Capítulo 14

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El Fuego de la Traición

La mansión Moretti se encontraba en un estado de tensa calma tras los recientes sucesos. Stefano, aunque aún recuperándose de su herida, mantenía un estricto control sobre el entorno, atento a cualquier señal de amenaza. Aurora, mientras tanto, lidiaba con la constante provocación de Lizeth, la hija de una empleada que había sido una espina constante en su costado.

Lizeth, enfadada por la falta de atención de Stefano y su fracaso en ganarse su favor, había decidido que si no podía tener lo que quería, al menos podría arruinarle la vida a Aurora. Aprovechando la oscuridad de la noche y la confusión de los preparativos para un evento, Lizeth se deslizó en la mansión con un plan en mente.

Aurora estaba en su habitación, preparándose para la velada. Había una sensación de nerviosismo en el aire, pero se esforzaba por mantener la calma. De repente, sintió una presencia extraña y se volvió hacia la puerta. Lizeth, con una expresión de odio en su rostro, entró sin previo aviso.

—Aurora —dijo Lizeth con voz fría—, parece que no has entendido que esta vida no es para ti. Stefano nunca te verá más allá de una posesión.

Aurora, cansada de las constantes provocaciones, trató de mantenerse firme.

—Lizeth, ya he tenido suficiente de tus juegos. ¿Qué es lo que quieres realmente?

Lizeth no respondió con palabras. En lugar de eso, sacó un frasco de líquido inflamable de su bolso. Aurora vio el brillo del líquido y sintió un escalofrío recorrer su espalda. Intentó retroceder, pero Lizeth fue más rápida. Con una risa cruel, comenzó a rociar el líquido por la habitación.

Aurora, aterrorizada, intentó alejarse, pero Lizeth se movió con determinación, su objetivo claro: destruir a Aurora. El líquido inflamable se derramó por el suelo y el aire se llenó de un olor a gasolina. Lizeth encendió un encendedor con una sonrisa perversa, y en un instante, la habitación se llenó de llamas.

El fuego se extendió rápidamente, consumiendo todo a su paso. Aurora gritó por ayuda, sus ojos llenos de terror mientras las llamas se acercaban. En medio del caos, Stefano, que había sentido que algo estaba mal, corrió hacia el cuarto de Aurora.

Al abrir la puerta, la intensidad del calor y las llamas lo golpearon. Su mirada se encontró con la de Aurora, llena de pánico y desesperación. Sin pensarlo dos veces, Stefano entró en la habitación, atravesando el fuego con determinación. Con un esfuerzo titánico, logró alcanzar a Aurora y la sacó de la habitación en llamas.

Lizeth, atrapada en el caos del fuego, trató de escapar, pero las llamas rápidamente la rodearon. Stefano, con Aurora a salvo, se volvió hacia Lizeth, quien estaba en medio de las llamas, su grito de terror ahogado por el rugido del fuego. La mirada de Stefano era implacable; no iba a permitir que Lizeth se saliera con la suya.

Stefano tomó un extintor de fuego cercano y, con una fuerza brutal, arrojó el contenido sobre Lizeth, pero el fuego ya había hecho su trabajo. Lizeth, envuelta en llamas, gritaba desesperadamente mientras el fuego consumía su cuerpo. La escena era brutal y desgarradora, una representación brutal de la traición y la ira.

Después del ataque, la mansión estaba en ruinas, pero las vidas de Stefano y Aurora estaban a salvo. Aurora, aunque aturdida y con algunas quemaduras menores, estaba fuera de peligro gracias a la rápida intervención de Stefano. La tragedia había dejado una marca indeleble en ambos, pero la supervivencia de Aurora y Stefano era un testimonio del deseo de Stefano de proteger lo que consideraba suyo.

Esa noche, en medio de la devastación, Stefano y Aurora se enfrentaron a una realidad nueva. La amenaza de Lizeth había sido eliminada de manera violenta, y la mansión estaba marcada por la destrucción. Aunque la paz había sido restaurada, la marca de la traición y la violencia perduraría en sus recuerdos.

Stefano y Aurora, aunque aún sacudidos por los eventos, comenzaron a reconstruir sus vidas. Aurora, a pesar del trauma, encontraba un extraño consuelo en el hecho de que Stefano estaba dispuesto a arriesgarlo todo por ella. La relación entre ambos, aunque complicada y cargada de emociones, había sido puesta a prueba de manera extrema.

Mientras la noche caía sobre la mansión destruida, Stefano y Aurora se encontraban en una encrucijada. La muerte de Lizeth había eliminado una amenaza, pero también había dejado cicatrices profundas. Con la ayuda de Nicol, quien había llegado para apoyar a Aurora, y el creciente vínculo entre Luca y Nicol, la reconstrucción de la vida en la mansión había comenzado.

El futuro era incierto, pero la supervivencia de Stefano y Aurora, junto con el compromiso de reconstruir lo que se había perdido, ofrecía una chispa de esperanza en medio de la oscuridad. La lucha por el poder y el control había dejado sus marcas, pero también había abierto un camino hacia una nueva forma de entender el amor y la lealtad en un mundo lleno de sombras y tradiciones

ENREDADOS EN LA OSCURIDAD Donde viven las historias. Descúbrelo ahora