Capítulo 7: Bella lo sabe

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Antes que nada, quiero agradecer profundamente por los comentarios que me han dejado. Lamento no haber podido responderlos aún, pero prometo que me haré un tiempo para hacerlo. Cada palabra de apoyo que han brindado a esta historia significa mucho para mí y me inspira a seguir adelante. Sin más que agregar, disfruten su lectura.

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Un mes había pasado. Un mes desde que Edward se fue, un mes sin ver a Jacob, un mes de intentos fallidos. Durante ese tiempo, había intentado persuadir a su padre para que hablara con Billy Black y le permitiera visitar a Jacob en la reserva. Pero Billy, imperturbable, siempre respondía lo mismo: Jacob estaba indispuesto y no debía recibir visitas por un tiempo.

Las respuestas evasivas solo aumentaron su frustración. La preocupación por Jacob no dejaba de crecer, y la sensación de impotencia comenzaba a asfixiarla. Sabía que algo estaba mal, algo más allá de una simple indisposición. No podía quedarse de brazos cruzados, no cuando su amigo más cercano estaba sufriendo y, además, aún tenía que cumplir con la petición de Edward.

Decidida a descubrir la verdad, Bella tomó las pocas pertenencias que Edward había dejado en su casa, las guardó en su pickup y salió rumbo a la reserva. Sabía que lo hacía a espaldas de su padre, consciente de que él nunca estaría de acuerdo con lo que estaba a punto de hacer. Pero no podía detenerse ahora. La necesidad de ver a Jacob, de saber qué estaba pasando, era más fuerte que cualquier miedo o advertencia.

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Habían pasado dos semanas desde que despertó. Dos semanas desde que descubrió que ya no era simplemente Jacob Black, ahora era un licántropo. Dos semanas en las que su vida entera había dado un vuelco irreparable. Adaptarse a los nuevos cambios había sido un desafío constante, no solo por las transformaciones físicas, sino también por el abismo que se había abierto entre él y su antiguo yo.

Cada día, Sam le hablaba de las leyendas que su padre le había contado de niño, leyendas que ahora cobraban vida en su propia existencia. Jacob aprendió que su principal función era proteger a los humanos de los vampiros, esos seres que alguna vez consideró amigos, e incluso, en un momento, casi familia. Pero ahora, el simple pensamiento de ellos provocaba un malestar creciente en su interior, una repulsión que lo atormentaba y que no podía controlar. El malestar en el estómago de Jacob se intensificaba cada vez que pensaba en ello, y más aún cuando se daba cuenta de que ahora formaba parte de una lucha ancestral, de un destino que jamás había elegido.

Sam siendo el alfa y líder de la manada, le habló también de su rol dentro de esta, y de cómo Jacob comenzaría a desarrollar ciertas capacidades: la habilidad de cambiar de forma, la fuerza sobrehumana, la conexión mental con el resto de la manada. Sin embargo, Jacob percibió que no todo se le estaba siendo revelado. Había algo que Sam estaba ocultando, algo sobre su lugar en la manada que aún no le había dicho. Decidió no preguntar, tal vez porque sentía que Sam todavía no confiaba plenamente en él, o tal vez porque temía como reaccionaría.

Transición y Retorno (Edward Y Jacob)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora