El amor.
Una mezcla de sentimientos y emociones.
La droga más adigtiva.
El elemento más poderoso.
Y el arma más destructiva.
El humano ha encontrado muchas formas de describirla y aun así para el propio ser sigue siendo un enigma, tan misterios...
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Se sobaba la cien con frustración. - ¿Qué haces a fuera de la cama?, te dijeron que reposaras. - Regaño el moreno con una vena saltada viendo al muchacho que a penas había cumplido una semana en reposo y ya estaba como si nada andando por cualquier lugar. No podía irse a trabajar porque sino lo encontraba haciendo algo que ponía en riesgo su salud o eso decía.
- Ya estoy bien. - Hablaba sin prestarle mucha atención a su guardia parado en medio de la sala mirándolo con preocupación mientras él guardaba sus cosas en la mochila con tranquilidad. Que difícil era hacer algo con solo una mano disponible. Ya estaba cansado de que Error quería tenerlo en una cama recostado todo el día haciendo absolutamente nada. Lo trataba como si fuera de cristal, casi lo quería encerrar en su cuarto como un preciado objeto en una vitrina.
- No te voy a llevar a ningún lado. - En un arrebato le dijo tratando de desanimarlo negándose a ayudarle en su plan de salir. Las tareas y trabajos que le dejaban de la prepa las podía hacer en casa como lo llevaba haciendo, insistir con ir posiblemente tenia algo que ver con ese muchacho que tanto odiaba y le hacia hervir la sangre. Descuidarlo un segundo significaba una chance para ese bandalo.
- No necesito que lo hagas. - Sonaba mucho mejor la idea de irse sin la compañía de su guardia. Lo que en verdad tenia inquieto al joven albino era la presencia que lo oprimía con su carácter posesivo. Salir huyendo de su casa le urgía, necesitaba respirara aire fresco porque sentía que moriría o tan siquiera que la luz del sol lo tocara un poco de lo blanco que estaba parecía enfermo.
- Hasta crees que te voy a dejar poner un pie afuera. - Error no comprendía sus motivos, lo acechaba como un oso inmenso encorvando su cuerpo intimidando, pero sus intentos quedaban en eso, solo intentos que no llegaban a nada puesto que el mas pequeño miedo no le guardaba. - ¡Hey! , te estoy hablando. - Grito luego de ser esquivado sin ninguna complicación.
- Nos vemos. - Ya estaba agarrando el pomo de la puerta cuando una mano se estampa contra la madera y la cierra de vuelta. Giro sobre sus talones para encararlo.
- A donde..Crees qué vas?. - Arrastró las palabras que salían con una pesada entonación de su boca. El rey demonio se levanto de las profundidades para detener a la doncella que intentaba huir de su prision. - ¡¿No te has visto?! - Su paciencia llego a su fin, grito tomándolo del brazo sano viendo el otro vendado. Si en dado caso que se repitiera el incidente o que intentara asaltarlo un mal nacido, no había forma de defenderse. Como se le ocurría.
- Quiero salir... No soporto estar aquí.. - No lo miraba, sus delicados cabellos blancos caían sobre su cara obstruyendo así el ver el gran dolor que le causaba este enclaustrante encierro.
