Capítulo 30

3K 162 18
                                    

Niego con la cabeza y golpeo su pecho con los puños, el suelo se abre a mis pies y parece tragarme entera cuando siento sus brazos rodear mi cuerpo antes de que mis piernas dejen de sujetarme

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Niego con la cabeza y golpeo su pecho con los puños, el suelo se abre a mis pies y parece tragarme entera cuando siento sus brazos rodear mi cuerpo antes de que mis piernas dejen de sujetarme.

—No —susurro, incapaz de digerir sus palabras.

Siento su mejilla sobre mi cabeza y su mano me sujeta la cabeza contra su pecho, aferrándose a mi cuerpo, desesperado. Los latidos de su corazón acelerado marcan el ritmo de mi ansiedad cuando rompo en llanto.

—Cariño —su voz es apenas un susurro que me rompe el alma en mil pedazos, dejando salir las lágrimas como ríos por mis mejillas.

—¡No! ¡Me niego a aceptarlo! —clavo mis uñas en su pecho, enloquecida. —¡No! Dime que no es real —agarro la tela de su camisa, retorciéndola entre mis manos. —Dime que me estás engañando con media ciudad, ¡DIME QUE AMAS A OTRA! —le grito, mientras mis piernas vuelven a fallar y tiene que sujetarme mas fuerte. —Dime cualquier cosa, Dante, todo menos esto —sujeto su rostro entre mis manos, buscando la verdad en sus ojos.

—Lo siento —noto sus lágrimas en mi cara cuando me alza del suelo, juntando sus labios con los míos. —Lo siento, mi amor.

—No puedo, no puedo respirar.

–Shh, tranquila, respira hondo —me frota la espalda, aguantando mi ataque de pánico, mientras se sienta en un sillón junto a la ventana, conmigo encima, acunándome en su pecho.

El sol de media tarde se filtra por la ventana y siento sus dedos seguir mis facciones, iluminadas por la luz, en una lenta caricia. Sus labios me besan la frente y su mano se enreda por mi cabello, soltándolo, dejándolo caer por mi espalda. Nos quedamos abrazados en silencio, sintiéndonos el uno al otro, robando los segundos al dios del tiempo, calmándome con sus atenciones.

Cuando soy capaz de hablar de nuevo, mi voz es apenas un susurro no más fuerte que una respiración.

—¿Qué tipo de cáncer?

—Pulmón —me aprieta ligeramente cuando siente mis brazos rodear su cintura.

—¿No hay alternativas? ¿Que medico te trata? ¿Podemos ir a otro hospital?

—Cariño.

—¡No! —le corto antes de que siga hablando. —¡No! ¡No me vas a dejar viuda! —me incorporo limpiándome las lagrimas.

—Hace un momento querías el divorcio —me mira, curvando sus labios pícaramente, y esa maldita sonrisa casi me arranca el corazón del pecho.

—Hace un momento te hubiera matado yo misma si me hubieras dicho que tenias a otra —intento levantarme, pero me devuelve a su pecho tirando de mi brazo.

—Ven aquí, no te he dado permiso para moverte —me rodea la cintura con sus brazos y vuelvo a sentir sus besos en mi cabeza.

—¿No puedes comprar un pulmón en el mercado negro? —juego con los botones de su camisa, abriéndola peligrosamente sobre su pecho desnudo.

Secretos con el señor de la mafia (+18) [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora