DIECISIETE

0 0 0
                                    

—Que raro vos en casa—. Al llegar Gabriel se encontraba con su ropa de andar, recostado en el sillón. Algo extraño teniendo en cuenta que era marte y a esta hora solía estar trabajando o más estresado de lo normal.

—A petición de mamá me tome el día libre—. Dijo el mayor mientras miraba a Luke de reojo.
—Ellos también están aquí—. Apunto a la cocina mientras el chico imaginaba las mil cosas que estaban por venir.
—Deberías ir te estaban esperando—.

Dejando su mochila y abrigo sobre el sillón Luke se adentro en un pasillo que parecía no tener fin, un pasillo que en su mente llegaba directo al infierno.  Pero en vez de eso, una voz familiar acompañada de risas resonó del otro lado de la puerta obligando al pelirrojo a asomarse, pero nisiquiera sus ojos podían creer lo que estaba viendo.

—Llegaste—. Jenna la madre de Luke acomodo sus lentes mientras limpiaba las cáscaras de naranja que había dejado sobre la mesa.

Por más que parpadeaba la imagen de Cían sentado frente a sus padres hablando como si fueran amigos de toda la vida no desaparecía.

—¿Se te metió algo en el ojo?—. Cían dijo en tono burlón comprobandole a Luke que efectivamente era el, para luego negar a su pregunta.

—No, solo me sorprendió un poco verte aqui—. Cían apoyo su rostro entre sus manos mientras miraba al menor embobado.

—Cuando llegamos estaba con tu hermano así que lo invitamos a cenar—. Esta vez fue su padre quien hablo, pero Luke no pudo evitar mirar de reojo a su hermano, quien inmediatamente le guiño un ojo con un rostro bastante culposo. Era evidente que tenia algo planeado, de lo contrario no había razón para que lo haya invitado. No después de la paliza que le dio el día anterior.

—¿Y de que hablaban?—. Luke se sentó junto al mayor, quien no podia quitar la vista de él.

—Le estaba contando a Cían que solía estar en una banda—. Luke se sintió repentinamente avergonzado al recordar la gastadicima anécdota de su padre, por lo que le dedico sus mejores ojos de bambi al mayor pero este le resto importancia.

—¿Les molesta si me lo robo? Hay algo que quiero enseñarle—. Ambos negaron, momento exacto en el que Luke arrastró al mayor escaleras arriba.

—¿Que haces aquí?—. Dijo el pelirrojo una vez la puerta de la habitación se cerró tras ellos.

—Vine a hablar con tu hermano—. Recorrió  la habitación con su mirada deteniéndose en el gato que dormía sobre la cama —Tu debes de ser Luffy—. Susurro sentándose sobre esta para acariciar al gato, el cual no tardo mucho en comenzar a ronronear bajo su cálido tacto.

—¿Sobre?—.

—Sobre ti—. Luke trago en seco
—Si te soy sincero es la primera vez que quiero algo serio con alguien—. Dijo sin despegar su atención del animal.
—Por lo que no quería dejar las cosas así, no quería llevarme mal con tu hermano mientras intento tener una vida contigo  así que vine a verlo y explicarle como sucedieron las cosas por mi cuenta—.

Luke trago en seco imaginando la manera poco convencional en la que se habían conocido. Negó ante la idea de que el mayor le haya contado todo con lujos de detalle. Asumió que había medido sus palabras y que Gabriel y el habían logrado hacer las pases, después de todo su hermano se veía notoriamente tranquilo.

—¿Y como te fue?—. Luke se sentó junto a él, finalmente obteniendo su atención.

Cían suspiro mientras una risa ronca se le escapo. Era lógico que le daba gracia aquella conversación.

—Me dio esto—. Saco algo pequeño de su bolsillo antes de ponerlo frente a la cara de Luke, a quien se le bajo la precion al verlo.

—Hijo de puta...—. Cían exponía un condon justo frente a los ojos verdes de Luke quien tenia la cara completamente roja.

—Me dijo que los use para no lastimarte—. Luke trago en seco, sin embargo la vergüenza se le pasó rápido cuando a su vez recordó que ya era la segunda persona que afirmaba que era el quien recibía en la relación.

—¿Porque todo el mundo concidera que soy yo a quien se la ponen?—. Protesto haciendo un puchero extremadamente adorable ante los ojos del mayor.

—¿Acaso alguien más te lo dijo?—. Cían guardo el condon nuevamente en su bolsillo mirando con intriga al menor.

—Dave y Susi lo saben. El muy idiota me pregunto si dolía mucho—. Cían estalló de risa, una risa que sonó como una melodiosa melodía para Luke.

El mayor no podía dejar de reír euforicamente, mientras que Luke lo miraba con cara de pocos amigos, pero a su vez la risa del mayor no tardó mucho en contagiarlo logrando que el también tuviera un ataque de risa al notar lo ridículamente estúpida que era la situación.

—Puedes usarlo tu si quieres—. De la nada la mirada de Cían se torno seria, Luke tardó en reaccionar pero cuando lo hizo en sus labios se dibujo un 0 perfecto.
—Mientras sea contigo no me importa quien lo use. Puedes usarlo conmigo o yo puedo usarlo contigo de todos modos te tendré por completo para mi—. De una manera descarada y absurdamente sexy el mayor mordió sus labios acercándose peligrosamente al menor. Con deseo y lujuria en su mirada, pero antes de que pudiera salirse de control Luke estampó su mano en la bella cara de Cían.

—¡Estás loco!. No podemos haces esas cosas aquí, nisiquiera deberíamos de estar hablando de esto—. Intentaba sonar serio. Lo juraba, pero fue inevitable estremecerse cuando noto la lengua caliente y húmeda del amyor deslizándose lentamente por su palma.
—¡Cían!—. La intento apartar, pero el mayor fue más rápido y tomó su muñeca, esta vez metiendo dos de sus dedos en su boca.

Al menor se le puso la piel de gallina y su corazón se aceleró. Reacciones más que justificadas ante la sensación de su lengua moviéndose entre sus dedos. Enrollandose entre ellos.
La respiración de Luke se agitó mientras sus ojos miraban congelados a Cían, sin poder apartarse. Cayendo lentamente en su trampa.

—¿Acaso estoy haciendo algo malo?—. Musito con un hilo de saliva que se deslizaba por sus rojos labios y se unía a sus dedos.
Flaqueo. Luke admitia que no tendría que haber flaqueado pero lo hizo y es que joder, ¿Quien en su sano juicio podría no hacerlo teniendo a tremendo dios griego frente a el?. Cían lo noto y vaya que se divirtió con ello.

—Lo necesitaras, Zorrito—. Extendió coquetamente el condon al menor, quien sumido en una calentura más fuerte que su capacidad de razonar acabo tomándolo.

—Eres un jodido hijo de puta—. Musito avalansandose sobre Cían.

La Puerta A Tu Corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora