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Gulf

―¿Qué estás haciendo?

Me sobresalto y levanto la vista de la maraña de hilos. Mew está apoyado en el hueco entre el pasillo y mi dormitorio, con una sonrisa divertida en los labios. Tiene ojeras, pero por lo demás está igual que antes de irse.

Inhalo, agudo y sorprendido.

―Has vuelto.

Él asiente.

―He vuelto.

Nos miramos fijamente durante lo que en realidad son segundos, pero parece mucho más tiempo.

―Tu madre está aquí.

―Lo sé. Está abajo, enseñando a Leo a jugar al ajedrez.

―Fuimos a un refugio de mujeres hoy.

Algo en la expresión de Mew me dice que ya lo sabía. Confirma que tuvo algo que ver.

―¿Cómo fue?

―Estuvo bien. Triste pero bueno. Ayudé a pelar patatas y a planchar. Algunas mujeres tienen entrevistas de trabajo mañana. Una de ellas no ha visto a sus hijos en un año. Se han quedado con su hermana.

―¿Vas a volver?

Asiento con la cabeza.

―La semana que viene. ¿Si te parece bien?

―No necesitas mi permiso, Gulf.

―Lo sé. ―Juego con el hilo, evitando su mirada.

―¿Para qué es todo ese hilo?

―Leo necesita un sombrero nuevo.

―Pues cómprale uno.

―Le estoy tejiendo uno.

Mew levanta una ceja. Cuanto más tiempo pasa ahí, más se acelera mi corazón.

―Voy a salir esta noche.

―Ah, de acuerdo. ―Sigo evitando su mirada y deshaciendo un nudo del hilo , sin querer que vea la decepción en la mía.

―¿Quieres venir?

Mis manos siguen en las cuerdas, y mi cabeza se levanta de golpe.

―¿Dónde?

―Es una cena. Una fiesta de compromiso, supongo.

Tardo unos segundos en asimilarlo. No sé qué me sorprende más: que Mew vaya a una fiesta de compromiso o que me haya invitado.

―Um... ―La invitación es inesperada, pero eso es sólo parte de por qué estoy dudando.

Quiero ir, y no estoy acostumbrado a complacer esos impulsos, honestamente.

Mew sonríe a medias.

―Nos vemos mañana.

―Espera. ―Me pongo de pie, tropezando primero con el hilo y luego golpeando mi espinilla contra el marco de la cama―. Es que... ―Me acerco a donde Mew se ha detenido―. ¿Qué pasa con Leo?

―Mi madre quiere quedarse con él.

No me extraña su forma de expresarse. Querer no es poder o podría.

―¿Lo hace?

Asiente.

Inhalo.

―De acuerdo. Iré. ¿A qué hora nos vamos?

―Cuando estés listo. Sólo baja las escaleras, ¿de acuerdo?

Supongo que eso significa que ya vamos tarde.

SECRETOS PELIGROSOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora