La noche en la ciudad se había vuelto más fría, y las luces de las farolas daban una sensación casi etérea mientras Emma caminaba de regreso a casa. Su mente aún revoloteaba entre la charla que había tenido con sus amigas y la realidad de lo que le esperaba al enfrentar sus sentimientos por Draken. Cada paso era más lento que el anterior, como si su propio cuerpo quisiera evitar llegar a su destino, como si estuviera al borde de algo que aún no estaba lista para enfrentar por completo.
Mientras caminaba por las calles estrechas de Shibuya, una figura alta y delgada se materializó en la esquina de su campo de visión. No pasó mucho tiempo antes de que se diera cuenta de que no estaba sola. A su lado, el sonido de pasos tranquilos y deliberados se hizo evidente, y al levantar la vista, Emma vio a dos figuras familiares: Ran y Rindou Haitani.
Ran, con su cabello largo y suelto cayendo despreocupadamente por un lado, caminaba con la misma calma altanera de siempre. Rindou, más silencioso y con una expresión casi ausente, seguía a su hermano con pasos sincronizados. Ambos vestían con sus habituales trajes oscuros, dándoles una apariencia imponente, como si fueran espectros que cruzaban la ciudad sin rumbo fijo.
Emma los miró de reojo. Los conocía lo suficiente por su asociación con la Toman, pero nunca había tenido una relación cercana con los hermanos Haitani. Sabía que eran respetados y temidos dentro de la banda, y su comportamiento impredecible siempre mantenía a los demás en alerta. Sin embargo, en ese momento, no tenía la energía para preocuparse por ellos. Simplemente no importaban, al menos no esa noche.
Ran fue el primero en notarla, y le dedicó una sonrisa perezosa, ladeando la cabeza ligeramente en su dirección.
— Emma, qué sorpresa verte por aquí a estas horas —dijo, su voz arrastrando las palabras con ese tono suave y despreocupado que siempre tenía.
Emma asintió en respuesta, sin detener su paso — Ran, Rindou — dijo con indiferencia, manteniendo su mirada al frente. No estaba de humor para charlas o intercambios innecesarios.
Rindou, que permanecía en silencio, observó a su hermano con una mirada cómplice, pero no dijo nada. Los Haitani eran expertos en leer las emociones de las personas, y seguramente podían notar que Emma no estaba dispuesta a interactuar más de lo necesario. Así que simplemente continuaron su camino en dirección opuesta, sin hacer más comentarios.
Por un momento, Emma sintió una pequeña punzada de curiosidad, preguntándose qué estarían haciendo los Haitani tan tarde por esas calles, pero rápidamente sacudió la cabeza. No importaba. Ellos siempre estaban envueltos en algún tipo de asunto turbio, y ahora mismo, sus problemas no eran su prioridad.
ᔓ♰ᔕ
De regreso en casa, el ambiente era sereno, casi solitario. Mikey no estaba en ese momento, probablemente entrenando o en alguna reunión de la Toman. Emma se sentía aliviada de tener la casa para ella sola. Necesitaba el espacio para pensar, para procesar lo que sus amigas le habían dicho.
Subió las escaleras lentamente, sus pasos resonando en el silencio de la casa. Cada sonido parecía amplificado, y cuando finalmente llegó a su habitación, cerró la puerta detrás de ella con un suave golpe. El cuarto estaba oscuro, pero no se molestó en encender las luces de inmediato. En lugar de eso, se acercó a la ventana y se sentó en el borde, mirando las luces de la ciudad a lo lejos.
Su mente volvía una y otra vez al mismo punto: Draken. No podía sacarlo de su cabeza, aunque quería. La imagen de él con Rina esa noche en la reunión de la Toman seguía grabada en su mente, como una cicatriz que no terminaba de sanar. Por qué le había hecho esto? Cómo pudo fingir que no sabía lo que ella sentía por él?
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~ DESTINOS CRUZADOS ~ (Haitani x Emma)
Storie d'amoreEmma Sano ha vivido a la sombra de la pandilla de su hermano, pero guarda un secreto: está enamorada del mejor amigo de él. Sin embargo, cuando cree que sus sentimientos son correspondidos, descubre que él tiene novia y está esperando un hijo. Devas...