[Tres años atrás]
Mi caminar era desigual y lento, debido al fuerte golpe que tenia en una de mis piernas, el color morado que se extendía desde el talón hasta mi rodilla lo reflejaba, agradecía tener el equipo deportivo, mis pantalones lo cubrían. Tome el picaporte de la puerta dando un profundo suspiro, y finalmente ingrese a mi casa, mi madre se encontraba de pie, y otra vez me miraba con el mismo rostro de desagrado.
— ¿Otra vez lo mismo? —Dijo, soltando una risa. Mire al suelo, sin poder contener las ganas de llorar. — ¿Por qué mierda te dejas golpear? ¿Eres idiota? —Pregunto, nuevamente. ¿Era muy difícil pedir que me contuviera, o que solamente no dijera palabras que no me ayudaban en absolutamente nada?
— Mírate —Se acerco, tomándome del uniforme escolar para luego soltarme con fuerza. — ¿Te piensas que no costo comprarte esa ropa? Esta toda rota y sucia, te quedas quieta sin hacer nada. ¿Por qué no te defiendes? En serio, me avergüenzas. —Recalco esas últimas palabras, que parecían destruirme lentamente, mas viniendo de su parte.
— ¡¿Cuándo aprenderás a defenderte?! ¡¿Eh!? —Me grito una vez más y alzo su mano, apreté mis puños con fuerza, y cerré mis ojos por instinto, esperaba un golpe, pero no fue así, se detuvo antes de tiempo. Ella jamás me había puesto un dedo encima.
— ¿Puedo ir a mi cuarto? —Pregunte, esperando librarme de sus palabras.
— Si, hoy no cenaras, así que ni pienses en bajar. No quiero verte la cara. —Respondió sin mirarme, solo asentí con mi cabeza, y subí las escaleras como pude, con el fuerte dolor que persistía en mi pierna derecha. Cuando llegue a mi cuarto, tire mis cosas en el suelo, y cerré la puerta con llave, era el único lugar en el que me sentía segura. Me tire en la cama, y observe el techo por unos cuantos minutos, en silencio, sin pensar en nada. Observe mi tobillo, se veía hinchado, así que busque una venda en mi cuarto, y para mi suerte encontré una, así que comencé a vendar mi pie, y luego me volví a recostar, logrando dormirme.
Un ruido fuerte y ensordecedor, de cosas rompiéndose, me despertaron de inmediato. Me levante alarmada de la cama, y luego escuche gritos, con mis manos temblorosas gire la llave, y abrí la puerta de mi cuarto, segundos después observe la situación desde la escalera. Mi padre había llegado en un estado de ebriedad como de costumbre, estaba golpeando a mi madre. Así que bajé las escaleras, casi sin sentir dolor en mi pie, ese dolor era mínimo con el que estaba aconteciendo en ese instante. Me interpuse entre ambos, y recibí algunos golpes, pero no importaba, solo quería que se detuviera. El me empujo sin esfuerzo y caí en el suelo, mientras el seguía golpeándola, sentí tanto temor de que pudiera ocurrirle algo, así que tome fuerzas de donde pude y me puse de pie nuevamente, colocándome delante de mi mamá y cerrando los ojos entre lagrimas de por medio, suplique que se detuviera.
— ¡¡Por favor, detente, ya no más!! —Grite con desesperación, mi madre lloraba, y aunque no fuera la mejor madre del mundo, sentía el deber de protegerla como su hija. En ese momento algunos recuerdos vinieron a mi mente.
[Flashback]
Estábamos en un gran parque, celebrando que mi padre había conseguido una oferta muy importante de trabajo. Finalmente, las cosas no iban a ser tan difíciles, y todo se iba a solucionar. Mi padre prometió comprarme unas muñecas, el día en el que reciba su primer sueldo. Estaba tan feliz. Tan solo tenía 6 años.
— Hija, no tienes que preocuparte. —Dijo, acariciando mi rostro. — Nosotros solucionaremos los problemas de dinero. Eso es un asunto de los mayores. —Explico.
— Pero yo quiero ayudarlos. Si quieren puedo vender helados ¿Sí? —Dije, con entusiasmo. Ambos soltaron una risa, con ternura.
— Si eso te hace sentir mejor, entonces hazlo, hija —Comento mi madre, acariciando mi pelo y sonreí en respuesta. Esa tarde nos reímos como nunca, jugué en gran parte de los juegos del parque. Mi padre me empujaba fuertemente en el columpio, ocasionando que gritara con una mezcla de emoción, y miedo. Mientras mi mama nos miraba de lejos, sonriendo.
[Fin Flashback]
Los recuerdos de mi niñez me hacían preguntarme donde había quedado esa familia tan unida y feliz, o tal vez era tan pequeña que no veía los problemas como los veía ahora, quizás al estar en mi mundo de fantasía, no podía ver más allá.
— Por favor, detente. —Susurre, con las pocas fuerzas que me quedaban, caí al suelo de rodillas, agotada. No sé cómo ocurrió, pero se detuvo y se retiro por la puerta principal, dando un gran portazo.
Mi madre corrió hacia arriba, observe confundida la situación aun tirada en el suelo. Segundos después, bajo con un bolso en su hombro.
— ¿Y ese bolso? —Pregunte, levantándome. Ella no me respondía, tan solo se dirigía hacia la puerta. La seguí.
— ¿A dónde vas? —Pregunte, nuevamente.
— Lo lamento. —Dijo, con lágrimas en sus ojos.
— ¿Qué cosa lamentas? Te pregunte a donde ibas ¿Por qué lo lamentas? —Dije, con desesperación. No quería creer en lo que estaba pensando hacer.
— Cuídate —Dijo, dándose media vuelta, comenzando a caminar.
— Mama —La llame, pero ella siguió caminando. — ¡Mama! —Grite aún más fuerte, pero era inútil. Corrí rápidamente, y la abracé.
— Por favor, no te vayas —Otra vez comencé a llorar. — Prometo... prometo ser una buena hija. No me dejare golpear en la escuela de nuevo. Enserio ¡Lo juro! —Dije, rápidamente. Ella negó con la cabeza también llorando, se soltó de mi abrazo, me dijo "Lo lamento" una vez más, y se alejó. Me quedé observando como subía a un autobús, y se alejaba de mi vida, sentí mi interior derrumbarse.
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Habían pasado dos semanas desde que mi mama se había marchado. Y ante esa situación, mi padre parecía desquitarse conmigo. Ya no creía poder soportar más los golpes de mi papa. Mi cuerpo había llegado a un límite, y me sentía sin vida. Aunque esperara a que alguien viniera a salvarme, sabía que no iba a suceder.
Había tomado una decisión, y estaba segura de que era la mejor opción. Esperé a que mi padre se fuera y salí por la entrada principal de casa. Camine lentamente, con una sonrisa, disfrutando del viento que corría en esa noche invernal. Las personas se apresuraban por llegar a sus hogares, mientras que yo iba en un caminar lento, resaltando entre tanta gente. Pasee un rato por la gran ciudad, y observe las estrellas con entusiasmo por varios minutos y cuando finalmente creí que era el momento, me dirigí hacia aquel lugar.
La estación de tren estaba casi desolada, no había nadie allí. ''Mucho mejor'' pensé para mis adentros. Respire profundamente, y me coloque a unos centímetros de las vías del tren. Cerré mis ojos, y todos los recuerdos inundaron mi mente. Mis cumpleaños, cada uno de ellos. Y la manera que mi sonrisa se fue apagando conforme pasaron los años. Las compras junto a mi mama, las veces que me enfermaba y ella cuidaba de mí, las veces en que mi papa me leía un cuento para que lograra conciliar el sueño, las veces que veíamos partidos de futbol juntos, todos los recuerdos buenos parecían abrazarme de una manera cálida en ese instante.
El ruido del tren se aproximaba, respire profundo una vez más, y deje caer unas ultimas lágrimas. Cada vez se hacía más audible el ruido, podía sentirlo cerca. Era el momento, así que intente saltar, pero alguien me detuvo. Mi espalda impacto contra el suelo, y un ruido de lo que parecía ser unas gafas cayeron al suelo a unos metros, solté un quejido, alguien estaba sobre mí, y sentí la respiración agitada de aquella persona chocando en mi cuello, hasta podía sentir el ritmo acelerado de su corazón.
— ¿Qué crees que haces? —Aquella voz con enojo me sobresalto, observe a la persona que tenia sobre mi. — Te hice una pregunta. —volvió a hablar, podría jurar que era un ángel. ¿Acaso ya me había muerto y estaba en el cielo? Simplemente no podía dejar de mirarlo, solo quede boquiabierta intentando encontrar palabras para poder responder.
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Punto Final ღ «Jungkook»[EN EDICIÓN][1er Temporada/CVTuG?]
FanfictionMi pulso rebotaba en mis oídos, la taquicardia era mas fuerte ante el peligro inminente. Mi alma estaba desecha, al igual que mi vida. Había llegado a ese punto, en donde ya nada importaba, en donde seguir respirando cada día se hacia mas difícil...