Mob Psycho 100 Collection

21: the tarantula situation

Autor: ThomasTheMemeEngine

Pareja: Teruki x Mob

Palabras: 7302

Advertencias: Ninguna

Original: https://archiveofourown.org/works/19856542

Resumen
Cuando Teru se encontró cara a cara con una araña domesticada de quince centímetros que poseía suficiente pelo en sus gruesas y abominables patas como para poner celosa a cualquiera de sus pelucas, supo que debería haberlo visto venir.

Las señales habían estado ahí todo el tiempo.

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Teru cometió un error fatal y bebió un trago de té cuando Serizawa -tal y como haría un abuelo cariñoso- recitó alegremente la anécdota más sana relacionada con Mob y una simpática bandada de pájaros y llegó a la conclusión de que el alto y torpe hombre de pelo negro era nada menos que una princesa Disney parecida a Jesús.

Por supuesto, Teru se rió tan fuerte que el líquido le salió por la nariz de una forma horriblemente dolorosa y le dejó tosiendo para salvar su vida.

Aunque eso era bastante exacto.

El propio Mob nunca le dio mucha importancia. Todos los seres vivos merecían respeto y ofrecerse a ayudar, socorrer o entablar amistad con cualquier persona necesitada era algo natural para él. Un impulso primario. Ya fuera un espíritu o una persona, cuando se le necesitaba siempre se esforzaba por ser lo mejor posible. Antes porque se lo decía su maestro, pero ahora porque comprendía de verdad que la gente necesitaba bondad para florecer y, de hecho, ser noble sin esfuerzo requería agallas.

Es algo de lo que Teru se burlaba cuando era niño. Algo que Teru envidiaba cuando era un poco mayor. Algo que Teru llegó a amar de adulto.

Y oh, cómo los animales amaban a Mob.

Era casi insufrible.

La mayoría de las veces se encontraba rodeado de innumerables animales callejeros que suplicaban ser acariciados. Los pájaros se posaban en su hombro y las mariposas en su nariz. Teru recordaba vívidamente estar sentado junto a un estanque koi cuando eran más jóvenes y ver con asombro cómo cientos de carpas brillantes se reunían en un lugar concreto donde Mob había metido la mano en el agua para frotarse contra sus dedos y, cuando la sacaba, se revolvían. Todas desaparecieron, sin más.

Por supuesto que ansiaban su atención. Era su aura. Azul pálido. Suave como las olas del mar lamiéndote los pies. La de Teru no era dorada como su pelo, sino más bien de un amarillo ardiente. Fuerte y abrumadora como el sol a finales de julio y el zumbido de los abejorros en los oídos. La mayoría de las mascotas se mostraban cautelosas con él. No podía culparles. El de Ritsu era morado y similar al de Mob. Por lo que Teru sabía, los animales nocturnos disfrutaban mucho con su presencia (especialmente el hámster de Shou). Mientras tanto, Shou luchaba con un aura similar a la de Teru que era simplemente inquietante para la mayoría de las criaturas pequeñas (como su hámster, por desgracia).

El color de Serizawa era difícil de distinguir. Fuera lo que fuese, parecía atraer a los hombres rubios con trajes grises.

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Dos cuerpos, enredados en su sofá.

En su apartamento.

Sonaba bien, ¿no?

Teru leyó algo semiinteresante en su teléfono mientras dejaba que sus dedos recorrieran su espeso cabello negro. Acostarse encima de Teru nunca fue del todo cómodo, ya que ahora Mob era algo más alto que él, por lo que sus pies sobresalían incómodamente de debajo de la manta, pero no podía importarle menos mientras roncaba plácidamente en el pecho de su novio. Ser feliz era fácil. Estuvieron así un rato hasta que el rubio se puso un poco inquieto y empezó a removerse para poder despertar suavemente al otro hombre. Mob gimió, giró un poco la cabeza. Sus ojos permanecieron obstinadamente cerrados.