El sol apenas comenzaba a despuntar cuando el hospital fue envolviéndose lentamente en una luz grisácea. Emma permanecía en su cama, inmersa en un sueño agitado, aunque la presencia de Mikey junto a ella le había brindado una sensación de seguridad que le permitió descansar por unas horas. Aún así, el dolor de la herida y el peso emocional de los acontecimientos recientes la mantenían al borde de una inquietud constante.
Mientras Emma dormía, Mikey la observaba en silencio. Sus pensamientos volaban entre la rabia y la preocupación. Había visto a su hermana crecer, convertirse en una joven fuerte, pero en este momento, ella era solo su hermana pequeña, vulnerable y herida. El solo hecho de pensar que podría haberla perdido lo atormentaba.
Con el primer rayo de sol iluminando la habitación, Takemichi y Hinata llegaron al hospital para relevar a Mikey, sabiendo que él no se había movido de allí en toda la noche. Takemichi, con su típica mirada preocupada, puso una mano en el hombro de Mikey.
— Mikey-kun, cómo está Emma? —preguntó, aunque ya sabía la respuesta.
Mikey suspiró, sin apartar la vista de su hermana dormida.
— Sigue igual… está mejor, pero no despierta mucho. — El cansancio en su voz era evidente. Mikey apenas había dormido, y el peso de la situación lo estaba desgastando.
Hinata se acercó a Emma, sentándose a su lado y acariciando suavemente su cabello — Es fuerte, Mikey. Sabes que Emma ha pasado por cosas difíciles antes… Pero esta vez está rodeada de todos nosotros. No va a enfrentar esto sola —
Mikey asintió, aunque la angustia no desaparecía de su rostro. Sabía que Hinata tenía razón, pero la culpa seguía latiendo en su pecho. No podía dejar de pensar en lo que había sucedido aquella noche. Los detalles se volvían borrosos, pero había algo que seguía sin encajar.
— Ya saben quiénes fueron? —preguntó Takemichi, intentando leer el rostro de Mikey.
— No — respondió Mikey en voz baja — Pero voy a averiguarlo. No puedo dejar que esto quede así. Sea quien sea, lo vamos a encontrar —
La determinación en su voz era feroz, y Takemichi no pudo evitar estremecerse. Sabía que cuando Mikey tomaba una decisión, no había marcha atrás. Pero también sabía que este tipo de situaciones lo empujaban a sus límites emocionales.
Hinata lo miró con preocupación — Mikey, sé que esto es difícil, pero tienes que pensar con la cabeza fría. Emma no querría que te precipitaras… Además, ella está aquí, con nosotros. No la vamos a perder —
Mikey apretó los puños, tratando de contener la rabia que lo quemaba por dentro. Quería vengarse, hacer pagar a quien fuera responsable del dolor de su hermana. Pero, al mismo tiempo, sabía que Hinata tenía razón. Emma no querría que él se dejara consumir por la oscuridad.
Antes de que pudiera responder, Emma comenzó a moverse lentamente en la cama. Sus ojos se entreabrieron, parpadeando ante la luz del sol que entraba por la ventana.
— Emma… —susurró Mikey, inclinándose hacia ella.
— Mikey… —su voz era suave, quebrada por el cansancio. Su mirada recorrió la habitación, encontrando a Hinata y Takemichi antes de volverse a fijar en su hermano.
— Cómo te sientes? —preguntó Mikey, con una suavidad poco común en él.
Emma respiró hondo, sintiendo el dolor en su abdomen, pero sabiendo que estaba viva. Esa realización trajo una mezcla de alivio y miedo.
— Me duele… pero estoy bien… —respondió, aunque la verdad era mucho más complicada. No solo era el dolor físico lo que la atormentaba. Las sombras de lo sucedido la noche anterior seguían acechando en su mente.
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~ DESTINOS CRUZADOS ~ (Haitani x Emma)
RomansaEmma Sano ha vivido a la sombra de la pandilla de su hermano, pero guarda un secreto: está enamorada del mejor amigo de él. Sin embargo, cuando cree que sus sentimientos son correspondidos, descubre que él tiene novia y está esperando un hijo. Devas...