Mew
La puerta se cierra de golpe en el piso de arriba, seguida de un grito. Roman y Grigoriy se miran el uno al otro y luego al techo.
Llevo la mano al bolsillo y rozo el borde del mechero que siempre guardo allí. El metal está caliente por el calor de mi cuerpo y me tranquiliza un poco.
Otro portazo. Otro grito.
Ha sido así toda la mañana. A primera hora les he subido el desayuno a Gulf y Leo. Comida americana que pedí expresamente al chef que preparara y que no comía desde que vivía en Estados Unidos. Pero he permanecido en mi despacho desde que me desperté de las pocas horas de sueño que conseguí, asegurándome de no encontrarme con ninguna de mis dos visitas.
Aparte de mi madre, nadie más que yo y el personal ha pasado la noche aquí en casi una década. Mantengo un apartamento en Moscú para mis encuentros calientes, prefiero mantener la soledad y la seguridad sagradas aquí.
Es extraño escuchar señales de vida en los pasillos llenos de corrientes de aire. El personal permanece silencioso y organizado, esforzándose por no estorbarme. A juzgar por el alboroto en el piso de arriba, confío en que no ocurra lo mismo con Leo y Gulf.
―Bianchi no respondió a mi llamada ―afirmo.
―Impactante. ―Roman sonríe―. ¿Crees que podría tener algo que ver con la forma en que dos de sus soldados desaparecieron el mismo día que estuviste en la ciudad?
Le lanzo una mirada que podría congelar el agua.
―Voy a tener que reunirme con él en persona otra vez.
Grigoriy levanta ambas cejas.
―Eso es arriesgado. Si tú...
―No estaba preguntando. Bianchi desatará una tormenta de mierda si me mata, y él lo sabe.
―Tampoco puede permitirse que el asesinato de sus hombres quede impune.
―Deja que yo me preocupe de eso. ―Y me preocupa. Es una de las muchas cosas que me han tenido dando vueltas en la cama casi toda la noche.
La preocupación ha sido mi compañera constante durante años, más fiable que cualquier otra cosa o persona. He lidiado bien con ella porque estoy alejado de ella. Son mis problemas, pero se han sentido como los de otra persona. Como los de Pakhan. Esta situación en la que estamos ahora me afecta directamente y está enredada en decisiones que tomé antes de verme obligado a asumir este papel. No hay grado de separación de los negocios.
―Entonces... ¿es tuyo?
Dejo que la pregunta de Roman flote en el aire el tiempo suficiente para que adquiera sustancia. Para que se sintiera como una presencia viva en la habitación.
Es entonces cuando Gulf decide irrumpir en mi despacho con la determinación de un toro tras una bandera roja.
Roman y Grigoriy se ponen en pie de un salto, inmediatamente en alerta máxima.
Interrumpir una reunión privada en mi despacho equivale a desear la muerte.
No me inmuto. Solo aprecio su cabello enmarañado y la ropa que le queda grande.
Han pasado once horas desde que llegamos al complejo. Sinceramente, esperaba que exigiera respuestas antes.
Grigoriy mira entre mí y la expresión molesta de Gulf.
Roman se burla, mirando a Gulf con un ceño que hace que mi temperamento se encienda.
―Te atreves...
―No termines esa frase ―le ordeno. El cuero cruje mientras me reclino en la silla―. Váyanse. ―Digo la última palabra en inglés mientras miro a mis hombres.
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SECRETOS PELIGROSOS
FanfictionHISTORIA INDIVIDUAL 🤍 Contenido 🔞 🤍 Escenas Explícitas Adaptación sin fines de lucro. Esta historio NO nos pertenece, todos los créditos para el autor de la misma. Agradecimientos a los traductores de la historia.