Capitulo 4.

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Maldición De La Rosa Espinosa.

A penas siendo las 4 de la madrugada entro como perro por su casa al cuarto de su adorado hijo

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A penas siendo las 4 de la madrugada entro como perro por su casa al cuarto de su adorado hijo. Camino directamente hacia la cama y con un tirón levanto al albino de la camiseta que usaba para dormir. Sus ojos achinados se veían por completo cerrados debido solo al efecto que tenía estar recién levantado.

- Levántate, revisión de celda. - Demandó con su típica voz dura. No existía día que no usara ese tono.

- Voy. - Contesto tranquilo e indiferente. Sabía adaptarse a su entorno. Desde los 8 Error lo trataba igual.

- Abajo esta tu desayuno, y es mejor que dejes ese plato vacío si sabes lo que te combine enano. - Amenazó mirando la espalda del muchacho. Cuidaba sus movimientos.

Frotando sus ojos bajo rumbo al comedor, donde alcanzo a ver había puesto un gran plato de cereal en la mesa. Error no sabía cocinar pero no se rendía. Usando su "creatividad" hacia lo que podía. Cosas usuales y comunes que no necesitaban mucha ciencia, como cereal, embarrar de mermelada un pan tostado, sándwiches, ensalada de frutas con yogurt y ya, si usaba la estufa cualquier cosa que intentará cocinar quedaba quemada o cruda. Para acabarla tampoco tenía sazón si no contamos el sabor a carbón. Igualmente decía, comida es comida y te la comes. No justifica mal servirle en un gran plato sopero con tanta cantidad de hojuelas de maíz y leche que se derramaba sobre la mesa. Hasta lo más fácil se le complicaba al moreno. No tomaba en cuenta la enorme diferencia de tamaños entre el más joven y él. Tal vez el moreno rendía un día entero comiendo eso pero a el ni le cabía la mitad.

Volteo los ojos. Que necio. Geno, a diferencia si sabía cocinar, se tomaba la molestia de hacerle un lonche a su padre y a veces le llevaba comida a su trabajo. Muchas de esas veces terminaba siendo regañado y escoltado por Error de regreso a la casa, claro.

No le importaba cocinar algo hoy, así como tampoco le interesaba escuchar los reclamos de Error una vez más. Que más daba si de todas formas le reclamaba por todo. Puso manos a la obra sacando cada ingrediente del refrigerador y colocó recipientes de especies a un lado. Prendió la estufa y en un sartén con aceite empezó a hacer su magia. Se movía como un experto, todo gracias a la televisión. Geno, tenía lo que llaman memoria fotográfica, cualquier cosa que veía se quedaba guardada en su mente plasmada como una foto recién hecha. Sus recuerdos parecía que los acabara de vivir. Recordaba cada insignificante detalle. Nada se le olvidaba. Es la percepción de cada uno considerarlo una bendición o una maldición.

- Eres la viva imagen de tu padre.. - Hablo el moreno que recién bajaba. Ya había escuchado a Geno. Le molestaba que desobedeciera una sola orden porque significaba perder el control. Geno, no debía cocinar, según su criterio, era muy chico como para hacerse responsable de alimentarlos a los dos todo porque no sabía freír ni un huevo. Sentía lo que es ser un inútil.

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