclinó más sobre mí, empujándome hacia la cama mientras sus manos me exploraban con más urgencia.
—Dime, T/N... —susurró contra mis labios antes de bajar a besar mi cuello, sus dientes raspando ligeramente mi piel—. ¿Cuántas veces has soñado con esto? ¿Cuánto has deseado que sea yo el que te haga sentir así?
Sus palabras eran un veneno dulce que me intoxicaba cada toque, cada beso, hacía que me desmoronara un poco más sus manos viajaron por mi cuerpo, deteniéndose en mis pechos, sus dedos comenzaron a masajearlos con firmeza, arrancando jadeos que traté de ahogar sin éxito.
—Lo sabía... —susurró mientras sus labios descendían por mi clavícula—. Tu cuerpo no puede mentir, T/N... Me desea tanto como yo lo deseo.
Mis manos buscaron su cabello, aferrándose a él mientras sus labios continuaban su descenso por mi piel sentía cómo sus manos comenzaban a deslizarse por debajo de mi vestido y aunque una parte de mí gritaba que debía detenerlo, la otra parte anhelaba más.
