SEGUNDO LIBRO
A pesar de que Jacob y Edward finalmente han desentrañado los misterios que los rodeaban y pueden estar juntos al fin, nuevos obstáculos comienzan a aparecer con nuevos descubrimientos y el dolor que Edward empieza a sentir ante la pos...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Feliz Navidad atrasada para todos! 🌟 Espero que hayan disfrutado de un día lleno de alegría y amor. Les deseo lo mejor en estas fechas tan especiales y, por supuesto, que estén listos para disfrutar del nuevo capítulo.
☾ ⋆⋆⋆☽
—¡Felicidades! —exclamó Seth con entusiasmo mientras corría hacia Edward para abrazarlo. El vampiro, aunque acostumbrado a la efusividad del joven lobo, no pudo evitar sonreír y corresponder el abrazo, levantándolo ligeramente del suelo.
—Gracias, Seth —respondió Edward, notando que el chico había crecido considerablemente desde la última vez que lo había visto. Los rasgos lobunos definitivamente le habían dado un aire más maduro.
Seth, radiante de emoción, sacó un pequeño paquete de su bolsillo y se lo extendió a Edward con orgullo.
—Es por tu graduación. Estoy muy feliz por ti.
Edward, visiblemente sorprendido y agradecido, tomó el regalo con cuidado.
—Te lo agradezco mucho, Seth. Eres un gran amigo.
El vampiro abrió el paquete, revelando un elegante reloj de pulsera negro. Edward lo observó con una sonrisa sincera antes de abrazar nuevamente a Seth.
—Es perfecto, gracias. No tenías que molestarte.
—Claro que sí, ¡te lo mereces! —respondió Seth, devolviendo la sonrisa antes de dar un paso atrás.
—Jacob está terminando de arreglarse para la fiesta. Billy fue a casa de Charlie a ver un partido, así que tienes tiempo para esperarlo en la sala.
Edward asintió, observando cómo Seth se despedía.
—Voy con Leah a visitar a Quill. Espero que todo salga bien —comentó Seth, mostrando una leve preocupación.
El mayor, conociendo la situación, le dedicó una mirada comprensiva.
—Suerte con eso, Seth. Espero que todo salga bien.
El joven lobo se despidió con una sonrisa antes de marcharse, dejando a Edward solo. Pasaron unos minutos antes de que Jacob saliera de su habitación, y Edward sintió un nudo en el pecho al verlo.
Jacob vestía una camisa de lino que Alice le había regalado, unos pantalones negros que destacaban su figura y llevaba el cabello, más largo de lo habitual, recogido en una coleta que acentuaba sus rasgos. Edward se levantó de inmediato, impulsado por el deseo de acercarse y besarlo, pero Jacob lo detuvo con una mano en su pecho.
—Espera, tengo algo para ti. Cierra los ojos.
Edward obedeció, curioso y confiado. Pronto sintió cómo algo suave y cálido rodeaba su cuello con cuidado.