TRECE

1 1 0
                                    


La sala de espera del hospital estaba en absoluto silencio ese día. Los sollozos de Cecilia, la madre de Nora se escapaban de entre los brazos de Josep, su esposo mientras que Cían permencia unos metros más allá, alejado de todos mientras caminaba de un lado al otro ansioso, nervioso y con miedo mirando a cada segundo si la luz de la sala de cirugía finalmente se ponía en verde.

Luke sentía que estaba de sobra allí. Su relación con Nora ya no existía, se había ido a la mierda y consigo toda responsabilidad que tuviera con ella, pero eso seguro sus padres no lo sabían, pues en el momento en el que estos vieron a Luke llegar junto con Cían corrieron a sus brazos, inconsolablemente le agradecieron por estar allí para su hija.
El sitio como un nudo en la garganta lo hizo prisionero de aquellas palabras, posiblemente Nora nisiquiera quisiera que este allí y evidentemente se sentía destrozado por esta situación y es que pese a todo lo que pasó y al desprecio que mostró la mujer hacia el lo último que deseaba que sucediera sería algo así. Muy en el fondo, muy pero muy en el fondo el quería más que nada en el mundo que la mujer fuera feliz. Sin embargo había otra razón por la cual permencia ahí, otro gran motivo por el cual no se podía ir y ese era Cían. El mayor había pedido con suma necesidad que Luke permaneciera junto a él, haciéndose compañía esto pese a que nisiquiera había volteado a verlo.

—Voy por algo de beber ¿Quieren que les traía algo?—. La pareja negó ante la petición del menor, con los ojos rojos e inchados.

Con las manos en su abrigo tejido, el menor salió del hospital. Su idea no era ir por algo de beber, si no alejarse de aquella situación que lo estaba ahogando, que lo mareaba con cada segundo que pasaba. Luke deseaba salir corriendo y alejarse sin embargo mientras miraba los autos pasar frente al edificio unos brazos fuertes y firmes rodearon su cuerpo por detrás atrayendolo y pegandolo por completo a un cuerpo ajeno.

—¿Quieres que te lleve a casa?—. Susurro Cían como un ronroneo cansado.
—Se que solo estas aquí por mi, pero no quiero que te sientas incómodo mientras finjes frente a mis padres—. Acariciaba suavemente la barriga del menor con su pulgar.

—No quiero dejarte solo...—. Luke volteo para quedar frente a frente. Los ojos de Cían estaban rojos, sin embargo no lo había visto llorar en ningún momento, fue entonces cuando noto lo forzosamente encerrada que tenía aquella tristeza y desesperación.
—No cuando no estas bien—. Luke poso su mano sobre la mejilla del mayor, acariciándole con delicadeza como si fuera un cristal tan delgado que pudiera romperse. El mayor correspondió a su tacto, cayendo por completo en el, alivianandolo a su vez.

—Yo también necesito alejarme, aunque sea vamos a dar una vuelta ¿si?—. Aquellos ojos azules llenos de vida ahora no expresaban más que vasio y tristeza.

—Esta bien—.

...

Cían decidió no alejarse demasiado del hospital por si había noticias de su hermana, Así que caminaron unos metros adentro hasta llegar a un parque no muy grande que costeaba el hospital. Cían fumaba en total silencio mientras Luke caminaba a su lado con las manos en los bolsillos, respetando aquel silencio hasta que llegaron a un lugar que les pareció el indicado para descansar un poco alejándose de toda la situación.

—Dicen que iba con ese idiota...—.Cían pisoteo el cigarro bajo sus pies, Luke lo miro con curiosidad.

—¿Reid?—. El mayor asintio centradondo su mirada en el.
—No me sorprendería. No trato mucho con el, no es el tipo de persona que me agrade pero siempre fue muy descuidado. No se pierde una fiesta y no sabe medir el achol. De hecho escuche que su antigua novia lo dejó por abusivo—. Un nudo en el pecho se le formó con la simple imagen de que ese idiota haya golpeado a Nora y al parecer no fue al único.

Si bien los ojos del mayor aún estaban sobre Luke prestado atención a cada palabra que decía, estos eran diferentes. Su mirada era diferente.
Sus ojos estaban entrecerrados y una pequeña arruga se había formado en su frente, notoriamente estaba enojado, tan enojado que podría asesinar a Reid.

—Si termina siendo verdad que el idiota fue el culpable te juro que yo...—. Luke noto como las manos de Cían temblaban. Como su cuerpo se tensaba.

—Nora estará bien—. Afirmó antes de esconderlo entre sus brazos, notando como el cuerpo del chico finalmente pareció relajarse y sus manos ya no temblaban ahora rodeaban su cintura con delicadeza por debajo del cardigan, uniendo su rostro en su cuello, oliendo aquel olor a vainilla que últimamente le servía como anestesia a todos sus problemas.

—Te amo tanto Luke...—. Susurro entre su cuello y su oido.

El menor lo apartó un poco, viendo como sus ojos aun rojos estaban cristalizados y con lágrimas deslizándose por su mejilla. La imagen de Cían llorando partió en millones de pedazos el alma de Luke.

—Yo también te amo—. Susurro apoyando su frente con la del mayor, comenzando un juego de miradas intensas y sinceras que acabo Cían uniendo desvergonzadamente sus labios con los del menor, saboreando cada centímetro de ellos.
Pero entonces una silueta oscureció el día.

—¡Que mierda!—. Gabriel miraba con total desaprobación y sorpresa a la pareja, más bien a como su mejor amigo besaba descaradamente a su hermano menor.
—¡Tu maldijo hijo de...!—. Antes de que pudiera acabar la frase se arrojo sobre el impactando su puño sin reselo sobre su rostro.

La Puerta A Tu Corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora