La noche había descendido sobre el castillo, envolviendo la majestuosa sala de baile en un aura de sofisticación y misterio. Los candelabros de cristal colgaban del techo abovedado, proyectando una luz cálida y dorada que reflejaba en los espejos antiguos y en los intrincados adornos dorados. El ambiente era tan denso que parecía vibrar con las expectativas de todos los presentes.
Isolda, vestida con un vestido de seda azul profundo que resaltaba la intensidad de sus ojos, permanecía de pie en un rincón de la sala, observando la magnificencia del evento. Su corazón latía con fuerza bajo el corsé ajustado, una mezcla de anticipación y ansiedad la invadía. Este baile de compromiso no era solo un evento social, sino un paso crucial para consolidar la alianza entre su familia y el reino vecino. Aunque había sido entrenada para estos momentos desde que era una niña, la realidad del compromiso que enfrentaba ahora pesaba sobre ella como nunca antes.
La música comenzó a resonar en la sala, suave y envolvente, mientras el murmullo de los invitados se intensificaba. Isolda se ajustó el corsé, tratando de aflojar la tensión en sus hombros. Su madre siempre había insistido en la importancia de estos eventos, cómo cada movimiento debía ser medido, cada sonrisa calculada. Esta noche, sin embargo, su madre no estaba para guiarla. Ahora, Isolda debía cargar con el peso de las expectativas sola, no solo de su familia, sino del reino entero.
Con la mirada fija en la pista de baile, Isolda observó al príncipe León moverse entre los invitados. Su porte era impecable, su presencia inquebrantable, pero había algo en su comportamiento que la desconcertaba. La distancia que mantenía con ella, aunque imperceptible para los demás, era evidente para Isolda. A pesar de estar rodeada de nobles y dignatarios, ella se sentía más sola que nunca.
La música cambió a un vals, una melodía suave y melancólica que parecía resonar en el interior de Isolda. Las parejas comenzaron a deslizarse por la pista, y fue entonces cuando sintió una mano firme en su codo. Giró la cabeza para encontrarse con los ojos del príncipe León, su expresión serena pero distante. Su corazón dio un vuelco.
"Lady Isolda, ¿me honraría con esta danza?" preguntó León con un tono cortés pero frío. Su voz, aunque perfectamente modulada, carecía de cualquier rastro de emoción. Isolda asintió con una ligera inclinación, tomando su mano con dedos temblorosos.
Mientras caminaban hacia la pista de baile, Isolda sintió las miradas de los invitados sobre ellos, cada paso una representación de la alianza que debían forjar. El contacto del brazo de León en su cintura era firme, pero la conexión emocional parecía ausente, un vacío que Isolda no podía ignorar.
Comenzaron a girar al ritmo de la música, sus cuerpos en perfecta sincronía, pero sus almas distantes. Isolda trató de mantener la compostura, pero la falta de reciprocidad por parte de León la lastimaba. Aunque su técnica de baile era impecable, sentía que León estaba ausente, su mirada vagando por la sala en lugar de encontrarse con la suya.
"¿Qué piensas de la velada, mi señor?" preguntó Isolda, su voz suave y cargada de una esperanza silenciosa. Quería romper el hielo, sentir algún indicio de que él también compartía sus inquietudes.
León la miró brevemente antes de responder, su tono monótono y carente de calidez. "Es un evento crucial. Estamos aquí para asegurar el futuro de nuestros reinos. Nada más importa esta noche."
La respuesta fría de León la dejó helada. Sentía como si estuviera hablando con un extraño en lugar de con el hombre con quien estaba destinada a pasar el resto de su vida. Tratando de ocultar su desilusión, Isolda asintió ligeramente, obligándose a seguir el ritmo de la música.
"Sí, claro," murmuró, su voz temblando ligeramente. "El éxito de esta noche es... esencial."
A medida que continuaban girando en la pista de baile, Isolda observó a las parejas a su alrededor. Sus risas y miradas llenas de complicidad acentuaban aún más la soledad que sentía. Se preguntaba si alguna vez podría llegar a compartir algo similar con León, o si su vida se reduciría a un matrimonio de conveniencia, carente de cualquier conexión real.
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Destinos entrelazados
RomanceEn un reino donde las tradiciones y el deber son ley, Isolda y León se encuentran atrapados en un destino que no eligieron. Isolda, criada bajo la estricta mirada de su madre para ser la reina perfecta, enfrenta la soledad y la frialdad de un nuevo...