Capítulo 32 El primer Shabbat de Yael

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Yael caminaba lentamente hacia la casa de Cristal, sintiendo cada paso como una mezcla de anticipación y duda. Toda la semana había sentido una chispa de esperanza, no podía evitar cuestionar si estaba listo para enfrentarse a otro encuentro con la fe. Esta vez, sería una reunión de Shabbat, un espacio que combinaba tradiciones judías y cristianas, un reflejo de la vida familiar de Cristal.

Al llegar, notó que la puerta estaba abierta, como si lo estuvieran esperando. Entró con cautela, siendo recibido por el cálido sonido de risas y conversaciones. Cristal apareció desde la cocina, una sonrisa brillante iluminando su rostro.

-¡Yael, me alegra tanto que hayas venido! -dijo, mientras le hacía un gesto para que la siguiera.

Yael se sintió un poco más relajado, la familiaridad de Cristal lo reconfortaba. La sala de estar estaba decorada con sencillez, pero con detalles que reflejaban las raíces judías de la familia. El aroma del pan recién horneado llenaba el aire, un recordatorio tangible de la tradición que estaba por celebrarse.

Mientras avanzaba, su mirada se detuvo en una figura conocida: Sarah, la chica de cabello pelirrojo y ojos brillantes, que se destacaba en la pequeña multitud. Parecía feliz, con una sonrisa que Yael no recordaba haber visto antes en su rostro. Estaba rodeada de algunas personas , pero cuando lo vio, le dedicó una sonrisa amistosa y se acercó.

-Yael, qué sorpresa verte aquí -dijo Sarah, con un tono ligero pero sincero.

Yael sintió un nudo en el estómago. Sarah siempre había sido alguien que admiraba desde lejos, alguien que representaba todo lo que él nunca había sido: inocente, pura y llena de una alegría genuina.

-Sí, bueno, Cristal me invitó... pensé que no estaría mal venir -respondió, intentando sonar casual.

Sarah asintió, su expresión se volvió un poco más seria.

-Mis padres no están muy contentos con que venga aquí, ya sabes, por las diferencias religiosas y todo eso. Pero me gusta estar aquí. Es un lugar donde puedo ser yo misma, sin sentirme juzgada.

Yael la miró, sorprendido por su franqueza. No había considerado que alguien como Sarah, que siempre parecía tenerlo todo resuelto, también enfrentara sus propias luchas. Su revelación lo hizo reflexionar sobre sus propios problemas, sobre lo que realmente significaba buscar un espacio donde uno pudiera ser auténtico.

-Entiendo lo que dices... -murmuró Yael, mientras sus pensamientos divagaban. "Quizás no soy tan diferente de ella, después de todo", pensó.

La conversación quedó en pausa cuando el padre de Cristal, quien también lideraba las reuniones, los invitó a todos a sentarse para comenzar la lección de Raíces Hebreas. Yael tomó asiento junto a Sarah, sintiendo que su presencia era, de alguna manera, reconfortante.

A medida que la lección avanzaba, las palabras del padre de Cristal sobre la historia del pueblo judío y su conexión con la fe cristiana resonaban en la sala, pero no en la mente de Yael. Su atención estaba fija en Sarah, en cómo su rostro reflejaba una paz que él deseaba profundamente. No podía apartar la vista de ella, maravillado por su serenidad y la forma en que irradiaba una luz interna, una que él siempre había asociado con la pureza y la inocencia.

Mientras la clase continuaba, Yael se perdió en sus propios pensamientos, preguntándose si alguna vez podría alcanzar esa paz, si su camino hacia la redención podría llevarlo a un lugar similar al de Sarah. En ese momento, la clase no importaba; lo único que importaba era la sensación de estar cerca de alguien que encarnaba todo lo que él anhelaba.

Al final de la lección, cuando todos comenzaron a dispersarse para compartir la comida de Shabbat, Yael decidió que intentaría encontrar su propia paz, su propio lugar en el mundo, aunque no sabía exactamente cómo. Miró a Sarah una vez más, capturando su imagen en su mente como un recordatorio de que, a pesar de todo, aún había cosas puras y hermosas en el mundo, y tal vez, solo tal vez, si el lograba cambiar su forma de ser podria estar cerca de alguien como ella .

Si quieres puedes Volar ( Sarah , Isaac,  Yael  ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora