Evalys Dunkh huyó

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Evalys Dunkh huyó:



“No volveré, jamás pisaré esta ciudad de nuevo, no otra vez”.

El sol aún no salía, y ella no podía siquiera pestañear, por temor a que el príncipe tirano despierte y quiera una sexta ronda donde no podrá soportarlo y morderá su lengua para suicidarse. Ante ello él seguramente dará un: “¿No podías esperar a que termine?”, y tirará su cuerpo usado y sin vida a un lado.

No podía aguantar ni una vez más, tenía el cuerpo destrozado y un profundo dolor, él lastimó su intimidad como si fuese un juguete.

Lo vio dormido plácidamente en la cama y no pudo evitar pensar: «puedo matarlo ahora mismo». Él la humilló tantas veces, la ultrajó de las maneras y se reía mientras lo hacía. Vio el cinturón colgado en el respaldo de la cama, la sangre estaba seca y aún así olía a hierro.

Con cuidado bajó de la cama y se colocó una vieja capa cubriendo su cabello, dudó un segundo y tomó también el cinturón por alguna razón que no entendía, lo quería llevar consigo.
Él está exhausto, respira pesadamente y no se mueve o queja, solo así parece tan inofensivo, pero cuando está despierto no es más que un animal sin alma que merece lo peor.

Caminó por el pasillo con sigilo, no se llevó sus pertenencias, sus últimas monedas las gastó para trabajar en la cocina, tuvo que guardarlas para una emergencia como esta. Tocó la puerta del encargado y este abrió con una mala cara por la molestia tan temprano.

—¡¿Qué ocurrió?! —se horrorizó Want al verla ahí parada, su vestido bien puesto y su capucha no ocultó las heridas en su rostro o el aroma a sangre que emanó el cuerpo.

—Ayudame a salir de aquí, te lo suplico —habló clara, sus ojos mostraron más que vacío, está vez había una desición firme —. No soporto el trato del príncipe Maegor, es un monstruo, una bestia y me matará.

«Cuando se aburra me matará, no se puede confiar en una criatura como esa», por fin lo entendió, tenía que hacer esto desde que él puso sus ojos sobre ella en aquel banquete.
«Aún no es tarde para mí, puedo correr de su mano. Tiene apenas quince años, su influencia no es absoluta y no posee un dragón», si le teme es por su poder dentro del castillo, más allá solo puede buscar venganza encima de un caballo, realmente no cree que a él le importe si ella desaparece.

Es joven, se olvidará o solo puede ahogarse en su sed de venganza, sea como sea no llegará muy lejos sin un dragón, escuchó que ya está demasiado crecido para poder montar alguno y lo obtendrá en toda su vida. Evalys reza que así sea, y si lo hace entonces que sea un dragón pequeño y enfermizo, alguien como Maegor con el poder del fuego es una aberración que no merece ver la luz del día.

Want observó a los costados procurando que nadie esté cerca o haya oído tales palabras, metió a la chica a la habitación tocando sin querer la espalda donde traspaso el líquido de las lastimaduras abiertas.

—Dime —pidió el hombre invitándola a sentarse —. ¿Quién te hizo esto? ¿Fue el príncipe?

Evalys asintió, se quería sentar pero también la lastimó mucho ahí abajo y no quería manchar las sábanas, no le importó nada ni nadie más que ella misma, su vida es suya y no desea perderla.

“Vivió toda su vida en una granja y cuando fue a King's Landing quiso subirse a la cama del príncipe, acabó muerta por su ambición”, de seguro dirían, nadie recordará como dejó su cuerpo y alma en su labor, solo será una amante ambiciosa como una serpiente que fue aplastada.

Want lo pensó, había duda en sus ojos y un cierto temor, hasta que no pudo evitar seguir el atisbo de conciencia moral que le queda luego de años en el castillo: “Las carretas con suministros saldrán pronto, si corres las alcanzarás”, dijo el encargado, Evalys casi desparrama sus lágrimas.

—Se lo agradezco con todo mi corazón —lo dijo en tono plano aunque algo áspero, le dio un apretón al brazo de Want como si fuese un abrazo.

—También —Buscó entre sus pertenencias —, toma. No llegarás muy lejos sin dinero —le ofreció una bolsa de monedas, «sus ahorros», no sabe qué santo iluminó al encargado pero lo agradece con sinceridad.

Un tipo llamado “viejo Ebbe” es quien lleva las cebollas al norte, al parecer es una muestra de buena voluntad para con el guardian por su recién inaugurado invierno, comenzó a hacer frío y la ropa de Evalys es fina, aún así no se quejó, ya no le importa.

«Tal vez en el norte tenga mejor suerte», mientras se tenga vida hay esperanza, a sus diecisiete años todavía puede levantarse del pozo oscuro al que un jovencito la echó.

No se despidió de Laysa y Lilla, ni tampoco de Godfrey, solo reza que este último no intente buscarla ya que se topará con mil chismes que dejarán su imagen por los suelos, no le agrada que Godfrey se entere de su indecencia por más que ya lo sepa quizás.

La golfa del precoz príncipe Maegor subió detrás de la carreta y se acomodó antes que el sol saliera, a nadie le importó pues es solo una muchacha mancillada la cual ya cumplió su deber en el castillo.

King's Landing, un sueño que un cruel príncipe destrozó, está segura que hubiera llegado lejos tan solo si él jamás hubiera puesto sus ojos en ella.

—Espero que te hayas divertido mucho anoche, jamás volverás a poner algo sobre mí o dentro mío.

Reza, ora y súplica: Ojalá el príncipe Maegor obtenga su merecido.

El muchacho recostado en la cama ajeno de los deseos de su amante durmió plácido, había una sonrisa en su rostro y extendió su mano al costado, no hubo nada.

—¿Evalys? —preguntó adormilado, tanteó el lugar y no halló la figura de su amante —. ¿Se fue a lavar?

Es lo más posible, no le prestó atención y se echó a dormir de nuevo esperando que ella regrese, tal vez lo haga muy tarde y tengan que verse otro día, su padre debe estar furioso por no haber asistido a su propia cena anoche: acostarse con la sirvienta era más importante que verle la odiosa cara a su futura cuñada.

“¿Acaso al príncipe Maegor le dan miedo los dragones?”, no olvidará esa humillación, anoche estaba enojado y desbordado, todas las mujeres que lo rodeaban eran una pesadilla: Alyssa Velaryon, Ceryse Hightower, el imborrables fantasma de Rhaenys Targaryen y las mismas exigencias de su madre, aunque no odie a esta última.

Pero Evalys Dunkh era diferente, nunca pedía, nunca planeaba cosas a su espalda o lo usó para obtener algo a cambio, tampoco se mostró enamorada de él y eso le fascina, anoche se lo confesó, solo esperaba que ella lo haya escuchado. Cuando deba casarse con lady Hightower se llevará a la muchacha con él, la mantendrá un largo rato al lado suyo, nadie lo complace como ella lo hace.

Con las otras solo fornica, pero con Evalys... Está considerando una relación, una unión más real  y tal vez leal, y quizás, solo quizás: «la dejaré gestar a mis bastardos».

“Me encantas”, sin duda, es su favorita.

















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Aviso que voy a estar súper ocupada este mes y voy a actualizar día por medio, no se puede todos los días ni mataron ya.

Igual está historia es corta así que en 10 capítulos más ya se acaba.

La sirvienta del Príncipe Maegor (Maegor Targaryen) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora