Decidí que no volvería a voltear, estaba temblando y juraba que no era solo por el frío. Cuando visualicé mi hogar, prácticamente corrí hacia allí. Suspiré, recuperando un poco mi aliento. Voltee nuevamente, porque ser masoquista venía en el paquete de ser un idiota y esa era mi característica principal. Me sorprendí al no ver a nadie detrás de mí, comencé a cuestionarme acerca de mi salud mental, otra vez. Un suspiro de alivio abandonó mis labios, al menos estaba seguro allí. Ingresé a mi hogar, con un poco más de calma, pero cuando estaba a punto de cerrar la puerta detrás de mí, observé a la misma persona. Hicimos contacto visual por un segundo y juro, por todo lo que conozco, que nunca en toda mi existencia alguien me había sonreído de una forma tan siniestra como aquella persona.
Azoté la puerta, mi corazón latía con velocidad, llegaba a causarme dolor en el pecho por su fuerza. Dirigí mis piernas hacia la cocina, con el poco control que me quedaba en ellas, cuando estuve allí finalmente dejé que mis piernas se rindieran y caí de rodillas, las bolsas en mis manos se soltaron y todo lo que había comprado se dispersó por el suelo. Tomé mi pecho, el corazón seguía saltando en aquel lugar, traté de respirar correctamente.
Los chicos entraron detrás de mí luego de escuchar la puerta. Namjoon fue el primero en acercarse a ayudarme con las bolsas, vio mi rostro con preocupación.
— ¿Viste un fantasma? —Preguntó Yoongi con cierta gracia, la cual se perdió al ver mi rostro.
— ¿Qué pasó allá? —Ahora fue Namjoon quien preguntó, mientras me extendía una mano para ayudarme a levantarme. Se lo agradecí mentalmente.
— Esta afuera... —Susurré, preso del miedo. Carraspee para encontrar mi voz nuevamente. — La persona que les dije, ¡Está afuera! Yo la vi. —Señalé la puerta y luego a mí mismo.
Las seis personas se me quedaron viendo, entre preocupados y un poco burlescos. No mentía ni bromeaba, estaba seguro que esa persona me seguía. Recordar su sonrisa siniestra hacía que toda mi espina dorsal se erizara. Ninguno dijo palabra alguna, estaban debatiendo mentalmente sobre mí, lo sabía. Suspiré derrotado, volví a sentarme en el piso estirando mis cabellos.
— Nam hyung, no creo que esté bromeando... —Jimin habló finalmente, lo miré con un brillo lleno de agradecimiento en mis ojos.
— Bien, cálmate Jungkook. Saldré a dar un vistazo. —Avisó, dirigiéndose hacia la puerta.
Jin le gritó que tuviera cuidado, con temor en su voz. Jimin fue quien me ayudó a levantarme nuevamente, dándome un corto abrazo para reconfortarme, se lo volvía a agradecer. Suspiré nervioso, mis manos sudaban. No sabía quién era esa persona, no la había visto antes, tampoco sabía porque razón hacía esto. Quizá es una sasaeng, razoné. Mi piel volvió a erizarse ante esa idea. No había ninguna otra razón coherente, debía ser eso. Sus pasos detrás de mi sonaban como un maldito eco en mis oídos, yo no era una persona cobarde, para nada. Pero esta situación era demasiado incluso para mi.
Oí la puerta cerrarse, Namjoon apareció en mi campo de visión, con un semblante serio. Tragué saliva y le pregunté si la había encontrado. Él simplemente negó, me tomó de los hombros preguntándome si estaba completamente seguro, se lo afirmé con tanta desesperación que creí que me pondría a llorar. Apretó mis hombros y me pidió que me calmara, me prometió que llamaría a la policía la próxima vez que la viera.
Seokjin me preguntó si estaba seguro. Casi le grito que sí. Parecía que las únicas dos personas que se esforzaban en creerme eran Namjoon y Jimin, suspiré derrotado. Nuestro líder me aconsejó darme una ducha para calmarme, mientras ellos ordenaban todo lo que traje del supermercado, optaron por seguir la primera opción, pedir pizza. Realmente estaba a punto de insultarlos, de haber hecho desde el inicio no habría pasado nada de lo que me pasó, no me hubiera muerto de frío ni de un ataque al corazón por culpa de una loca. Suspiré tratando de calmarme y tomé el consejo de Namjoon. Me alejé de ellos, dirigiéndome hacia el baño.
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Punto Final ღ «Jungkook»[EN EDICIÓN][1er Temporada/CVTuG?]
FanfictionMi pulso rebotaba en mis oídos, la taquicardia era mas fuerte ante el peligro inminente. Mi alma estaba desecha, al igual que mi vida. Había llegado a ese punto, en donde ya nada importaba, en donde seguir respirando cada día se hacia mas difícil...