Capítulo 8.

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Sorpresa, abre la caja

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Sorpresa, abre la caja.

En este momento no quería saber nada de la estúpida de Kaela, no la creí capaz de clavarme el pedazo de vidrio dicha mierda se esfumó de la mente, cuando la vi dispuesta a matarme. Hice presión en la herida pero la sangre no se detenía, caminé todo el maldito regreso a casa, necesitaba tener mi auto de nuevo tendría que buscar a Isa ya que ella se quedó con el.

Al llegar vi el auto Dean parqueado, al cruzar la puerta lo encontré en el sofá sentado en sus piernas tenía un botiquín de primeros auxilios. La tela de su camisa estaba húmeda de sangre que se desliza de la herida que tenía a un lado de cabeza.

—No fuiste el único que quería matar. —espeto sarcástico, fuí por una botella de whisky la destape le di un trago, quite mi chaqueta, levanté la camisa dejé caer el licor en la herida.

Hice una mueca de disgusto por el ardor.

Me deje caer a su lado, le doy la botella y le da un trago.

—¿Qué le hiciste?

—Nada, solo porque me vio besarme con la plástica de esa tal Allison.

—Ya. Entiendo porque estaba como loca.

Asentí sonríe de medio lado.

—Y tú qué?

—Se fue con un imbécil, llegué a su casa la encontré encima de él a punto de follar. Lo maté, y imagínate lo demás.

Lo único que pude escuchar era que iba a follar con otro.

Si así quieres jugar siendo una hija de puta nosotros también podemos.

—Llama a Isa que venga, y traiga mi auto.

—Estas loco.

—Hazlo.

Soltó una maldición, traer a Isa iba aser el detonante de Kaela que se volviera más posesiva, le gustaba tener el control de todo.

El la llamo, la esperamos que llegará paso como una media hora se escuchó el ruido del motor de mi auto. Me puse de pie me asomé a la ventana, ahí está mi Porsche Cayenne color negro de él baja Isa con su típica ropa de niña buena.

Sono el timbre de la puerta, volví a mi lugar.

—¡Esta abierto entrá! —grita Dean.

Camina a hacia nosotros con una sonrisa en su rostro.

—Me extrañaron amores.

—No, empieza a curar nuestras heridas. —demandó.

Ella no refuta solo toma el botiquín, lo abre se coloca los guantes se arrodilla entre mis piernas, me desabrocha la camisa en silenció. Limpia la herida con una gasa con alcohol, la herida no es tan profunda por lo que se ve no creo que haya perforado algún órgano. Prepara para darme las puntadas en la herida, se detiene cuando hecho mi cabeza para atrás.

Kaela [Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora