XVIII. Recuerdos

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Esa noche fue la más larga y agonizante de mi vida. Incluso cuando Max se levantó del sofá y dejó las fotos esparcidas sobre la mesa, no podía apartar la vista de ellas. Mi mente se negaba a aceptar lo que veía, como si la simple fuerza de mi incredulidad pudiera borrar las imágenes. Pero no lo hacía. Esas fotos estaban ahí, inmutables, y en ellas yo estaba disfrutando de algo que era imposible reconciliar con la persona que creía ser.

Las horas pasaron en un silencio aterrador, roto solo por el ocasional crujido de la casa en la oscuridad. Me senté en el borde de la cama, mirando fijamente la ventana, incapaz de cerrar los ojos. La idea de dormir era absurda. ¿Cómo podría dormir después de ver eso? Mi mente estaba atrapada en un ciclo de negación y horror, repitiendo las mismas preguntas una y otra vez. ¿Cómo podría haber hecho algo así? ¿Era posible que todo lo que sabía de mí mismo fuera una mentira? ¿Acaso Max me había manipulado, lavado el cerebro, o estaba diciendo la verdad?

Me aferré a la idea de que todo era una farsa, una elaborada mentira creada para manipularme. Pero cada vez que intentaba convencerme de eso, recordaba las imágenes en las fotos, esa expresión de deleite en mi rostro, la manera en que sostenía los instrumentos, y algo en mi interior se quebraba un poco más. Era como si mi mente estuviera luchando una guerra interna, entre lo que quería creer y lo que temía que fuera cierto.

Pasaron horas, aunque el tiempo dejó de tener sentido para mí. La noche transcurría lentamente, cada minuto estirándose hacia la eternidad. Escuchaba los ruidos habituales de la casa, el viento rozando las ventanas, el crujido de la madera en los suelos. Pero no había consuelo en esos sonidos, solo un silencio inquietante que me hacía sentir aún más solo y asustado.

Max dormía a mi lado, o al menos eso parecía. Su respiración era lenta y profunda, como si nada en el mundo lo perturbara. No podía entender cómo podía dormir tan tranquilo, como si lo que me había mostrado no tuviera importancia alguna. Pero esa era la naturaleza de Max, ¿no? Nada lo alteraba, siempre tan seguro de sí mismo, tan imperturbable. Y esa seguridad, esa calma, ahora me aterrorizaba.

En las noches siguientes, la situación no mejoró. Cada vez que cerraba los ojos, las imágenes volvían a mi mente, cada detalle más nítido y perturbador que el anterior. No había escape, ni siquiera en la oscuridad de mis párpados. Me quedaba despierto, sentado en la cama o paseando por la casa, buscando algo, cualquier cosa que pudiera distraerme o darle sentido a lo que había visto. Pero no había nada. Solo esas imágenes, esos recuerdos que se negaban a alinearse con lo que creía saber.

Durante el día, intentaba mantener la fachada de normalidad, pero mi mente siempre estaba en otro lugar, perdida en ese caos interno. Cada vez que Max me hablaba, cada vez que me tocaba, sentía una mezcla de repulsión y miedo. Pero también había una parte de mí que todavía quería confiar en él, que quería aferrarse a la idea de que había una explicación, algo que pudiera justificar lo que había visto.

Buscaba en los rincones de la casa, en los armarios, en los cajones, cualquier cosa que pudiera demostrar que esas fotos no eran reales, que todo era una mentira. Pero no encontraba nada. Cada objeto, cada detalle en la casa, parecía normal, inofensivo, y eso solo hacía que la situación fuera aún más desconcertante.

Las noches seguían siendo una tortura. Mi mente no me daba tregua, repitiendo una y otra vez las mismas preguntas, las mismas dudas. No había descanso, no había paz. Solo la constante sensación de que algo estaba terriblemente mal, y que, sin importar cuánto lo intentara, no podía hacer que desapareciera.

Cada mañana, me levantaba de la cama sintiéndome más agotado que la noche anterior, con los ojos hundidos y las manos temblorosas. Max parecía no notar mi deterioro, o si lo hacía, no mostraba ninguna preocupación. Su indiferencia solo profundizaba mi miedo. ¿Era esta la vida que me esperaba? ¿Una existencia llena de dudas, de terror, de preguntas sin respuesta?

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