XXIII. Confundida

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El rugido del motor de la moto de Mikey resonaba en las calles desiertas mientras él y Emma se dirigían a la casa Sano. El viento jugaba con el cabello de Emma, quien se aferraba a su hermano con fuerza. Aunque había pasado por momentos difíciles recientemente, estar de nuevo con Mikey le proporcionaba una sensación de seguridad inigualable. No importaba qué tan oscuras se volvieran las cosas, Mikey siempre estaba allí para protegerla.

Izana, Kakucho, Takemichi y Hinata habían tomado sus propios caminos al terminar la reunión. Izana había vuelto a su casa acompañado por Kakucho, mientras que Takemichi y Hinata habían decidido dar un paseo juntos para despejarse. Karen, quien había estado presente durante todo el caos reciente, también había regresado a su casa. Ahora, solo quedaban Mikey y Emma, compartiendo un silencio cómodo mientras se dirigían a casa.

El cielo ya empezaba a oscurecer, y las luces de las calles se encendían poco a poco, creando un resplandor cálido y suave que contrastaba con el fresco aire nocturno. A pesar de la calma que reinaba en el ambiente, ambos sabían que había temas importantes que debían discutirse, y el momento para hacerlo se acercaba.

Finalmente, después de varios minutos de trayecto, llegaron a la casa Sano. Mikey detuvo la moto frente a la entrada y apagó el motor. Emma bajó con cuidado y se estiró, aliviada de poder moverse libremente después del viaje. A pesar de su reciente recuperación, aún sentía algo de debilidad en el cuerpo, pero estaba agradecida de poder estar en casa.

Cuando se acercaron a la puerta, notaron algo inesperado: Hana y Saori estaban allí, sosteniendo un ramo de flores cada una. Ambas sonrieron al verlos llegar.

-Emma-san! -exclamó la pequeña Hana con entusiasmo, corriendo hacia ella y abrazándola con delicadeza para no lastimarla - Nos enteramos de que te dieron el alta y queríamos traerte estas flores -

Saori se unió al abrazo con una sonrisa cálida -Nos preocupamos mucho por ti, Emma. Nos alegra que estés bien -

Emma, visiblemente conmovida por el gesto de la pequeña Hana y su madre, aceptó las flores con una sonrisa radiante -Gracias, Hana-chan, Saori-san -

Mikey, quien observaba la escena en silencio, se sintió aliviado de ver a Emma rodeada de personas que la querían. Su hermana había pasado por momentos difíciles, pero ahora estaba rodeada de amor y apoyo, lo que le daba una sensación de tranquilidad.

-El abuelo está preparando la comida para todos - dijo Hana, señalando la puerta abierta- Dijo que quería que cenáramos juntos para celebrar tu regreso a casa -

Emma sonrió aún más - Me encanta la comida del abuelo. Vamos, no quiero hacerle esperar -

Los cuatro entraron en la casa, donde el aroma delicioso de la comida casera los envolvió de inmediato. El abuelo Mansaku, un hombre de apariencia sabia y tranquila, estaba en la cocina terminando los últimos detalles de la cena. Al ver a Emma, su rostro se iluminó.

-Emma, qué bueno tenerte de vuelta en casa -dijo con una sonrisa paternal- Espero que tengas hambre, porque he preparado tus platos favoritos -

-Claro que tengo hambre, abuelo! -respondió Emma con entusiasmo, acercándose a darle un abrazo.

Mientras el abuelo terminaba de preparar la comida, todos se sentaron alrededor de la mesa. La atmósfera era relajada y cálida, llena de risas y conversaciones amenas. Mikey, aunque normalmente era de pocas palabras, se sentía en paz al ver a su familia, compartiendo un momento tan significativo.

Después de un rato, el abuelo llevó los platos a la mesa, y la cena comenzó. El ambiente se llenó de conversaciones alegres, recordando momentos del pasado y disfrutando de la compañía. Emma, a pesar de su reciente experiencia traumática, parecía más animada de lo que había estado en días. Rodeada de personas que la querían, poco a poco empezaba a sentirse como ella misma otra vez.

~ DESTINOS CRUZADOS ~ (Haitani x Emma)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora