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Era algo tarde, ya había salido de la escuela hace unas dos horas, ahora me encontraba con Chifuyu quien me había citado en un lugar, supuse que era para hablar nuevamente sobre lo de Keisuke.
Estaba debajo de un árbol mientras mi espalda chocaba con este mismo, en mis manos tenía un cigarrillo pero está vez era un cigarrillo normal sin ninguna sustancia.
Chifuyu no se veía nada bien, sabía lo cuánto que apreciaba a Keisuke.
-Baji... ¿No estuvo contigo? ¿Te dijo algo?- me estaba dando la espalda así que solo escuché su voz.
-Si- respondí mientras llevaba el cigarrillo a mis labios, Chifuyu regreso a mirarme para que me dijera más -No me dijo nada en especial, realmente casi ni habló conmigo, solamente menciono que sabía que tú y yo hablamos sobre él, y que todo iba a salir bien así que no tienes porque preocuparme- solté el humo de mi boca.
La cara de Chifuyu era de decepción.
-Pero Baji debió decirte algo más, porque ustedes dos están saliendo ¿No es así?- preguntó y yo casi me atraganto con el cigarrillo.
-De que hablas Chifuyu, Keisuke y yo no somos nada- respondí mirándolo con disgusto -Habla con él en la escuela o ve a su casa-
-No me va a escuchar-
-Pues mi problema no es, yo no sé que clase de problemas tienen ustedes- mencioné apagando el cigarrillo -Nos vemos-
Comencé a alejarme de él, hacía algo de frío, que raro pensé, no quería tomarle tanta importancia a lo de ellos, después de todo yo no estaba involucrada en esas cosas.
Lo raro de todo esto era que no tenía ni la mínima idea de que sucedía, si bien entendía eso de las pandillas porque de ahí sacaba las drogas, pero no me involucraba en el asunto.
Tampoco quería ver a Chifuyu de esa manera, pero yo no era de esas personas que se preocupan por todos y siempre ayuda, a mí no me interesaba las demás personas, solamente mi padre, el mundo podría estarse cayendo a pedazos y yo seguiría igual.
Solamente conozco a Chifuyu hace unos meses, nos llevamos bien, pero no siento que yo sería de ayuda en algo, no me gustaba estarme metiendo en sus vidas haciéndome la que me interesa porque eso sería muy hipócrita de mi parte.
Tiré el cigarrillo a un basurero, mis manos se metieron en los bolsillos de mi abrigo.
De camino a casa pensaba en mi misma, pero luego venían los recuerdos de lo que había sucedido con Keisuke, se que nos acostamos, a lo mejor habia una atracción entre nosotros pero yo no quería que la haya, en cierto parte no me gustaba tener amoríos, era una perdida de tiempo para mi.
Y si solamente era una relación de que en vez en cuando nos besemos o nos acostemos no tenía sentido, digo, decir eso sonaba mal en mi y yo quizás no aceptaría pero con él era diferente.
Pensé en lo absurda y vulnerable que me volví con él ese día, no si quiera se que estaba pensando.
[...]
Éramos algo cercanos Keisuke y yo, de hecho, en este momento él estaba en mi casa, era de noche, él simplemente estaba sentado en la cama, seguía teniendo esa actitud extraña, al menos para mí ya no tenía importancia ese tipo de cosas.
Yo estaba sentada en el suelo mientras mi espalda estaba recostada en la pared, en mis manos tenía aquella funda con polvo blanco, no lo había consumido, simplemente lo miraba atenta, me estaba tentando mucho pero creo que no era el mejor momento.
-¿Que... Que se siente drogarse?- él hablo y yo me mostré confundida por su pregunta.
-Creo que cada cuerpo reacciona diferente, en mi caso solo me relajo y quizás alucinó algunas cosas- hablé haciendo una mueca -Quizas estoy loca- dije mientras dejaba aquella bolsita de cocaína en una esquina de mi cajón.
-Quiero probarlo- hablo muy seguro y yo lo mire.
-Claro que no- me negué.
-La primera vez me ofreciste ¿Por qué ahora no? Quiero saber que se siente olvidarse de todo, así como tú- tenía su rostro muy serio, pero algo me molestó.
-No te voy a dar nada...- mire al suelo unos instantes -La primera vez fue un error y claro que me arrepiento- pase saliva -Tu tienes una mamá que se preocupa por ti- dije en un tono bajo acordándome de mi situación.
-Y tú tienes un papá ¿Que caso tiene?- habló y eso hizo que lo mire enojada.
-Lo sé, pero por lo menos tú...- lo señale e hice una pausa -¡Tú no tienes que vivir con las burlas de las demás personas!- hablé alterada.
-¿¡Burlas!? ¡Tu papá te está apoyando y tú sigues consumiendo!-
-¡Ni si quiera me conoces así que no vuelvas a hablar de mi!- me levanté decidida a irme aunque estaba en mi propia casa.
-¡Pues lo único que veo es alguien que ni si quiera hace nada por dejar las putas drogas!- me grito en la cara, algo dentro de mi sentí que me dolía.
-¡YO PERDI A MI MADRE CUANDO TENIA 4 AÑOS!- grité al punto de que mis lágrimas querían salir -¡A ti no te hacen burlas diciendo que tú madre es una maldita borracha y una cualquiera!- lo mire a la cara.
-______...- escuché su voz pero mi di la vuelta rápidamente tomando un suéter y mis llaves.
Ni si quiera me detuve, salí de la habitación y luego de la casa dando un portazo muy fuerte, sentía que mi cara ardía del enojo, no tardo mucho tiempo hasta que las lágrimas cayeron a mares por mis mejillas, por más que quería evitar llorar fue imposible, aún más con las cosas que me dijo, eso me lastimo demasiado, nunca pensé que alguien podría hacerme sentir de esta manera, no así.
Me puse el suéter mientras seguía caminando, la noche estaba muy fría, ni si quiera había sacado mi celular o dinero, no tenía a donde ir.
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Espero les guste
Nos vemos en un próximo capítulo
Disculpen las faltas ortográficas