NUEVE

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A la mañana siguiente el sol no había salido en cuanto Cían tocó la puerta. Todos estaban durmiendo sin embargo la noche anterior ya se habían encargado de despedirse del chico por lo que silenciosamente salio de la casa con la mochila colgando de su hombro.
Una mochila que porcierto iba casi vacía, no más que dos calzoncillos, un par de medias extras, dos remeras mangas cortas, dos pantalones, su pijama y una sudadera que el mismo llevaba puesta.

—Buenos días—. Cían esperaba al menor con una ligera sonrisa en su rostro.
Luke quedo bastante impresionado al verlo pues se notaba más que nunca las posibles horas que le había puesto a arreglarse.
Su cabello estaba muy bien estilizado, al igual que sus accesorios convinaban a la perfección con su atuendo.
—Convinas a la perfección con el amanecer—. susurro acariciando un mechón de cabello del menor mientras este lo observaba con un destello diferente en sus ojos.

—¿Cómo puede ser eso posible?— Tartamudeo con una sonrisa nerviosa.

—No lo sé. Contigo todo lo imposible se vuelve posible—. Acortando toda la distancia que podía existir entre ellos Cían unio delicadamente sus labios con los del menor estos estaban frío pero con un fuerte sabor a cereza. Desayuno perfecto en una mañana fría como hoy. Para su sorpresa el menor nisiquiera intento apartarse, es más continuo con el beso de una manera lenta y suave, que logró derretir cada hueso del mayor.

¿Cómo es que habían llegado a esto?

Nisiquiera el lo sabía. Las últimas semanas habían sido esporádicas y naturales. Seguido se reunían a jugar Mario kart, ver películas o simplemente a hablar. Luke le había mostrado facetas de él que nisiquiera Nora conocía y Cían...el se había desnudado por completo frente al menor. Todo se sentía tan natural que nisiquiera las etiquetas importabas.

Pese a que Cían deseaba más de Luke, más de lo que había sentido la primer noche que pasaron juntos, era algo que había decidido guardar para si mismo. El plan de paso a paso, lento y seguro había vuelto a su cerebro.
Luke no era gay, nunca había experimentado una atracción hacia un hombre y si el tenía la oportunidad de ser el primero no planeaba arruinarlo con su calentura.
Cuando la situación se lo permitía aprovechaba para darle algún que otro beso, en total habían sido 4 y en ninguno de los momentos Luke se había negado o había demostrado oposición. Sin embargo este no se molestaba en hablar del tema después, nisiquiera habían hablado de lo que había pasado aquella noche. Todo era muy confuso, tanto para Cían como para Luke, pero ambos esperaban que este viaje pudiera poner todo en su lugar.

...

—¿Ese eres tu?— A medio camino y con la radio a todo volumen la canción más reciente de The Monster resonó.

Las mejillas de Cían se pusieron claramente coloradas, la pena lo había invadido. Si bien amaba su música y estaba muy orgulloso de ella, en su mente era la primera vez que compartia su arte con Luke, pero para su sorpresa...

—Oh padre, porfavor perdona todos mis pecado. El agua es demasiado profunda, el fondo es donde vivo—. Luke se sabía a la perfección la letra de la canción y la cantaba incluso mejor que el.
—Padre porfavor hay sangre sobre todas estas sábanas, el diablo está en el espejo y me mira fijamente—. Cían río al ver el gesto que le hizo Luke tras aquellas estrofas.
—Siempre pensé que sería fácil, sacarte de mí mente—. Sus ojos verdes ahora miraban con intensidad los ojos azules de Cían, quien intentaba mirar al frente sin quitar la mirada del menor.
—Creo que encontré una nueva adicción—. Cían trago en seco con su boca entre abierta, totalmente embobado con lo que sus ojos presenciaban.
—Y se siente tan bien...—. Y entonces el estribillo comenzó y al unison las voces de los chicos se unieron en una sola.

—Corre cariño, corre, corre por tu vida. Voy a arrancarte el corazón, siempre será mío. Corre cariño corre, corre por tu vida...–.
Y así el viaje se hizo más ligero, el ambiente y todo en ellos cambio, incluso sus sentimientos. Esos jodidos sentimientos que encajaban tan a la perfeccion con la canción que sin conocerlo aún parecía aver sido escrita específicamente para este momento, para ellos.

—¿Cómo la conocías? Creí que no conocías a la banda—.

—No lo hacia, pero me dio curiosidad así que decidí escuchar un par de canciones. Admito que me gustaron mucho—. Si bien los halagos hacia su banda era algo que escuchaba con frecuencia, jamás le habían importado tanto como el que Luke le había dado, se sentía orgulloso por aver compuesto y cantado Rurunrun.
—Pero no soy tu fan—. Cían río euforicamente, pero Luke se mantuvo serio. El hablaba encerio.

—¿Que tipo de música te gusta? Porque no te veo como una persona que acostumbra a oír rock indie—.

—¿Puedo?—. Señaló la radio listo para conectar su móvil y demostrarle a Cían lo que era la verdadera música.

—Adelante—. Cían sonrió expectante.

Una voz angelical femenina resonó en el auto. Luke se encargó de subir el volumen al máximo y fue entonces cuando el ritmo de la canción resono y consigo Luke comenzó a bailar alegremente mientras cantaba Fantasy de Mariah Carey.

—¿Encerio?—. Dijo Cían divertido.

—Pues claro, debes rendirte ante la reina del pop—. Cían decidió improvisar y seguir el ritmo de la canción con su cabeza.
No solía escuchar pop de ese estilo, pero admitía que la canción era particularmente alegre y pegadiza. Pegaba perfecto con el chico.

...

Después de dos horas de música y risas finalmente habían llegado a su destino. Un gran edificio demasiado lujoso y alto para el agrado de Luke.
—Será rápido. Te llevaré a la sala de ensayo—. Luke asintió siguiendo a Cían muy de cerca.
Todo aquel con quien se topaban saludaba enérgicamente al hombre, como si lo conocieran de toda la vida.

—¿Trabajas aquí?—. Luke observaba los discos que colgaban en la pared, los cuales en su mayoría tenían el nombre de la banda del chico

—¿Lo hicieron muy obvio?—. Sonrió ligeramente.

—Un poquito—. Cuando finalmente llegaron a una habitación en la que se detuvieron, más que una sala de ensayo parecía un estudio privado.
La habitación era negra y estaba insonorizada con paneles en cada una de sus paredes. La puerta tenía contraseña y una computadora con equipo de audio de última generación ocupaba casi una pared por completo, al mismo tiempo habían muchos instrumentos diferentes, en su mayoría guitarras y de todos los colores.

—Espérame aquí. Volveré lo más rápido que pueda. Sírvete lo que quieras—. Dijo casi saliendo a las corridas del lugar.

Luke recorrió la habitación con la mirada, no era muy grande de hecho con todo lo que tenía dentro quedaba muy poco espacio para moverse. Fue cuando vio un pequeño portaretratos dorado en donde una foto de la familia de Cían se lucía que comprendió que este era su estudio, su zona de trabajo.
Decidio no tocar nada, sin embargo el viaje había sido algo pesado y agotador así que se sentó en el sillón azul oscuro mientras marcaba a su madre para avisarle que ya había llegado, sin embargo esta no contesto. Los fines de semana solían aprovechar para dormir hasta tarde después de una semana extensa de guardias nocturnas ya que tanto su madre como su padre eran médicos, mientras que su hermano mayor era veterinario. De alguna u otra manera todos se dedicaban a la medicina y casi como si el universo lo llevara a tomar esa decisión el debía hacer lo mismo.
Los ojos comenzaron a pesarle, mientras que la manta de peluche con la que se había tapado invadía su nariz con un tenue olor familiar, el olor de Cían.
El viaje había sido muy agradable, Cían era muy agradable.

La Puerta A Tu Corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora