Un interés peculiar:
“No es que no tenga miedo, es que no puedo demostrarlo”.
—¿Quién eres tú?
El joven se presentó ante la sirvienta como el segundo príncipe Maegor Targaryen, hijo del conquistador y la reina guerrera Visenya Targaryen, su rostro iracundo demostró lo desquiciado que estaba bajo ese título.
«Este es mi fin», se lamentó.
Atrapada en la situación en la que ella misma se metió, lamentó su estupidez, es el príncipe al que todos los sirvientes temen cruzar, el hijo menor del rey Aegon. Evalys sudó frío quedando lo más quieta posible.
Entonces él giró con el cuchillo en su mano y se acercó, cada paso juguetón y con una intensidad que puso a Evalys inmensamente nerviosa.Evalys de la granja Dunkh no puede mostrar sus emociones, su rostro siempre está tieso, solo sus manos tiemblan de vez en cuando cuando está en una situación muy extrema como esta.
—¿Y si te sacó un ojo? —preguntó el príncipe, su rostro tenía hilos rojos de las salpicaduras.
El cuchillo cerca de su rostro la asustó, aún así no se movió del lugar, solo ladeó la cabeza para verlo a los ojos: «impresionantes», el tono profundo violáceo es un mar hermoso mezclado con la tormenta, agresivo pero atrapante.
Levantó su mano y con la punta de su dedo quitó el cuchillo que la amenazó, el joven príncipe que no pasaba de los quince años se mantuvo quieto pero dejó el toque apartar el filo, por un segundo ambos se miraron: él sorprendido por primera vez y ella sin expresión alguna.
—Perdoneme, mi príncipe por mi falta —soltó su voz siempre tan plana, como si mencionara algo sin importancia, se esforzó por cambiar de tono pero no lo logró, quería hablar suave y suplicar por su vida pero siempre le han dicho que sus peticiones parecieran órdenes.
—¡Ah! —jadeó el príncipe apretando el arma en la mano, sonrió abriendo sus ojos con diversión, Evalys creyó ver un demonio emerger del infierno, un hilo de sangre fluyó por entre los ojos tan profundos del joven príncipe.
Sabía que no debía intervenir, se habló del carácter de este niño imposible de tratar inclusive para su propio padre, su madre es mucho peor y no desea jamás pararse ante la reina Visenya, si es que puede hacerlo y esta no la manda a colgar de los tobillos primero, una sirvienta jamás puede ponerse ante un príncipe y mirarlo a la cara, sin embargo: «es hipnótico», ese rostro es tan aterrador en este momento.
—¡Ja! —Él dio un paso al costado y caminó creando un círculo en el cual la joven sirvienta es el centro—. ¡Ajaja!
La risa fue una melodía escalofriante, tuvo una corriente por la espalda advirtiendo del peligro inminente, de pronto la mano manchada de rojo del príncipe la sujetó por el cuello obligándola a arrodillarse, verlo desde abajo también es aterrador.
«Una fuerza bestial».
La cuchilla jugó en el aire apuntando a un ojo y luego al otro, Evalys no tenía una fuerza extraordinaria como la que presumió el príncipe así que solo le dio un toque en la muñeca pidiendo que la suelte.
—Mi príncipe, por favor... —suplicó, su tono tan seco como cortante, la mano del joven se ciñó con rudeza y “¡zash!”, sintió una cosa rápida cruzar por su clavícula hasta terminar en su mentón, tocó y vio sus dedos manchados con el rojo de su propia sangre.
Evalys creyó que este era su fin, él la cortará en pedazos y tirará los restos a los perros, no hay otra salida más que la muerte. El ave tirada hecha trizas ya no se movía, agonizó un buen rato antes de partir de este mundo a manos de un albino con terrible aura.
El animal está muerto, no hay nada más que se pueda salvar, lo lamentó en su corazón pero ahora tiene que huir ella también de las fauces del dragón.
—La próxima vez no será tan barato —Oyó la voz más calmada del príncipe y levantó la cabeza, lo pudo admirar jugando con la sangre en el cuchillo, probó su viscosidad y quedó aparentemente satisfecho —. El precio... no será tan barato —enfatizó.
«¿Me perdonó?», pasó por la cabeza de Evalys, no dudó y se inclinó dando las gracias con todo su sinceridad, caminó en reversa queriendo salir del lugar lo más rápido posible, es como si aún tuviera el cuchillo en el cuello.
“La bondad del príncipe es grande”, repitió varias veces con cada paso hasta salir del lugar, el joven príncipe solo se quedó mirando con algo gestándose en sus macabros ojos, un interés peculiar.
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La sirvienta del Príncipe Maegor (Maegor Targaryen)
Fanfiction"Si tan solo pudiera mostrarle todo mi enojo, mi príncipe... Realmente lo desprecio". La niña que nació con una maldición: El rostro congelado, no puede llorar o sonreír. Evalys Dunkh, una pequeña muchacha traída de las tierras del dominio para ser...