UNO

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Emigrar de un pais a otro no era facil en ningun sentido, sobre todo cuando se trataba de un pais tercermundista como Argentina a un pais de primer nivel como Estados Unidos.
No era un secreto que a Luke Kelsey le costó un poco mas de la cuenta adaptarse al estilo de vida que sus padres escogieron para el. No obstante todo cambio cuando conoció a Nora, una rubia despampanante de ojos celestes quien si somos sincero era todo lo opuesto a el. Capitana del equipo de porristas y amiga de todos. La chica más popular de la escuela hacia que el hecho de que se fijará en se sintiera como una broma. Sin embargo durante el primer verano en su nueva ciudad las cosas simplemente pasaron y tres años después no podia arrepentirse en absoluto de corresponder a sus sentimientos y de aceptar su nueva vida en la tierra de las oportunidades.

Su primera novia, su primera amiga, su primer amor. Nora había sido todo eso para él y debido a ello fácilmente podría pedirle matrimonio al finalizar el año, situación que cotidianamente imaginaba en su ilustre imaginación.

Hoy era su último día libre, mañana volverían a clases. Se trataba del ultimo año como estudiantes de preparatoria antes de comenzar la universidad. Una vida nueva esperaba por ellos y el inocente Luke esperaba poder pasar ese tiempo con ella, aunque a la vez era un tema para nada fácil de tratar y del cual aún no habían logrado hablar sin discutir, lo que era sumamente raro teniendo en cuenta el tiempo que llevaban saliendo y la seriedad con la que se habían tomado la relación.

—Más rápido, Luke—. Gimió la mujer.

Pero cuando estaban a punto de llegar al clímax de la situación la puerta de la habitación se abrió de golpe, dando un fuerte estruendo contra la pared color violeta de la habitación.

—¡Hermana ya llegue!—. Un grito que poco a poco fue bajando intensidad llego a los oídos de la pareja.

Al mismo tiempo Luke presenció horrorizado la imagen de un sujeto totalmente anonadado observandolos con sus ojos abiertos de par en par.
El pelirrojo reacciono con la velocidad de un rayo intentando ponerse de pie mientras se cubria con una manta, sin embargo ante su estupidez y falta de cordinacion se enredó en esta y cayo de espaldas al frío suelo de madera. Un estruendo que posiblemente los demás integrantes de la casa oyeron ya que si hablamos de tamaño, Luke no era para nada un adolecente flacucho y pequeño.

—Mierda...—. Susurro entrando en estado de shock mientras fijaba su vista en el techo.

Su corazón latía con tanta fuerza que su cabeza no dejaba de girar mientras que los gritos de Nora pidiéndole a aquel extraño que saliera de la habitación eran lo único que llegaba a sus oídos y posiblemnte a los de todo el vecindario.
Sin embargo los pasos no parecían alejarse más bien parecían acercar.

Mientras que su vista permecia clavada en el techo, aquel techo decorado con pequeñas estrellas fluorescentes y un velador japonés, su campo visual no tardó en ser invadida por un extraño.
Un perfecto extraño de piel pálida, cabellos lacios y levemente largo amarrado en un medio rodete y unos ojos azules profundos pero a la vez tan claros como el mar lo observaba desde arriba.
A sus ojos era un idiota que lo miraba con una media sonrisa evidentemente divertido con la situación.

—Eso debió doler—. extendió la mano, la cuál Luke se nego rotundamente a tomar.

—¡Cain maldición sal de aquí!—. Nora estaba en pleno colapso nervioso mientras se cubría con la manta.

Luke sabía que podría haber reaccionado de otra manera sin embargo estaba en estado de shock. Vamos que jamás creyo que alguien los descubriría de esa manera, de una manera tran primitiva o aun peor que alguien vería su trasero.

¡Su maldito trasero!.

Tipicamente cualquier persona coherente golpearia la puerta de la habitación de un adolescente de 18 años antes de entrar, era lo lógico ¿No?.
Una ola calienta recorrió su cuerpo hasta instalarse en su rostro, posiblemente coloreando este de un color rojo intenso, como era usual en alguien colorado como el.
Fue entonces cuando cayo en cuenta que ese idiota había llamado "hermana" a Nora. Ese idiota era su cuñado, un cuñado del cual nunca había sabido nada, del cual no tenía idea...pero aquí estaba, viéndole con una maldita sonrisa burlona mientras examinaba no solo su rostro si no también todas aquellas partes desnudas de su cuerpo que la manta no llegaba a cubrir.

De pronto una burbuja pareció cubrirlos a ambos, una burbuja que excluía por completo a Nora. Dentro de ella no se escuchaban sus gritos solo los latidos del corazón del menor que estaba a punto de salirse de su pecho mientras que la vista de Cain se detuvo directo en su entrepierna, la cual aún seguía bastante complicada debido a la situación.
Una risa sonora, grabe y formada sólo por dos palabras, salió de sus labios carmesí, un Ha que solo Luke pudo escuchar.

—¿Te ayudo?—. Señaló la entrepierna con un movimiento de cabeza.

Luke nego avergonzado.
En medio de un choque de adrenalina se puse de pie, tomo su ropa la cual se había asegurado de doblar y colocar sobre la mesa de luz unos minutos antes para luego salir a paso apresurado de aquel lugar, tropezando más de una vez en el camino.

Comúnmente no haría eso, no escaparía de la situación. Es más, si hubiera estado en sus cabales se hubiera presentado, hubiera pedido disculpas al sujeto por lo que fue obligado a presenciar y sobre todo abría intentado calmar a Nora. Sin embargo la situación era diferente, la sonrisa de ese tipo y sus ojos examinando su cuerpo lo habían hecho sentir tan mareado, tan desconcentrado que en aquella habitación y en presencia de ese gato de ojos claros, había olvidado como respirar.

...

Luke caminaba por la fría acera del vecindario cubierto por aquella fina manta blanca mientras el sol comenzaba ponerse tras el, coloreando el ambiente de un color naranja leve.
De su lado derecho solo habia extensas e interminables ectareas de bosques repletas de pinos. Mientras que de su lado izquierdo casas grandes y con patios pulcramente limpios amenazaban con avisarle a sus dueños el espectáculo que se estaban perdiendo. Sin embargo el adolescente iba tan perdido en su mundo que nisiquiera noto que un par de vecinos ya lo estaban mirado como si el fuera un completo loco.

—¡Ey niño! ¿Que haces cubierto con una manta?—. Conduciendo su convertible color amarillo, Gabriel su hermano mayor lo observaba con curiosidad y diversión en su mirada.
—¿Acaso Nora ya te corrió?—. Luke Bufo antes de subirse de un salto a la parte trasera del auto.

—Llévame a casa y te cuento—. Asintió entre risas, expectante por la más curiosa y descuidada historia que tenia para escuchar.

La Puerta A Tu Corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora