El amor.
Una mezcla de sentimientos y emociones.
La droga más adigtiva.
El elemento más poderoso.
Y el arma más destructiva.
El humano ha encontrado muchas formas de describirla y aun así para el propio ser sigue siendo un enigma, tan misterios...
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Hay gente egoísta o gente asustada que miente para proteger a quienes quieren.
Resultaba innegable decir que a Geno le había pegado demasiado su pelea con Fresh. No se hablaban y el rizado parecía no afectarle en lo más mínimo mientras que el albino parecía estar en un sueño profundo. Perder su amistad con la única persona capaz de alcanzar a comprenderlo fue devastador. Aquel lazo irrompible cortado con el filo de una daga. No alcanzaban las palabras a describir el dolor que producía la puñalada qué recibió en el corazón. Ya no lloraba, las lágrimas se le agotaron y lo que quedaron fueron residuos del tornado destructivo que paso. Reaper estaba con él, no lo dejo de acompañar en todo el día, lo llevaba a sus clases y luego salía corriendo a la suya. Le pidió que durmiera un poco en el receso, casi le rogó luego de verlo cabeceando. Ahora tenía a la bella durmiente recostada en la mesa, cansada después de una larga noche en vela.
El rumor de su noviazgo bailaba en una cuerda. A algunos les quedo claro con la pelea de Red y Reaper que Geno no tenía pareja y otros dudaban de esa realidad. Nadie daba por seguro el hecho y ambos no dieron una declaración formal. El único que sabia hasta el momento es Fresh. Y no era porque Renrik no quisiera hacerlo, se moría por gritarlo a los cuatro vientos, si fuera por el se la pasarían tomados de las manos o abrazados o besuqueandose en algún rincón. El problema radicaba en la princesa dormida que tenia al lado. No tenía experiencia alguna en relaciones, trataba de tomarle la mano pero todo el tiempo las tenía en los bolsillos y si no era eso sostenía algo en la mano que se lo impedía, los besos los esquivaba y los abrazos ni los aceptaba. Aquí empezaban las dificultades de su amor. Todo se debía a que no trabajo en la confianza de Geno y omitió la parte de darse más a conocer el mismo. Era algo que buscaba arreglar con el tiempo, sabía muy bien que la culpa la tenía él por no decir que se trataba de un error y perder esta gran oportunidad.
La gran oportunidad de mirarlo de cerca sumergido en el profundo hechizo de Morfeo. La belleza de sus cabellos regados en la mesa. Como su pequeño cuerpo subía y bajaba con cada respiración. Y sus manitas adorables acomodadas abajo de su mejilla cumpliendo la función de almohada.
Estaba perdidamente enamorado. Por más que intentará no podía dejar de verlo. Geno era como un imán y la atracción que tenía con sus ojos casi hacia que se le salieran por verlo de la manera prohibida que lo hacía. El deseo desbordaba, había caído tan fuertemente en su hechizo que no se comparaba a sus anteriores experiencias, lo que tuvo con Tori se quedaba chiquito en comparación. Admitía que ya era un intenso en el tema del amor, sin embargo su intensidad esta vez superaba su razonamiento, perdía la cabeza en momentos difíciles y decisivos, se dejaba influenciar por su corazón para llegar a sus labios, lo aplastaba con su sofocante atención y lo miraba como un depredador a punto de comerse a su presa.