19. Un ejercito liderado

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Definitivamente, todos le agarraron respeto al rey con debido derecho

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Definitivamente, todos le agarraron respeto al rey con debido derecho. El chico leía todas las peticiones de los pueblerinos y trabajaba en cambiar lo que estaba mal, hasta le comenzaron a querer más que a los reyes anteriores. Aunque Leonidas Buhajeruk no fuera un desgraciado como su hijo, no era tan atento a su pueblo y bueno, no hacía falta decir la razón del por qué no querían tanto a Iván Buhajeruk.

Era de esos días donde Alexias salía del castillo para ir a ver qué se necesitaba en los campos de arroz y los huertos. Vestía un pantalón, su camisa pomposa hecha por su madre y unas botas, su cabello estaba atado y no temía en usar sus manos para trabajar con la tierra. A su lado estaba Sebastián cubriéndole con una sombrilla para que no le diera el sol, en su otra mano sujetaba el velo de su rey que se quitó por el calor y la incomodes. Habían otras personas trabajando con él en el huerto pero no le miraban, podría estar sin tapar su rostro. Alexis disfrutaba de hacer estos trabajos, le gustaba mucho pasar tiempo ayudando a su gente y en sus tiempos libres iba a cabalgar acompañado de guardias y su instructor y amigo, Roberto.

El ruido de alguien acercándose hizo que alzara la mirada, era un guardia y tres sirvientes personales que trabajaban por debajo de el sirviente personal específicamente para el rey.

Sebastián tomó el abanico de mano que guardaba para su rey y se lo dió rápidamente, Alexis no dudó en abrirlo y cubrir su rostro.

"¿Sucede algo?" Preguntó el pelinegro viendo como le hacían reverencia.

"Su alteza, tenemos noticias."

[...]

Alexis no dudó en correr al escuchar la noticia de la pronta llegada de su rey. Tuvo el tiempo suficiente para bañarse, quiso verse y oler perfectamente para él, no podría esperarlo con tierra en su ropa y sudando.

Tan pronto terminó salió de sus aposentos vestido, peinado y oliendo a vanilla. Con sus delicadas manos agarró su vestido y corrió tanto como sus zapatos con tacón le permitieron.

"¡Su majestad, se hará daño!" Gritó aquel sirviente personal de rey tratando de seguirle el paso, era impresionante lo rápido que corría con tacón.

Bajando las escaleras empujó a uno que otro guardia. Debía verlo, nadie se iba a imponer en su camino. Tan pronto llegó a la sala con la gran puerta no dudó ni un segundo en seguir corriendo.

"¡Abran la puerta!" Ordenó Sebastián a los guardias nada más llegar, sus ojos seguían en Alexis, que no dejaba de correr.

Una vez las puertas comenzaron a ser abiertas Alexis tomó la primera oportunidad que vió y pasó por estas, fue entonces que vió a lo lejos como llegaba el ejercito.. y en frente, lideraba su rey.

Iván vió de lejos aquel elegante chico corriendo con sus ojos puestos en él. No pensó dos veces antes de bajarse de su caballo, quitarse parte de su armadura y extender los brazos, esa fue señal que hizo que Alexis corriera lo más rápido que pudo haciendo que la tela que cubría su rostro y cabeza saliera volando. Fue cuestión de segundos para que el cuerpo de Alexis se abrazara al cuerpo de su rey con fuerza. El joven rey cerró los ojos abrazando con fuerza el cuerpo de ese chico que temblaba en sus brazos, todo bajo la mirada de todo un ejercito y otros.

"¡¿Qué están haciendo?!" Exclamó Sebastián mirando a todas las personas presentes una vez llegó corriendo. "¡Denle privacidad a su alteza!" Ordenó y todos los guardias se dieron la vuelta para no mirar.

"Te prometí que volvería con la victoria." Le susurró Iván a Alexis aferrado a su cuello.

"Me bastaba con que volviera vivo..." respondió igualmente en un susurro con lagrimas en sus ojos.

Sin pensarlo y con sus manos heridas Iván lo cargó para caminar con firmeza, era obvio que Alexis se dejó.

[...]

Toda la armadura y la vestimenta cayó al suelo revelando miles de heridas, muchas sangre y moretones. Alexis se llevó las manos a sus labios entre asustado y sorprendido, estaba muy mal, hasta las heridas más peligrosas estaban cocidas de una forma no tan segura, otras fueron selladas con fuego, parecía ser que era lo mejor que se pudo hacer en el momento de desesperación y guerra.

Doctores lo atendieron frente a sus ojos viendo su desnudez, limpiaron todo y tardaron lo que tuvieron que tardar con tal de dejarlo perfecto. Una vez todo ese desastre de sangre y gritos de dolor terminaron Sebastián le ayudó a que se sentara en su tina con agua tibia. Se notó la relajación en el rostro de Iván, como si el dolor se fuera.

"Fue un viaje demasiado largo." Murmuró el antiguo rey dejándose limpiar por su sirviente mientras su prometido miraba. "De ida y de vuelta fueron como... Casi seis días." Contó con los ojos cerrados.

"Eso... Si la ida y vuelta fueron casi una semana..." Alexis comenzó a hablar haciendo cuentas. "La guerra duró casi dos semanas."

"Te volviste bueno en las matemáticas, ¿mm?"

La orgullosa sonrisa en el rostro del rey hizo que el de greñas sonriera tímido a la vez que asentía. Se notaba el ambiente distinto y no era algo malo, pero un poco incómodo para Sebastián, sentía que estaba de más.

"Sebastián." Llamó Iván haciendo que el moreno le mirara sin dejar de limpiarle.

"¿Sí, señor?"

"¿Algo relevante que deba saber?" La pregunta hizo que el chico se detuviera haciendo que abriera los ojos extrañado. "¿Sebastián?"

"Algo, sí, su majestad." Dijo algo serio.

"¿Qué esperas? Dime qué es."

El moreno miró a Alexis, luego a Iván. Ese gesto fue suficiente para que el rey supiera lo que le decía indirectamente.

"Alexis, retírate." Ordenó el rey sin mirar a su prometido.

"Pero..."

"Es una orden."

El chico se sintió mal, no quería irse, no quería ser tratado como si volviera a ser nada. Sus ceño se frunció y no calló.

"No." Soltó. "También soy el rey, si debe decirle algo, me quedaré a escuchar."

"No eres nada si así yo lo deseo." Iván le volteó a ver. "Yo soy el rey de sangre y no eres más que un campesino mesero de una taberna si lo decido." Alexis abrió los ojos enormemente al escucharle, ese era el tirano al que alguna vez conoció. "Ahora, retírate."

Con sus mejillas rojas y sus ojos llorosos se levantó de su banquito para salir del cuarto de baño. Se sentía triste, molesto y con ganas de tirarse a chillar en su cama.

Mientras, tras la puerta Sebastián le hablaba a su rey con un tema que le hizo fruncir el ceño. Hasta quiso levantarse a tomar cartas en el asunto. Apenas llegaba y ya estaba dispuesto en hacerles recordar quien era el rey legítimo en esas tierras.

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Heartless tyrant [Spreeckity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora