SEGUNDO LIBRO
A pesar de que Jacob y Edward finalmente han desentrañado los misterios que los rodeaban y pueden estar juntos al fin, nuevos obstáculos comienzan a aparecer con nuevos descubrimientos y el dolor que Edward empieza a sentir ante la pos...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
☾ ⋆⋆⋆☽
Las víctimas mortales aumentan cada día, y las desapariciones se incrementan en un patrón alarmante. La policía teme que esto sea obra de bandas criminales o incluso de un asesino en serie. Sin embargo, aún se desconoce la causa exacta de estas desapariciones, y los habitantes de Seattle se sienten cada vez más desprotegidos. ¿Qué harán las autoridades para...?
—Esto se está saliendo de control —el viejo Quill tomó un sorbo de su cantimplora, mientras Billy apagaba la radio.
—No sabemos quién podría ser, aunque Carlisle asegura que no es alguien que conozcamos —informó Sam en referencia a las palabras del líder de los Cullen días atrás.
—¿Y qué hay de la pelirroja? —preguntó Billy.
—Hemos perdido su rastro hace tiempo —contestó Sam, un tanto frustrado—. No logramos atraparla la última vez, y probablemente ahora no se arriesgue a enfrentarnos.
—Sea como sea, no podemos dejarla libre. Es una amenaza.
—Incluso si quisiéramos rastrearla, no tenemos una ubicación clara. Lo único que podríamos hacer es...
—Será mejor pensarlo con calma —Sam interrumpió la sugerencia de Billy—. No debemos precipitarnos. Por ahora, no se han acercado ni a la reserva ni a Forks. Es desafortunado lo que ocurre en Seattle, pero mientras no amenacen nuestros territorios, no hay mucho que podamos hacer.
La reunión continuó con otros temas importantes de la reserva. Redefinieron los turnos de vigilancia, ubicando a Jacob en el extremo opuesto de los terrenos de los Cullen, lo cual dejaba entrever la desconfianza que aún despertaba en algunos. Jacob decidió no decir nada y acompañó a Leah a casa. Al llegar, notaron a Seth, que no había asistido a la reunión, y los recibió con una sonrisa despreocupada, a pesar de su reciente restricción de no transformarse en lobo hasta subir sus calificaciones.
—Ese olor, Seth... ¿Te transformaste? —Leah lo miró con reproche.
Seth solo sonrió y dirigió su mirada a Jacob, quien también notó el característico olor en el aire.
—Espero que tengas una buena razón —Leah continuó con su reproche, pero Seth solo la abrazó y le dio un beso en la mejilla, tratando de calmarla.
—He terminado todas mis tareas, Leah. Sé muy bien cuáles son mis responsabilidades.
—Ya veremos cuando revise esos ejercicios —replicó Leah con escepticismo.
—¿Cómo fue la reunión?
—Lo de siempre. Protegerás la reserva desde el lado este, si es lo que te preocupa —respondió Leah.