Cap 7

40 3 0
                                    

Me desperte a la hora del almuerzo esta vez mi cuerpo amaneció muy cansado.
Cuando retire las sábanas para levantarme vi sangre en ellas, me extraño, vi mis rodillas estas estaban raspadas, me asuste observe mis manos estas estaban lastimadas.

Realmente no fue un sueño.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo.
Que querrá de mi ese ser.
Analize la situación.
Este ente se manifiesta como un hombre bellísimo.
Esa cara con esa belleza tan aterradora, su boca, de ella sobresalian unos pequeños colmillos.

Recorde su cuerpo, esas líneas negras que recorrían su pecho.
Como se contraia su abdomen cuando respiraba.
Esa línea que marcaba el inicio de su vientre.
Sus caderas... Uff que calor esta haciendo.

Debería levantarme y darme un baño, si eso creo que ayudaría  a despejar mi mente.

Estaba terminando de tender la cama, había cambiado las sábanas, tenía que lavar las que tenían sangre, pero primero voy a ducharme.

Asegure la puerta, aliste el agua en la tina.
Me despoje de mi ropa, cuando ya estaba dentro de la tina.
Enjabone mi cabello y lo lave despacio para evitar que se enrredara, tener el cabello rizado era una guerra constante.
Pase mis manos por mis senos lavando esa sensible zona, mis pezones se pusieron duros con ese roze.
Baje mis manos para lavar mi zona más sensible, cuando adentre mis dedos para lavar en medio de mi labios vaginales, una descarga de placer recorrió mi cuerpo.
Que sensación más esquisita, el placer cego mi autocontrol y me toque más y más.
Empezó a darme calor, cada vez que pasaba mis dedos por mi clitoris sentía que este se ponía más sensible.
De la nada sentí una mano en mi boca.

Me alarme, y sujete esta con mis manos tratando de quitarla.

-Ssshhhhh pequeño ángel, por que no terminas lo que acabas de empezar, tu exitación me llamo, e venido ayudarte.

Creo que haber conocido como se ve este ser, hizo que mi miedo por el disminuyera.
Sentí unos tibios labios rozar mi oreja.

-El pecado te esta llamando Angel, dejalo llegar a ti.

Nose qué paso por mi cabeza, pero mi mano volvió a la tarea que estaba haciendo antes de que este ser llegara.
Libero mi boca y su mano sujeto mi cabello en una carisia agresiva qué hizo arder mi cuero cabelludo, pero eso me calentó más.
Mis dedos jugaron con ese botoncito de placer, los dedos de mis pies se contraian con cada espasmo que daba mi cuerpo, nose qué paso pero llegué a un punto donde mi cuerpo paso su fuerza para mi vientre, este empezó a contraerse y liberar mi cuerpo en un abismo de placer.

-uhhhhhh, ammmmmmm.

Sentí dos manos bajar por mis senos y pellizcar mis pezones.
Cuando volví del orgasmo y vi lo que había echo de inmediato me aterre que había echo.
Esas manos qué sujetaban mis pezones habían desaparecido dejándome con la sensación de querer ser más tocada.

Finalmente, cuando salí de mi cuarto, hize mis tareas diarias, estaba tendiendo mis sábanas.

Cuando madre me llamo.

-Angel !!!

- Si madre, acá estoy

Ella llego donde yo estaba.
Me miro con tristeza.

-Estas bien corazón??
Hoy te levantaste muy tarde, estas enferma, algo te duele??

-No madre, anoche no pude dormir bien, creo que el susto de haberme quedaba fuera de casa cuando estaba sola me dejo ansiosa y temerosa.

Ella me sonrió.
-Bueno corazón, si algún momento necesitas algo de mi no olvides contarme esta bien??

-Claro madre, gracias

Ella regreso a sus tareas diarias y yo continúe con mi rutina.

Al anochecer fui al templo a rezar por mi, para que Dios me diera fortaleza para no volver a ser tentada.

Cuando había terminado de rezar el rosario.
Mi vela de nuevo se apago.
No otra vez.

Escuche un silbido, uno que cantaba una canción melodiosa.

-Angel, como te sientes después de haber pecado??

Como siempre su voz provenía de todos lados no supe de donde me observaba.

-Ya le pedí perdón a Dios, no volveré hacerlo, asi que alejate de mi.

Una risa envolvió mi ser.

-Estas segura - sentí unos dedos tocar mi cabello y tirar de ellos.

-Auch - sobe mi zona afectada - no me toques.

-Pronto desearas ser tocada por mi vas a ver pequeño ángel.



DeimonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora