𝒅𝒊𝒆𝒛

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La habitación, fría y oscura, apenas era iluminada por la tenue luz de la luna. Amalia y Historia se sentaban frente a frente, el silencio entre ellas era tan denso como la penumbra que las envolvía. Historia, con el ceño fruncido y la voz temblorosa, fue la primera en romper el silencio.

-Amalia... ¿Por qué te capturaron? —preguntó, sin apartar la mirada de ella.

Amalia sintió un nudo en la garganta, nunca pensó haber estado relacionada de esa manera con Historia.

La puerta se abrió de golpe, interrumpiendo sus pensamientos. Rod Reiss, imponente y solemne, entró en la habitación. Su mirada se posó en ambas jóvenes, y en sus ojos se reflejaba una mezcla de dolor y decisión.

-Amalia, Historia... - dijo con voz cargada de emoción-Mis queridas hijas.

El corazón de Amalia se llenó de confusión y tristeza. Durante toda su vida, había sentido el peso de ser abandonada, y ahora, en medio de esa revelación, también sentía una débil chispa de esperanza. Por primera vez, sabía quién era realmente, pero las respuestas traían consigo un dolor profundo.

-Perdónenme por todo lo que ha ocurrido, fue lo único que pude hacer para mantenerlas a salvo - dijo, alejándose del abrazo con un pesar visible en su mirada.

-Papá… - susurró Historia, su voz temblando con un sinfín de emociones.

-Siempre pensé en ustedes, siempre soñé con este momento, con poder abrazarlas así - respondió Rod, su voz quebrándose mientras una lágrima se deslizaba por el rostro de Amalia. Sus palabras llevaban consigo un peso de dolor y añoranza- Porque ustedes son de la familia real.

-¿Nosotras…? - preguntó Historia, con la misma melancolía que Amalia, ambas tratando de asimilar la verdad que acababan de escuchar.

-Así es, queridas. Los Reiss somos la auténtica familia real. Ustedes son las únicas que tienen el poder de salvar a la humanidad - dijo Rod, su voz llena de una gravedad solemne. Luego, se puso de pie y extendió una mano hacia sus "hijas"- Vayamos al lugar donde todo comenzó.

─── ⋆⋅☆⋅⋆ ──

- Basta.. - murmuró el hombre de la policía militar interior ya adolorido de los golpes del hombre más fuerte de la legión, quien no paraba de darle paliza tras paliza.

- ¿Donde están Eren, Christa y Amalia? - se arrodilló Levi para llegar a la altura del sujeto, ya un poco inquieto de que siga sin responder a su pregunta, y demasiado intranquilo por el hecho de que no tenía a su compañera cerca de su campo visual.

- Qué valiente, en ese control solo había novatos que aun no saben nada, ¿te crees héroe por apalizarlos? - respondió el sujeto.

- Vaya, pobres miserables- dijo el azabache para patear su rostro y meter la suela de su zapato dentro de la boca del sujeto, rompiendole dos dientes. Tu boca también me parece miserable, deberías usarla cuando todavía puedas hablar, ¿Donde esta Amalia? - finalmente quito su pie de su boca después de tantos gritos ahogados del hombre, quien soltó un par de quejidos.

- Es inútil, ¡lo único que pueden hacer es huir dentro de las murallas cubiertos de sangre! Si no se entregan.. ¡Ejecutaran a todos los miembros de la legión cautivos! Empezaron por el responsable Erwin Smith!

Levi no lo dejo seguir hablando ya que lo tomo del brazo y se lo coloco detrás de su espalda, dandolo vuelta y quebrandole un hueso en el trayecto, provocando que el hombre suelte un grito desgarrador de dolor.

- Callate, eso fue por no responder la pregunta- murmuro Levi detrás de su nuca, sujetando su brazo mal herido- En la legión unas vidas valen más que otras, somos un grupo de idiotas que eso lo sabemos bien. Dime donde se encuentra Amalia, ahora-finalmente lo soltó.

𝐈𝐍𝐄𝐅𝐀𝐁𝐋𝐄-𝐋𝐞𝐯𝐢 𝐚𝐜𝐤𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora