III. Verdades amargas

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Emma se quedó quieta, observando cómo las sombras de Draken y Baji se desvanecían en la penumbra. Sus amigas, Hinata, Senju y Yuzuha, no se alejaban de su lado, pero ninguna de ellas sabía qué decir para aliviar el dolor que Emma sentía en ese momento. Lo que acababa de suceder frente a todos no era algo que pudiera olvidarse fácilmente. Draken, la persona en la que ella había confiado, había destrozado su corazón sin ningún remordimiento visible.

- Emma... - susurró Hinata con suavidad, intentando reconfortarla, pero Emma no respondió.
Su mente estaba en otro lugar, reviviendo una y otra vez el momento en que Draken la había mirado y la había ignorado por completo para presentarle a otra chica como su novia.

- No sé qué decirte... - admitió Senju con frustración - Es un idiota, y no merece ni una lágrima tuya -

Emma se giró hacia ella, sus ojos aún vidriosos, luchando por contener el mar de emociones que se arremolinaban dentro de ella. Intentaba mantenerse fuerte frente a sus amigas, pero era imposible no sentir el vacío que ahora ocupaba su pecho.

- No puedo creerlo... pensé que... pensé que tal vez había algo entre nosotros - dijo Emma en voz baja, su voz quebrada.

- Ese chico no te merece, Emma - sentenció Yuzuha, mirando de reojo hacia donde Draken había desaparecido con Baji - Es un cobarde. Si no podía darte una respuesta sincera, nunca debió hacerte ilusiones -

Pero las palabras de Yuzuha, por muy ciertas que fueran, no podían quitarle el dolor. Emma respiró profundamente, intentando calmarse. Sabía que llorar frente a todos solo la haría sentir más vulnerable, y lo último que quería era que Draken la viera destrozada por su traición.

En ese momento, Mikey apareció a su lado. Su hermano había notado el ambiente tenso y, aunque no sabía con certeza qué había sucedido, entendía que algo no estaba bien.

- Emma, quieres irnos a casa? - preguntó Mikey, su voz calmada pero preocupada.

Emma miró a su hermano por un momento. No quería quedarse ahí más tiempo del necesario, rodeada de recuerdos que solo la hacían sentir peor. Pero antes de que pudiera responder, alguien se acercó a ellos. Era Mitsuya, quien había notado la situación desde lejos y decidió intervenir.

- Emma, siento mucho lo que ha pasado. No deberías quedarte aquí si no te sientes bien - dijo Mitsuya con una mirada de comprensión.

Emma asintió, agradecida por el gesto. Sabía que quedarse solo prolongaría su sufrimiento.

- Vamos, te llevaré a casa - ofreció Mikey, colocando una mano protectora en el hombro de su hermana.

Emma asintió en silencio y se dejó llevar por su hermano. Mientras caminaban hacia las motos, sentía las miradas de algunos miembros de la Toman sobre ella. Algunos la miraban con lástima, otros con sorpresa, pero ninguno se atrevía a decir nada. Todos sabían lo que había pasado, y lo que más dolía era el hecho de que lo había vivido frente a todos.

Antes de que pudiera subir a la moto, sintió una mano que tocaba suavemente su brazo. Al volverse, vio a Baji, respirando agitadamente, como si hubiera corrido. Su mirada era intensa, y Emma pudo notar que algo había sucedido entre él y Draken.

- Emma, quiero que sepas que lo que él hizo no está bien - dijo Baji con una voz seria, pero llena de empatía. - Y si alguna vez necesitas hablar... ya sabes dónde encontrarme -

Emma asintió débilmente. Sabía que Baji no era de muchas palabras, pero su gesto significaba mucho para ella en ese momento. Él, más que nadie, parecía entender lo que ella estaba sintiendo, y eso le daba un pequeño consuelo en medio de su dolor.

~ DESTINOS CRUZADOS ~ (Haitani x Emma)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora