CUATRO

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—Oye yo...—. Cían seguía de cerca a Luke

—Porfavor no hables...—. A diferencia de lo que Luke creía que sentiría si Nora lo engañaba, esto no se parecía ni un poco.
Todo aquel dolor que se supone que debía sentir había sido rápidamente reemplazado por enojo y confusion.
Tres años, tres malditos años que habian sido más que buenos ahora ya no valian nada.

—Supongo que era algo predecible—. Cain lo miro confundido, creyendo que el chico ya había perdido la cordura.
—Ella es tan bonita, tan perfecta y yo soy...simplemente soy...—.

—Hermoso y con un trasero perfecto—. Termino Cain, ganándose la atención de Luke.
—Si te soy sincero mi hermana nunca me hablo de ti pero mi madre si. Ella estaba muy contenta por el trato que tenias hacia mi hermana y lo exelente chico que eras. Ella deseaba que se casaran en un futuro y si madre piensa de esa manera es porque posiblemente el error no lo cometiste tu—. Cain observaba las estrellas mientras la brisa movía sus mechones azules.
—Aveces por más que demos y demos, si no es la persona indicada, las cosas simplemente no tiene el mismo valor—.Luke trago en seco tras aquellas palabras, quería llorar y estaba más que seguro que llegaría a su casa y lo haría toda la noche.

—Imagino que nunca te has enamorado—. Susurro arrebatando el cigarro que Cían tenía en su boca para llevarlo a la suya descaradamente.
Aunque para su desgracia el nunca había fumado, nisiquiera sabía hacerlo así que se atragantó con el humo.

—Ese es un mal hábito niño—. Cían intento quitarle el cigarro pero Luke fue más astuto y lo apartó antes de que esté pudiera tomarlo.

—¿Quieres ir por unas cervezas?—. Luke estaba jodidamete perdido en ese momento, el nisiquiera tomaba alcohol, pero eso Cían no tenía como saberlo.

Ya era la segunda vez que encontraba a su hermana teniendo sexo. La primera fue con su novio, un tipo despampanantemente pelirrojo y lampiño. La segunda fue con quien engañaba a su novio un gorilla lleno de pelo y con cabello café.
Cian conocia a su herman y lo hacia mejor que nadie. Por mas que le costara admitirlo sabia que era la tipica zorra de secundaria, con la que posiblemente se habia acostado todo el equipo de futbol, sin embargo cuando su madre le dijo que tenia novio una especie de luz de esperanza se encendio en el, quizás un chico porfin la haria cambiar pero hoy y de la peor manera comprobo que no era asi.
Luke se veía destrosado y no era para menos, pese a que nunca se había enamorado incluso a él aquella traición hacia el chico no le había parecido nada buena.

—Bien, pero vamos a mí casa—.

...

Un sotano había sido adaptado para ser habitado y de la mejor manera. El espacio era grande y sumamente espacioso.
Había una pared hecha de madera que dividía el área de la cama con lo que parecía ser un estudio. La decoración era muy simple. Paredes blancas, posters de bandas y plantas ocupando gran parte de la habitación, muñecos de colección y algún que otro adorno, todo en tonalidades oscuras pero a la vez elegante.
—Ten—. Cían se sentó junto a Luke extendiéndole una botella de cerveza y dejando las otras cuatro frente a ellos.
Luke tenía cero tolerancia al alcohol, por lo que el trago a fondo que le dio a la primer botella no le hizo nada bien.

—Oye oye oye. Vas muy rápido a este punto te emborracharas—.

—¿No es ese el punto de esto?—. Cían entrecerro los ojos dudando de que el chico haya bebido alcohol antes.

—¿Mañana tienes clases no?—.

—No iré. Posiblemente me vaya a vivir al campo luego de esto, así que serás mi última comunicación humana. Luego solo hablaré con vacas y ovejas—. Cían no pudo evitar reír por aquel estúpido comentario.
Luke estaba ebrio, el rojes en su rostro y la manera incoherente con la que balbuceaba se lo decía.

—Sabes que nadie recordará esto en un par de días ¿verdad?—. Luke negó.
—¿Entonces porque...?—.

—Es difícil ser invisible ¿Sabes?—. Destapó otra botella antes de darle un trago largo.
—Antes de conocer a Nora, era una zanahoria gorda y pecosa. La única amiga que tenía era una ansiana de la cafetería y a las únicas fiestas a las que asistía eran en las que me usaban de carne para cortar y golpear. Amo a Nora pero sin duda temo que ahora que ya no me ama todo aquello vuelva a ser igual—. Una notoria tristeza emanaba de sus palabras.
—Ella cambió mi vida, me cambió a mi—.

—Pues yo no te veo para nada gordo—. Cían intento bromear pero sin dudas aquella confesión le había afectado un poco, solo lo suficiente como para sentir lástima por el.
—Además el que salgas o no con mi herman no te hace ser mejor o peor persona—.

—Lo se, Lo se—. Dio otro trago largo.
—¿Acaso la tendrá más grande? Porque de ser ese el caso...—. Luke se puso de pie tambaleándose como una ola en el mar mientras torpemente se quitaba la sudadera.

Cían no planeaba interferir, no cuando creyo que bajo la sudadera había algo más de ropa. Sin embargo no había nada, ni debajo de esa, ni debajo de su pantalón rojo a cuadros.

—¡Mierda tu...!—. Completamente desnudo Luke observaba las pecas que decoraban sus delgadas manos, mientras que Cían cubría sus ojos para evitar mirarlo.
—Ya vístete ¿Porque te sacaste la ropa?—.

Pero entonces Cían sintió como un peso tolerable se apoyo sobre sus muslos. Al abrir su ojos completamente estupefacto con la situación, la fina y antinatural espalda de Luke obstruia su vista.
Iba a protestar, juraba que iba a protestar pero tontamente el olor a vainilla que llego a su nariz lo émbobo y con la yema de su dedo índice deslizó este desde el comienzo del cuello del chico hasta el final de su cintura poco a poco viendo como el chico arqueaba su cintura como si fuera un gato estirándose.
La piel del menor era suave y estaba llena de pecas unos tonos más oscuras que su color de piel, tenía tantas que quería tocarlas una por una.

Besarlas una por una.

—¿Encerio ese idiota es más atractivo que yo?—. Dijo cabiz bajo.
Las manos de Cían acariciaban peligrosamente la cintura de Luke, contando cada una de aquellas marcas. Fue entonces cuando el olor a vainilla lo obligó a acercarse a acortar esa distancia que estúpidamente lo estaba matando, que estaba haciendo doler su entrepierna bajo el jodidamente perfecto trasero de Luke.

—Eres perfecto Luke. Cada una de tus pecas me esta volviendo loco ahora mismo—. Susurro rozando el oido del chico con sus labios húmedos, mientras sus manos presionaban sus muslos.

Inconcientemente el menor comenzó a moverse lentamente sobre el regazo del mayor, apoyando su espalda sobre el pecho de este y dejando caer su cabeza en su hombro.
Cían ya no podía más, sus estúpidos movimientos habían acabado con la poca cordura que le quedaba, la voz que le gritaba que no lo hiciera, que era el ex novio de su hermana y un maldito niño se había callado por completo y en su lugar había una nueva voz que susurraba...

—Tócame Cían, porfavor—. Suplico el menor en un último jadeo.

La Puerta A Tu Corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora