Todo por un jabón:
“Maegor-
El engaño es inaceptable, si me vuelves a hacer esto te colgare al frente de la fortaleza para que todos admiren a una puta mentirosa. No es lo mío perdonar, pero hoy, solo hoy, te perdono porque fue el mejor sexo de mi vida”.
El ambiente en el oscuro pasillo se sintió tenso, Evalys bajó su falda dejando cubierta su intimidad de la cual chorreó una gran cantidad de líquidos, cada que camina deja un rastro de semen mezclado con sangre.
Luego que le príncipe Maegor la haya atacado de aquella forma contra la pared, donde seguro algún que otro mirón los atrapó, solo se arregló sus ropas como si fuese lo más normal del mundo, ató con paciencia su cinturón el cual es la cabeza puntiaguda de un dragón.
Sacudió sus rodillas sucias por haberlas afirmado en la pared donde sacó brillo a las piedras por sus movimientos, tenía manchas de sangre en sus manos, cosa que no pareció importarle. En el costado del pasillo Evalys se puso su vestido de nuevo y ató los cordones de su frente, sus manos temblaron y él lo notó girando con interés.
—Ven aquí —la llamó con el dedo y Evalys dudó pero obedeció al final, el príncipe la sujetó por la cintura y estiró los cordones para apretarlos arreglando así su vestido.
No la soltó al instante, sino que enredó sus brazos por detrás para pegar su cabeza en el cuello expuesto, ella tenía marcas de dientes y unas manchas rojizas, Evalys sintió la nariz del príncipe recorrer su cuello al mismo tiempo que entre sus piernas fluía el semen como un chorro ya frío.
—Me gustó —reveló con un tono que no podía descifrar, ¿divertido, satisfecho, brulista? Hurgó en la herida del cuello como si fuese un perro y lamió con delicadeza, atento a las reacciones que pudiera tener Evalys.
«No sabe mi nombre».
En todo este tiempo él jamás le preguntó su nombre, la llamaba “tú”, pero no como persona sino como un objeto en su mano, lo puede cortar o romper, tirar o coger a su antojo. Solo un agujero de desfoge al cual follar hasta que se rompa.
—Es bueno que le haya gustado, mi príncipe —respondió Evalys con su habitual expresión, por primera vez agradeció poder ocultar de manera tan magnífica su miedo y desagrado.
Lo que no hizo mientras la penetraba sin piedad lo hizo ahora, con su mano giró el mentón de la joven para depositar un suave beso en sus labios.
El rumor se extendió al parecer y nadie quería cruzar por ese pasillo donde el príncipe estaba copulando con una sirvienta, ambos se quedaron solos.
—Iré a conocer a mi prometida mañana, serán varios días —informó con sus labios separados por escasos centímetros, pronto volvió a besar con delicadeza, pequeños toques para nada húmedos, solo una extraña y «estupida muestra de falso cariño».
—Le deseo suerte —respondió Evalys, su intimidad le dolía y su cuello también —. Espero y rezo que su prometida sea una luz brillante y hermosa que pueda hacerlo tan feliz —«y jamás vuelvas a verme a los ojos», que no toque ni su sombra.
Lo observó caminar alejándose hasta que se detuvo, como si recordará algo y volteó hacia la joven quien solo pensó: «Por favor, solo vete».
—Creo que esto es tuyo —Arrojó un objeto pequeño el cual rodó hasta los pies de Evalys, ella retrocedió sin querer tomar la flor de jabón tallada.
Él prestó atención a su reacción, supo de inmediato que era un prueba y con un pesar tremendo pateó la flor lejos, los ojos del príncipe se estrecharon.
—No es mío.
El príncipe Maegor se marchó sin decir otra palabra, solo giró y desapareció, tiene un largo camino hasta las tierras Hightower más si no puede usar un dragón para llegar. La amenaza está echada, ella es su amante y él la perdona hoy.
Todo el camino de regreso a su habitación lloró en silencio, de la única manera en la que puede hacerlo, mirando hacia el frente y con las lágrimas fluyendo por su rostro estoico, si las limpia es como si nada hubiera sucedido.
Cerró la puerta en se recostó en la cama cubriendose hasta la cabeza, no limpió lo que quedó dentro, solo podía pensar en cómo aquello había pasado, recién ahora se daba cuenta: «me tomó», por la fuerza lo hizo en un pasillo ante la mirada de más de uno, totalmente humillada solo quería olvidarse aunque sabe que si duerme soñara con ello.
Del otro lado del cuarto de servicio, una joven se reunió con Lilla, esta le entregó unas monedas por su colaboración.
—¡Ajaja! —soltó Lilla sin poder creerlo —. ¿Todo esto por un jabón?
La otra sirvienta, una muchacha de rizos negros y un rostro hermoso, solo asintió convencida.
—Pues ni funcionó, el príncipe está encaprichado con esa cara de muerta —comentó cizañosa Lilla —. En fin, ese no es mi asunto.
Lilla no tenía interés o ida de lo que pretendía hacer esta joven de rizos pero está segura que odia a Evalys por haber podido trepar a la cama del príncipe y ella misma no, con tal de conseguir más dinero a Lilla no le importa.
Dudó si de verdad Evalys era la amante del príncipe y estaba teniendo al mismo tiempo encuentros con el joven que hacía jabón, es ridículo pues ninguna mujer con un cerebro que funcione pondría en juego su cabeza por un acostón con un don nadie como ese Godfrey que huele a grasa, aunque debe admitir que tiene un buen físico, se dice que antes era herrero lo que le dio brazos gruesos y un torso marcado. Nunca lo vio, quizás deba hacerlo.
Lilla caminó por los pasillos cuando se encontró con Laysa quien la apartó del camino, ella le dijo si podía quedarse en su habitación por el momento pues al parecer algo había ocurrido con Evalys. Tragó en seco intentando no verse culpable y preguntó, las monedas en su bolsillo se sintieron pesadas.
—Al parecer el príncipe Maegor la atacó, vi sangre en el camino a la habitación y no quise entrar.
Lilla tuvo un mal presentimiento, sujetó las monedas por sobre la tela y parpadeó indecisa.
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Lilla no es mala, solo muy muy ambiciosa, realmente no quería lastimar a Evalys de esa forma, aunque lo hizo. Merece un castigo por traicionar a una amiga, la que no hizo nada ni bueno ni malo fue Laysa.
Por otra parte, Maegor es un hijo de ***" psicópata y lo peor es que se está encariñando con Evalys porque le parece divertida e interesante.
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La sirvienta del Príncipe Maegor (Maegor Targaryen)
Fanfiction"Si tan solo pudiera mostrarle todo mi enojo, mi príncipe... Realmente lo desprecio". La niña que nació con una maldición: El rostro congelado, no puede llorar o sonreír. Evalys Dunkh, una pequeña muchacha traída de las tierras del dominio para ser...