La luz de la mañana se filtraba suavemente por las cortinas, llenando la habitación de una cálida luz dorada. Rindou fue el primero en abrir los ojos, sintiendo el peso ligero de Emma a su lado. Aún medio dormido, giró su rostro para observarla. Estaba profundamente dormida, con el rostro tranquilo y una ligera sonrisa en los labios. Era hermosa, más de lo que había imaginado. Había algo en la quietud de esa mañana, en la forma en que su cabello rubio caía sobre su rostro, que lo dejó sin palabras.
Rindou sonrió para sí mismo, sorprendido de lo cómodo que se sentía con ella. Jamás había esperado que su relación con Emma se desarrollara de esa manera, tan natural y cargada de emociones. En silencio, se inclinó un poco más cerca de ella, observando la delicadeza de sus rasgos, la suavidad de su piel, cómo sus labios entreabiertos mostraban la calma que sentía en ese momento.
No pudo resistir la tentación de pasar su mano suavemente por su cabello, retirando un mechón que caía sobre su frente. El roce fue suficiente para hacer que Emma se removiera ligeramente, sus pestañas temblando mientras abría lentamente los ojos. Lo primero que vio fue a Rindou, mirándola con una sonrisa suave en su rostro, y no pudo evitar sonreír también.
- Buenos días - susurró Emma, su voz todavía adormilada.
- Buenos días, hermosa - respondió Rindou, sin apartar la mirada de ella.
Emma sintió el calor subir a sus mejillas ante el cumplido. Aún no se acostumbraba a cómo la hacía sentir. Antes de decir algo más, se inclinó hacia él y presionó sus labios contra los de Rindou en un beso suave y lento, un gesto lleno de ternura. El momento parecía perfecto, la forma en que sus labios se encontraban, la paz que sentían al estar juntos.
- Vamos a preparar el desayuno? - sugirió Emma después de separarse, aún con una sonrisa en su rostro.
- Me parece bien - respondió Rindou, apartando las mantas mientras ambos se levantaban de la cama.
Bajaron juntos a la cocina, sintiéndose extrañamente cómodos en esta rutina matutina. Emma se adelantó, abriendo la nevera y sacando algunos ingredientes para preparar huevos y tostadas, mientras Rindou la ayudaba cortando algunos vegetales. El ambiente era ligero y lleno de risas, como si fueran una pareja de mucho tiempo.
- Nunca te imaginé cocinando - dijo Emma entre risas, observando cómo Rindou cortaba los ingredientes con destreza.
- Hay muchas cosas de mí que aún no conoces - respondió él, guiñándole un ojo.
Emma rió suavemente mientras ponía una sartén en el fuego. Todo parecía ir perfectamente, hasta que escucharon un ruido en la escalera. Ambos se giraron justo a tiempo para ver a Mikey bajar con una expresión adormilada en su rostro, frotándose los ojos mientras caminaba hacia la cocina.
- Buenos días, Mikey - dijo Emma, sonriendo como si nada fuera fuera de lo común.
Mikey, todavía con el cabello desordenado y en pijama, murmuró algo que sonaba a «buenos días», pero cuando sus ojos finalmente se enfocaron en la escena frente a él, se quedó congelado. Observó a Emma y a Rindou, notando la cercanía entre ellos, cómo se miraban y reían mientras cocinaban juntos.
Su cerebro, aún adormilado, tardó unos segundos en procesar lo que estaba viendo. Pero cuando lo hizo, una expresión de desconcierto apareció en su rostro. Qué hacía Rindou Haitani en la cocina de su casa, cocinando con su hermana? Las ideas comenzaron a formarse rápidamente en su mente, y la más obvia, y, para él, preocupante, era que algo mucho más íntimo había pasado entre ellos la noche anterior.
- Qué... qué hace uno de los Haitani aquí? - preguntó Mikey, tratando de sonar neutral, aunque el tono de su voz traicionaba el hecho de que algo le incomodaba.
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~ DESTINOS CRUZADOS ~ (Haitani x Emma)
RomansaEmma Sano ha vivido a la sombra de la pandilla de su hermano, pero guarda un secreto: está enamorada del mejor amigo de él. Sin embargo, cuando cree que sus sentimientos son correspondidos, descubre que él tiene novia y está esperando un hijo. Devas...