Sacudí su cuerpo, en un intento de hacerla reaccionar, pero no había respuesta. Miedo, culpa, tristeza, todas esas emociones atravesaban mi cuerpo en cuestión de segundos. ¿Papa? ¿Acaso su padre la golpeaba? Me sentía como un completo idiota al haberle hecho despertar tan horribles recuerdos.
Notando la gravedad del asunto, decidí tomarla entre mis brazos, y salir del departamento con la velocidad que me permitían mis piernas, los nervios me estaban jugando una muy mala pasada. Me encontraba en la acera, rogando por dentro que algún taxista amable se apiadara de mí, y se detuviera al verme con ella así. Y cuando creí que ningún taxi aparecería, apareció uno. Una vez que subí, le agradecí al conductor y le indiqué que nos llevara con rapidez al hospital más cercano.
Tan pronto como ingresé al hospital, comencé a gritar pidiendo ayuda. En ese punto ya no me importaba que mis brazos estuvieran adormecidos, o que mis piernas ya no podían dar un paso más, solo quería que la ayudaran. Llamé la atención de algunos enfermeros que notaron mi desesperación, y se acercaron con una camilla, la colocaron allí, y se dirigieron hacia otra parte, me detuvieron cuando tuve la intención de seguir sus pasos. No tuve otra opción que esperar sentado afuera, buscando algo de calma en mi interior, si es que me quedaba un poco de eso. Lo único que quería era que salieran por esa puerta y me dijeran que estaba todo bien. Camine de un lado a otro, esperando una respuesta hasta que alguien llamo mi atención.
— Oye niño... eres tú —Una mujer me observo con una gran sonrisa, tenia un uniforme, así que supuse que era del personal médico. Vi con detalle su placa, en él dejaba en claro que era enferma de allí.
— Oh, hola. —respondí amable, haciendo una reverencia. Todavía sin comprender a que se refería, quizás quería darme alguna noticia del estado de ella, pero algo ilógico ya que acababa de ingresar.
— ¡Claro que eres tú! —Dijo, efusiva. — ¿Cómo estás? Hace años no te veía por aquí. —Menciono, con un tono alegre, mi rostro se iba transformando en cuanto la escuchaba. ¿Hace años no te veía por aquí? ¿Qué? ¿Me conocía? Jamás había puesto un pie en este lugar.
— ¿Disculpe? —Pregunte, confundido. — Lo siento, creo que se confundió de persona... —Reí con cierta incomodidad, pero ella negó.
— Claro que no. Jamás me olvidaría de ti. ¿Qué ocurre? ¿Me has olvidado? —Cuestiono susceptible, esperando una respuesta. ¿Qué se supone que tenía que hacer?
— Oh... —Asentí con exageración, decidí seguirle el juego y ver que tenía para decir. Despues de todo, no perdía nada. — Ya lo recuerdo... ¿Qué tal se encuentra? —Pregunte, con una sonrisa algo forzada.
— ¡Sabía que eras tú! Muy bien —Rio, divertida. — Oye, pero... ¿Qué haces por aquí? ¿Estas mal de salud? —dijo, con preocupación.
— Oh no, no. Estoy bien —respondí, rápidamente.
— ¿Entonces es tu amiga otra vez? —Suspiro, triste. ¿Amiga? ¿Otra vez? Mi mente estaba haciendo un gran esfuerzo por conectar todo lo que me estaba diciendo, y sacar una conclusión lo suficientemente convincente.
— Mi amiga... Oh, sí. Tuvo una recaída. —Respondí, de manera instintiva, rascando mi nuca. No terminaba de comprender la situación, solo me sentía aún más confundido en cuanto aquella mujer hablaba.
— Pobre muchacha. Aún recuerdo cuando ambos venían aquí, y en el estado en el que ella ingresaba al hospital. —Negó lentamente, nostálgica, y pensativa.
— ¿Que? —Dije inquieto, esperando una explicación más detallada.
— Ya sabes, los golpes que recibía de su padre. Hiciste lo que pudiste por ayudarla. —Detallo aún más. Poco a poco todo comenzaba a tener sentido, tragué saliva y volví a tomar asiento, porque tanta información comenzaba a aturdirme.
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Punto Final ღ «Jungkook»[EN EDICIÓN][1er Temporada/CVTuG?]
FanfictionMi pulso rebotaba en mis oídos, la taquicardia era mas fuerte ante el peligro inminente. Mi alma estaba desecha, al igual que mi vida. Había llegado a ese punto, en donde ya nada importaba, en donde seguir respirando cada día se hacia mas difícil...