En el último año de universidad, la vida de Nikolai Gogol parecía un desfile interminable de fiestas, logros y miradas admirativas por ser tan conocido y popular en todos lados.
Era el centro de atención en cada evento, el chico cuya sonrisa ilumina...
Frente al espejo me veía envuelto en una macabra y teatral vestimenta que había elegido para Halloween y la fiesta que se iba a celebrar en casa de Mikael
El disfraz de payaso que encontré en el centro comercial la semana pasada con Fyodor fue simplemente maravilloso, era como si ese disfraz llevará mi nombre y por supuesto que me lo compré
La camisa blanca con volantes exagerados, el chaleco blanco y negro con botones, los pantalones sueltos de rayos y por supuesto la máscara de media cara que me cubría un ojo y un baston negro
Mi capa ondeaba ligeramente con cada movimiento, una capa que parecía tener vida propia, y con el último toque que fue el sombrero para completar mi atuendo sonreí a mi mismo
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El espejo reflejaba una imagen de mi mismo que es como si en otra vida la hubiera usado, no era solo un disfraz, era el disfraz que iba a disfrutar está noche como un niño pequeño.
Me giré hacia la cama donde dos-kun estaba sentado leyendo un libro con esa calma característica que ya me había acostumbrado a ver, y sonreí
Sabía que a él no le interesaban las fiestas ni nada pero había estado toda la semana intentando convencerla de que viniera, en vano por supuesto
-¿Estás seguro de que no quieres acompañar a este pobre payaso?.- pregunté haciendo una reverencia graciosa aunque me ponía triste que no viniera.
Fyodor levantó la vista de su libro lentamente, sus ojos neutros y fríos se posaron en mi y aunque cualquiera pensara que me miraba con frialdad yo estaba acostumbrado a detrás de eso ver cierta calidez en sus ojos
Era una de las cosas que me atraía de él, esa impenetrabilidad que siempre me permitía solo a mi ver más allá, y eso me hacía muy feliz.
-Sabes que no me gustan las fiestas, Kolya, la de Dazai fue la excepción y sabes el porqué.- su voz era suave, dejó el libro a un lado con movimientos preciosos y calculados
Suspiré, dándole la espalda al espejo mientras me acercaba a la ventana y ya podía ver las calles ya iluminadas y decoradas con calabazas, arañas y lo típico de Halloween
-Ya lo sé...- murmure casi resignado, sabía que no era alguien que disfrutara ni de lejos las multitudes ni festividades ruidosas.
Aún así una parte de mi había esperado que tal vez, solo tal vez, pudiera convencerlo de hacer algo distinto o que al menos me acompañará.
Me giré hacia el apoyándome en el bastón intentando captar su atención con mi mirada, bueno mitad, porque ya tenía la mascara puesta.
-Pero aún así dos-kun podrías intentarlo, es solo una noche y no tienes que quedarte todo el tiempo.- volví a intentar aunque sabía que haría oídos sordos
Fyodor me miró con esos ojos penetrantes carmesí que tanto me gustaban, pero no dijo nada al principio y el silencio se alargó.
Vi que en su mirada había algo que me hizo dudar pero también otra que no quería ceder
