Capítulo 10 Isaac y Yael

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Isaac había pasado meses deseando un milagro que lo liberara de su tormento, y como si su petición hubiera sido escuchada por Olorun, el dios en el que creía su madre, esa semana conoció a la persona que cambiaría su vida para siempre: Yael. El chico popular y problematico del curso , alquien a quien Isaac nunca hubiera imaginado como su salvador ni mucho menos como su maestro  .

Yael no solo tenía una apariencia distintiva; también era conocido por su actitud. Aunque podía haber utilizado su posición para intimidar a los demás, no lo hacía. O al menos no la mayoría del tiempo,  podía ser simpático  simpático, amigable, y rápidamente se ganó la admiración de todos, tanto de chicos como de chicas. Mientras que los demás chicos lo envidiaban, las chicas estaban fascinadas por él, así había sido desde que se había unido a la escuela la llama perpetua hace años .

Un viernes, durante la clase de religión, se organizó una actividad especial en la que los alumnos mayores asistirían a los cursos menores para ayudar a los profesores. Ese día,  Cristal, una de las mejores alumnas, entraron al salón de Isaac y  Sarah, quien había sido amiga de Cristal desde hacía tiempo, casi gritó de alegría al verla entrar.

El tema del día en clase de religión era la pasión de Cristo, en preparación para la Semana Santa. El maestro explicó con detalle los eventos de la última cena, el viacrucis y la crucifixión. Incluso proyectaron una película sobre Jesús, una representación tan gráfica que hizo que Sarah y Jazmín  se taparan  los ojos en varias ocasiones.

Al terminar las clases, Sarah y Jazmín tenían que quedarse en la escuela para una sesión de repaso de matemáticas con la psicopedagoga. Isaac, como de costumbre, decidió esperar en la biblioteca para acompañarla después. Para él, la biblioteca era un santuario de paz en medio del caos que vivía diariamente, un lugar donde podía perderse en los libros y olvidar sus problemas, al menos por un rato.

Sin embargo, ese día no estaría solo. Al entrar en la biblioteca, encontró a Yael sentado en una mesa, concentrado en la lectura de un libro. Isaac, nervioso por la presencia de alguien tan misterioso , intentó alejarse y sentarse en otra parte de la habitación, pero Yael lo llamó:

—Hola —dijo Yael, con una sonrisa—. ¿Isaac vincest verdad ? .

Isaac, sorprendido de que alguien como Yael le dirigiera la palabra despues de años de estar en la misma clase sin siquiera mirarse , respondió tímidamente:

—Si soy Isaac.

Empezaron a conversar, y Isaac se dio cuenta de que, a pesar de las diferencia notables entre ellos  , había algo en Yael que lo hacía sentirse cómodo. Hablaron sobre sus intereses, y finalmente Yael con una chispa de diversión en sus ojos, mencionó la clase de religión de ese día.

—¿Recuerdas la película que les pusieron hoy? —preguntó Yael, casi riéndose.

Isaac asintió, curioso por el tono de Yael.

—¿De verdad te gustó? —preguntó Yael, con un toque de incredulidad en su voz.

—Sí —respondió Isaac con firmeza.

—A mí me parece horrible —dijo Yael, después de una pausa.

Isaac lo miró, sorprendido. No entendía cómo alguien podría describir de esa manera una película sobre Jesús.

—¿Por qué lo dices? —preguntó, genuinamente curioso.

Yael sonrió y comenzó a explicar su punto de vista. Le habló sobre cómo la historia de Jesús a menudo se usaba para infundir culpa y miedo en lugar de enseñar sus verdaderas enseñanzas. Le habló de cómo, a lo largo de la historia, se había manipulado la religión para controlar a las personas, y cómo las ideas preconcebidas sobre la raza y la religión habían distorsionado el mensaje original de amor y compasión de Jesús.

Isaac escuchaba en silencio, tratando de comprender lo que Yael le decía. Sus palabras eran confusas y desafiaban todo lo que Isaac había aprendido, pero había algo en ellas que resonaba en su mente.

Finalmente, al darse cuenta de la hora, Isaac se disculpó y se dirigió a buscar a Sarah. Mientras caminaba hacia la salida de la escuela, no podía dejar de pensar en la conversación que había tenido con Yael. Por primera vez en meses, su mente no estaba ocupada por el miedo a Benjamín o las expectativas del Espíritu Santo. Yael había logrado hacerle olvidar, al menos por un momento, su dolor y confusión.

Sin saberlo, aquel día marcaría el comienzo de una relación  que cambiaría la vida de Isaac para siempre.

Si quieres puedes Volar ( Sarah , Isaac,  Yael  ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora